If I can do it, I"ll give it to you

183 10 0
                                    

Día 5: Locura

Volkov había quedado impresionado por Horacio desde el primer momento, su alegría y pasión sabía expresarlas de manera excelente en el ballet y su manera de ser no se quedaba fuera. La simple esencia del moreno le maravillaba, de ser por él estaría dentro de las ocho maravillas del mundo, y aún después de dos años de relación a su lado seguía pensando lo mismo. Seguía pensando lo mismo a pesar de que en este momento estaba entre la vida y la muerte.

El constante pitido de la máquina ya había sido eliminado hace varias horas por su cerebro, oyendo únicamente como el menor le contaba una de las tantas anécdotas que otras veces le había contado, pero nunca se cansaría de escucharlo. Su morena piel yacía pálida sobre la camilla, sus labios estaban agrietados y las ojeras eran prominentes. Pero para sus ojos seguía siendo perfecto, siempre lo sería. Acariciaba suavemente su mano, puede que actualmente la voz de su pareja a penas y era audible, pero siempre sería su sonido favorito junto a su risa, risa que escuchaba en contadas veces desde que la enfermedad del menor había empeorado considerablemente. Los doctores creían que por ser una persona joven tendría más tiempo para esperar un donante, estando demasiado abajo en la lista. Pero al parecer el destino no pensaba lo mismo, y el decaimiento de su salud ocurrió más rápido de lo pensado, a tal punto de que si no encontraban un donante durante ese día, lo más probable era que no pasara la noche.

- Vik... deberías ir a casa, es tu cumpleaños, voy a estar bien. - Habló apenado el castaño, observando como el contrario negaba lentamente mientras dejaba un suave beso en el dorso de su mano.

- Prefiero estar contigo, es el único regalo que quiero.

- Pues vaya mierda de regalo, te llegó defectuoso - intentó bromear el de orbes bicolor, no le gustaba ver a su pareja triste por algo que consideraba su culpa, así que varias veces bromeaba sobre su enfermedad, recibiendo siempre un reproche, tal como ahora.

- No eres defectuoso, no vuelvas a decir eso.

- Pues dile eso a alguien que no se esté envenenando a si mismo....Anda ve con Alek, no pienso permitir que pases la madrugada de tu cumpleaños en un hospital, se supone que a esta hora te llaman tus amigos o te envían mensajes a la hora justa.

- No te preocupes, Greco y Jack ya me enviaron mensajes, y únicamente quiero comerme una donut y estar junto a ti. Deberías descansar, debes guardar fuerzas para la operación. - Comentó suavemente, empezando a hacerle mimos en el cabello, sabiendo que eso lo tranquilizaba en demasía.

- ¿Encontraron un donante? - preguntó mirándolo con ilusión. Cosa que rompió a Volkov, ya que hasta el momento no habían noticias de nada, y que las probabilidades de encontrar un donante en unas horas era casi nula. No quería mentirle, pero tampoco quería que estuviera desanimado o triste. Por lo que con una sonrisa asintió.

- Sí Horacio, ya llegó uno, cuando despiertes tendrás riñones nuevos y un apuesto novio esperando a tu lado. - Viktor sentía el nudo en su garganta ir incrementando poco a poco, incluso al ver la pequeña sonrisa en el rostro de su amado.

- Nunca te llamas a ti mismo apuesto, aunque lo eres - le correspondió la sonrisa y le dejó un pequeño beso en la coronilla.

- Me lo dijiste tanto que al final me convenciste - y al escuchar la minúscula risa del castaño supo que su pequeño plan de hacerlo feliz había salido bien.

- Te tardaste mucho.... - El silencio inundó el lugar, el ruso creyó que se había quedado dormido pero aún así siguió con las caricias. Se dió cuenta que aún no caía al mundo de los sueños cuando sintió nuevamente aquellos pares de ojos mirándole con miedo, mirada a la cuál tristemente se había acostumbrado estos últimos días. - Vik...no quiero dormir.

Volkacio Loving MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora