¡Abrazos Gratis!

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Espero que les guste~

-¡Tío Bruno!- el mencionado se detuvo, volteándose y sonriendo ligeramente al ver a su sobrino más joven corriendo hacia él, con una gran sonrisa en su rostro y un papel abrazado a su pecho, su leopardo siguiéndolo de cerca.

-Hey, chico- saludo cuando el niño se detuvo a su lado, contento de verlo. -¿Necesitas algo?- pregunto con curiosidad.

-¿Puedes sostener esto, por favor?- Antonio le extendió el papel que tenía entre sus manos, mostrando una sonrisa de pura emoción. Bruno no lo entendió, el papel parecía estar en blanco y tenia el presentimiento de estar a punto de ser parte de una broma pero confiaba en el pequeño inocente, quien no hacia nada si eso significaba burlarse de alguien.

-Claro- acepto el papel y lo sostuvo a la altura de su pecho, viendo la sonrisa del menor agrandarse. -¿Así?- se cercioro de estar haciéndolo bien.

-¡Perfecto!- asintió, satisfecho. -¡Mirabel!- llamo con un grito y justo entonces, la chica apareció, acercándose a paso lento.

-¿Estas bien, Toñito?- lo miro con curiosidad ante el grito.

-¡Mira!- señalo hacia su tío, quien se sobresalto y se quedo lo más quieto posible, los ojos de ella enfocándose en él.

-Oh...- parpadeo y se alejo, desapareciendo de sus vistas pero volviendo a los pocos segundos, trotando, con sus hermanas y primos siguiéndola de cerca. Tenia una gran sonrisa en su rostro, abriendo los brazos mientras se acercaba al mayor. -¡Abrazo!- Bruno tropezó ligeramente cuando su sobrina choco contra él, soltando el papel por la sorpresa, quejándose cuando sus brazos los rodearon y le dieron un fuerte apretón antes de aflojar el agarre pero sin soltarlo.

-Con más cariño a este viejo cuerpo, mariposa- suspiro con cariño, relajándose. Los toques físicos de cualquier tipo era nuevos para él pero se estaba adaptando o por lo menos, se estaba acostumbrando lo suficiente para recibir abrazos.

-No eres viejo~- tarareo ella, divertida.

-¡Abrazo!- y de repente, Bruno estaba en medio de todas sus sobrinas, apresado entre todos sus brazos y siendo ligeramente aplastado. Detrás de Mirabel estaban Isabela y Dolores, colado en su costado de alguna manera estaba Camilo y detrás de Bruno estaba Luisa, rodeándolos a todos ellos con sus grandes brazos. El mayor sintió como Antonio se abrazaba a su pierna, logrando pasar de alguna manera para llegar a él. Suspiro ligeramente, divertidos, sintiendo el agarre de todos a su alrededor apretándose ligeramente. Se sentía algo encerrado y apretado, no muy acostumbrado aun a los abrazos, pero se sentía sorprendentemente confortado y cómodo. Se aferro a sus sobrinos como pudo y se permitió disfrutar del gesto, contento de haber vuelto y poder disfrutar de momentos como esos.

En el suelo, olvidado por el momento, estaba el papel, mostrando las palabras "¡Abrazos Gratis!" escrito con letras grandes y coloridas.

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