Cara a cara con el Emperador

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En este momento, lo que Luz estaba viendo una vez que había recuperado el control de su cuerpo, era como el cuerpo de Eda flotaba a la vez que era cubierto por una especie de aura roja.

Con lo que alcanzaba a ver, la chica se percataba de que el cuerpo de su mentora cada vez se empezaba a hacer mas pequeño a la vez que las plumas se empezaban a desintegrar.

Pero, lo que mas le sorprendió es, que así como estaba regresando su cuerpo a la normalidad, la gema que tenia en la zona del pecho pasaba de ser totalmente oscura a poco a poco empezar a recuperar su color dorado.

-¿Pero que rayos? -pregunto Luz no entendiendo como es que lo estaba viendo era posible.

Sin embargo, sus pensamientos se disiparon al percatarse de que el aura que rodeaba a su mentora se termino desvaneciendo para dejar ver a Eda de regreso a la normalidad, dejaba de levitar hasta que termina cayendo suavemente al piso.

-¡Eda! -exclamo Luz a la vez que comenzaba a correr directo hacia su mentora.

Una vez que termina de correr, la chica agarra entre sus brazos a Eda quien estaba con los ojos cerrados y la respiración algo agitada. Poco a poco la mujer empieza a abrir los ojos y lo primero que ve es a su alumna.

-L-Luz. -dijo Eda apenas y siendo capaz de hablar.

-Todo estará bien, te lo prometo. -dijo Luz a la vez que esbozaba una leve sonrisa.

Dicha sonrisa le acabo siendo contagiada a la mujer, quien debido al agotamiento termino cayendo rendida ante los brazos de Morfeo.

En ese momento, Lilith entra con su bastón a la mano y se percata de aquella escena.

-Así que, ¿si lo lograste? -pregunto Lilith logrando así atraer la atención de la chica.

-Si, esta agotada hay que sacara de aquí ya. -dijo Luz a la vez que comenzaba a levantarse mientras intentaba cargar el cuerpo inconsciente de su mentora.

Lilith solamente atino a asentir con la cabeza peor en ese momento las dos sienten como algo las tomaban por los tobillos dejándolas en el suelo y la puerta se termina cerrando de golpe.

-¡¿Pero que?! -exclamo Luz sin saber que es lo que estaba pasando.

En ese momento, una enorme llamarada de fuego rojiza hace acto de presencia  y al momento en el que se desvanece deja al descubierto a una enorme e imponente figura.

Era el emperador Belos.

-Vaya, vaya, y pensar que eras de mis mejores reclutas Lilith, tantos planes que tenia para ti. -dijo Belos a la vez que veía a la mencionada para luego voltear a ver a la chica. -Y en cuanto a ti, debo decir que ya ansiaba poder hablar contigo frente a frente... Luz Noceda. -termino de decir haciendo que la mencionada abra sus ojos como platos.

-Lamento sonar grosera pero no tengo nada que hablar con usted... su majestad. -dijo Luz viendo al hombre directamente a la vez que le hablaba con un tono de voz desafiante.

-Reconozco que tienes agallas para hablarme de ese modo niña, pero no debes de verme como el enemigo porque no lo soy. -dijo Belos a la vez que alzaba una de sus manos en señal de que no buscaba pelear.

-¿Porque debería de creerte? -pregunto Luz quien, a pesar de verse firme por fuera, por dentro se sentía demasiado nerviosa.

-Se que con lo que tu mentora te habrá hablado de mi creerás que odio a los brujos salvajes, pero la verdad es que no los odio. -dijo Belos quien hablaba con un tono monótono. -Solo que no me parece el modo en el que desperdician sus dones, como lo ha hecho la Dama Búho hasta ahora. -termino de decir a la vez que ponía sus manos atrás de su espalda.

The Owl House: La Bestia InteriorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora