Volkacio Loving Month

The changes

Día 23: Antes y después

(Continuación de "Back to home")

A partir de ese día la vida de Horacio dió un giro de ciento ochenta grados. Las personas a las que él llamó padres durante la mitad de su vida acabaron en prisión por secuestro y trato de un menor de edad, las noticias se llenaron de reportajes y descubrió que su caso era mucho más conocido de lo que él creía. Fue difícil, su mente seguía sin procesarlo todo y le costó un poco acostumbrarse a su nueva familia, con la que debió haber crecido. Las sesiones con la psicóloga eran cada viernes y durante la primera semana debió ser internado en un hospital para descartar posibles daños hechos durante esos años y ser interrogado por la policía. Fue mucho para un simple adolescente de dieciséis, y pensó que ya había pasado lo peor, pero estaba equivocado; aún quedaba la escuela.

— ¿Entonces veníamos aquí luego de clases? — Iban camino al instituto, aprovechando pasar por ese parque como un intento por parte de Volkov para que Horacio recordara algo.

— Mhm, solíamos trepar el árbol de por allá, una vez te quedaste atrapado y debieron llamar a los bomberos — recordó con gracia la manera en que había entrado en pánico y no sabía qué hacer, intentando calmar el llanto del menor mientras buscaba algún adulto por el alrededor.

— Mi rodilla se había atorado entre dos ramas…creí que iban a cortarme la pierna para poder sacarme — sonrió, feliz de haber recordado algo. O así fue hasta que la inseguridad le rodeó, volteando a ver al mayor. — Fue así ¿No? — Pero se calmó al instante al ganarse el asentimiento del alfa, quien se encontraba igual o más feliz por el hecho de que recordara algo.

— No te volviste a subir ahí por meses, sólo lo hiciste hasta que cortaron una de las ramas porque al parecer más niños se quedaron atrapados en el mismo lugar. — Continuaron hablando, contándole más momentos o señalando lugares especiales, tal como el lago en el que "pescaban" hojas con unas ramitas, que ahora habían convertido en una fuente, o la cría de un gatito con el cual jugaban, quien lamentablemente había fallecido hace unos años. El transcurso fue tranquilo, consiguiendo algunos recuerdos como también sin conseguirlo, pero estaba avanzando rápido y eso generaba alegría en ambos chicos. Pero el abrupto freno que hizo el ruso antes de ingresar al instituto extrañó al moreno.

— ¿Qué pasa? — la respuesta no la consiguió de inmediato, simplemente fue abrazado por el mayor y sintiendo como liberaba sus feromonas. — Eh…¿Estás bien?

— Ahí dentro están como putos locos con la noticia…te van a llenar de preguntas y algunos harán malas bromas o sacarán conclusiones erróneas…. — se alejó luego de unos segundos, satisfecho con haber conseguido exitosamente impregnar su aroma en el contrario. — Tal vez así no sean tan molestos… — Revolvió el cabello del menor, mostrándole una sonrisa antes de retomar su rumbo.

— No creo que sea tan malo.

Estaba equivocado, y lo supo a los segundos de ingresar al lugar. Sentía las miradas sobre él y cualquier murmullo le hacía pensar que hablaban de su persona. Volkov estaba tenso a su lado, tomándole la mano y caminando de manera rápida hacia el salón, tal vez intentaba ocultarlo de la situación, pero no era posible. Es que solo había que pensarlo un poco, el chico que había desaparecido durante ocho años había aparecido, y estaba vivo y en perfectas condiciones ¿Cómo no hablar de él o tener curiosidad de lo que había vivido? Tal y como el ruso predijo las preguntas no tardaron en llegar, personas que nunca antes en su vida había visto se le acercaban como si fueran mejores amigos y hacían preguntas muy personales para su gusto, ni siquiera le daba tiempo a responder algo cuando Viktor les hablaba de manera fría y cortante para que se alejaran lo antes posible. Fueron los minutos más raros e incómodos de su vida, o por lo menos lo que recordaba. Le sorprendió que el vago plan del mayor sirvió de alguna manera, ya que la gente que se le acercaba era en mayoría betas u omegas, y los alfas cuando lo intentaban simplemente les bastaba sentir el aroma y la amenazante mirada de Volkov para dar la vuelta y observar de lejos.

Creía que lo peor ya había pasado cuando finalmente llegaron al aula, que podrían estar tranquilos y bromear de lo recién sucedido, pero simplemente bastó escuchar el "Debe ser una broma" por parte de Volkov para saber que esto aún no se detenía.

— Pero vamos a ver ¡Viktor! Eres todo un casanova, conseguiste al omega en menos de un día, si hasta parece una garrapata contigo y te dejó que impregnaras tu aroma. La verdad no te teníamos fé — Recibió un pequeño golpe en el hombro. Simplemente quería morirse o golpearlos, cualquiera de las dos le servía, inclinándose más por la segunda al ver la extrañada mirada del de cresta.

— ¿Vik, qué están diciendo? — Le preguntó en un susurro.

— Déjalos, son imbéciles. — respondió de igual manera, volteando a verlos al instante. — ¿Podrías no hablar sobre él de una manera tan despectiva? Y yo no "conseguí al omega" él no es un objeto y tú no tienes por qué estar opinando de él o de mí. Ahora deja de molestar y lárgate.

— Uy, despertamos bravas eh, y no te hagas el machito frente al omega que todos sabemos que no lo eres, solamente te lo dejamos porque queríamos verte humillado, si no, créeme que se lo hubiéramos dejado a Brown.

— ¿Ese feo? — Iba a responder pero Horacio le ganó, provocando que tuviera que aguantarse la risa ante su repentina respuesta. — Si me van a utilizar como mínimo encuentrenme a alguien mejor, que ese parece vomito que se lo comieron y volvieron a vomitar. — El rostro de Kevin nunca se le iba a olvidar, era todo un poema y definitivamente uno de sus favoritos. Pero la diversión se acabó cuando vió la manera en la que se acercaba a Horacio.

— ¿Qué dijiste omega estupi- — O bueno, creyó que se le iba a acabar antes de ver la patada en la entrepierna que le proporcionó el de cresta y como ahora mismo se estaba retorciendo en el piso. La risa no la pudo contener más, viendo como el pelinegro se ponía de pié a duras penas y se marchaba mientras maldecía a lo bajo.

— Aparcao, se queda sin hijos. — Horacio veía entretenido el rostro de alegría que mantenía el ruso. — ¿Qué? ¿Nunca les hiciste frente?

— La verdad nunca tuve la necesidad, sólo los ignoraba, pero esto… eso fue genial. Lo tenía merecido hace años.

— Bueno, si sigue igual de gilipollaz se ganará más. Y tuu, ahora tienes un amigo popular así que hazme la tarea. — Volkov simplemente negó lentamente, esbozando una sonrisa.

— Ni veinte minutos y ya se te subió la fama, increíble.

— Trabaja, ser inferior. — El moreno subió sus piernas sobre los muslos del mayor, en una pose completamente relajada.

— No, tú no eres popular, tú lo que eres es un vago, flojo.

— ¿Eso crees? — Un asentimiento como respuesta. — Bien, pues me voy a hablar con las chicas que nos están acosando desde la puerta. — Y mientras Horacio bajaba sus piernas, Volkov volteó hacia el portal del aula, confirmando que efectivamente había un grupo de chicas observándolos y cuchicheando entre ellas.

— Oh no, no, no, no, ven aquí. — Alcanzó a tomarlo de la muñeca antes de que avanzara más y poder sentarlo devuelta a la silla. — Que esas de ahí son más falsas que la descencia de Kevin.

— Celoso, que eres un celoso. — Bromeó el de orbes bicolor, sonriendo al ver la pequeña sonrisa que se formaba en los labios contrarios.

— No soy celoso, te pro-te-jo, de esta sociedad clasista y aprovechadora, agradeceme.

— Lo hago si después de clases me compras un helado, pero tiene que ser de-

— Café — Interrumpió, ganándose el asintimiento del moreno, sus gustos no cambiaron mucho durante el tiempo. Las cosas cambiaron, muchas cosas son distintas entre el antes y el después, ambos ya no eran niños que simplemente se dedicaban a jugar y correr entre ellos, pero seguían siendo casi lo mismo para el contrario, a pesar del tiempo aún estaba esa conexión irrompible, esa que ambos sabían nunca cambiaría a pesar de los años o la distancia.