Red light, write to me

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Día 18: Rojo

Comunicarse de esa manera se había convertido en una costumbre desde que ambos tenían diez años; cuando Horacio no sabía lenguaje de señas como para entender a Viktor y este le intentaba decir algo. Ambos eran vecinos, aún lo son; y sus habitaciones se encuentran frente a frente, teniendo solamente dos metros de distancia entre ambas ventanas, ventanas que habían visto con el pasar de los años los miles de carteles que ambos chicos se mostraban, y presenciado como sus miradas cambiaban a no ser solamente de amistad. Horacio había creado dicho método cuando habían castigado al ruso y no le permitieron salir a jugar con él; no sabía como llamarle la atención, por lo que las luces led que tenía las encendió, dejándolas en el color rojo. Solo necesitó un minuto para que el niño de hebras platinadas se asomara por la ventana con curiosidad; siendo recibido con un Horacio escribiendo algo en un cuaderno, enseñándolo prontamente, "Hola" se leía en este. Vikor sonrió, comprendiendo lo que quería hacer agarró igualmente un cuaderno, empezando ambos a charlar mediante mensajes. Volkov era mudo de nacimiento, cosa que dificultó la comunicación entre ambos niños al principio, ya que Horacio no entendía todas las señas que mostraba, empezando a comprender algunas con el tiempo y aprendiendo poco a poco a entenderlo completamente. Podrían haber acabado con su técnica de comunicación por la ventana una vez ambos tuvieron sus propios celulares. Pero a pesar de eso su pequeña costumbre nunca se perdió; estando siempre ahí cuando la luz roja aparecía en cualquiera de las dos habitaciones, charlando y dándose consejos mediante hojas escritas. Ambos tenían decenas de cuadernos llenos de oraciones, frases o caritas, siendo esto básicamente la historia de su amistad, estando resguardada en una caja guardada en sus armarios; no pensaban desechar esas hojas. Muchas veces se hablaban sin razón alguna, cuando simplemente estaban aburridos o querían solamente ver al contrario, estando hasta altas horas de la madrugada hablando de todo y nada a la vez.

Ya habían pasado seis años desde que hacían lo mismo, y tres desde que Horacio empezó a sentirse distinto a su lado; era diferente a cuando estaba con otros amigos o su hermana, le quería de una manera especial. Le costó varios meses aceptar que le gustaba, románticamente hablando, pero decidió dejar el sentimiento a un lado y continuar con su amistad. Eso le había servido durante treinta y seis meses, pero ya sentía que si no conseguía exteriorizar ese sentimiento iba a explotar, y prefería decirlo de una manera tranquila a una entre gritos y movimientos de brazos y manos exagerados. Por lo que luego de meditarlo unos días se decidió, le iba a decir. Agarró el control remoto de las luces led, dejándolas en el color rojo. Tomó el cuaderno y lápiz que había en su mesita de noche y se sentó frente a la ventana, esperando que la luz del otro lado de la cerca se tornara del mismo color, indicando que ya había notado su petición. Sólo un par de segundos fueron necesarios para que eso sucediera, teniendo a Viktor frente suyo en menos de un minuto; Horacio le mostró una pequeña sonrisa y se dedicó a escribir. "Necesito contarte algo", sentía como todo en su interior se revolvía, sus mejillas se empezaban a tornar rojas y las mariposas en su estómago parecían que tenían una puta fiesta dentro suyo. "Te escucho" fue lo que respondió Volkov, quien se encontraba extrañado por la nerviosa actitud del contrario. Horacio escribió esa frase "Me gustas", pero no se la mostró al instante, se quedó un minuto observándola para luego alzar la vista a Viktor, quien le miraba expectante, el mismo que al notar que le observaba no tardó en escribir "¿Estás bien?". Horacio simplemente asintió, volviendo la vista a la hoja, relamió sus labios y con manos temblorosas se lo mostró. Al principio evadió por completo la mirada, pero a los segundos la curiosidad por la reacción que pudo tener le ganó, alzando nuevamente la vista hacia el frente; pero únicamente alcanzó a ver como el ruso salía de su campo de visión. Genial, lo había arruinado. Finalmente bajó el cuaderno, dejándolo sobre sus piernas con el nudo en su garganta empezando a hacerle presión. Sabía que era una mala idea ¿Por qué lo hizo? Pestañeo, dejando caer una lágrima sobre el papel; pero no alcanzaron a caer más cuando todo a su alrededor se tornó de un rojo mucho más intenso. Con extrañeza alzó la vista, comprendiendo el hecho al ver qué Viktor había vuelto y subido la intensidad de la luz, probablemente para llamar su atención. Vió como Volkov alzaba un papel plegado a la altura de su pecho, empezando a desdoblarlo hasta tenerlo completo; se quedó un par de minutos mirándolo, antes de voltearlo y enseñarselo. "Me gustas" se alcanzaba a leer, con sorpresa alzó aún más la vista, encontrándose con la suave sonrisa del ruso acompañada de un movimiento de mano "Te quiero". Una pequeña risa se le escapó, respondiendo de igual manera con sus manos, "Yo también te quiero".

Volkacio Loving MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora