NEVER LOOK BACK #10

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Había pasado mucho tiempo desde que Jennie daba un paseo por las aceras de asfalto de la ciudad de Nueva York.

Jennie se había permitido voluntariamente encerrarse dentro de la gran casa. La dicha sexual que secundó la decisión de Lisa de ponerle el collar superó su deseo de comunicarse con el mundo exterior.

La morena se había estado preguntado desde el día en que firmó su contrato cómo se sentiría pertenecer a Lisa, oficialmente. Y ahora ya lo hacía.

Con el cierre del collar, todo cambió. De repente ya no era Señora, era Lisa. El sentimiento de su conexión la atravesó profundamente y la hizo sentirse abrumada por la felicidad.

Jennie se preguntaba qué pasaría ahora.

Habían pasado un par de semanas, y Jennie aún no había visto a Lisa para discutir sobre las nuevas... formalidades de tener el collar. La rubia había vuelto a estar ocupada con los inversores y su negocio, por lo que su tiempo juntas había estado muy limitado.

Sin embargo, había pequeños detalles que empezaron a volverse más significativos.

Ahora, la mayoría de las veces Jennie pasaba la mañana con Lisa y mantenía una breve conversación con ella, mientras le ofrecía el desayuno o una taza de café. Lisa incluso le decía que tuviese un buen día y le tocaba el brazo o el hombro mientras salía por la puerta.

A Jennie le encantó.

Se había tomado su tiempo mientras Lisa estaba encerrada en su oficina para investigar un poco en su propia computadora portátil.

Jennie tenía mucha curiosidad por saber por qué estaba tan obsesionada con el collar y por qué se sentía extrañamente apegada a la idea de ser una sumisa a tiempo completo. Se preguntaba por qué de repente fue envuelta por la sensación de plenitud cuando el collar estaba alrededor de su cuello. Era como si... todo finalmente tuviera sentido.

Internet le dijo que se había sumergido en su papel de sumisa. Su cuerpo y su cerebro se habían alineado uno con el otro y aparentemente habían llegado a la conclusión de que su propósito era pertenecer a Lisa.

Jennie pensaba en Lisa constantemente. Pensaba en la rubia estando dentro suyo. Pensaba en servirla. La morena estaba loca por la idea de tener el collar puesto todo el tiempo, de ser proclamada propiedad de Lisa.

Jennie se preguntó si eso era inusual. A pesar de las cavilaciones del siempre confiable Internet, se preguntó si era normal que una sumisa estuviera tan conectada a su papel.

Ella se sentía viva cuando se trataba de cualquier tipo de contacto con Lisa, y la falta de instrucciones solo la instó a rescindirse, especialmente después de cruzar a un territorio completamente nuevo con Lisa. Ella estaba definitivamente muriendo.

Necesitaba pautas; necesitaba a su Señ- a Lisa, para que le dijera cómo proseguir.

Ella estaba lista para servirla.

Y, sin embargo, todavía sentía la presión sobre ella, porque seguía siendo tan inexperta. Aunque Lisa creía que Jennie podría y sería la mejor sumisa que jamás haya entrado en su vida... todavía estaba nerviosa, asustada.

En este punto, la idea de decepcionar a Lisa después de ser considerada tan especial la aterrorizaba.

Jennie siempre había tenido miedo de cometer errores y siempre había deseado demasiado.

Era la receta perfecta para el desastre.

Aclarando su cabeza de sus tumultuosos pensamientos, la morena caminó a través de la multitud de nativos de Nueva York y turistas. Comprobando la hora en su antiguo teléfono, pensó en buscar un café. No podía tardar demasiado tiempo porque tenía que llegar a tiempo a su destino.

Cherished Affliction (Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora