Let yourself go

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Día 26: Dulce y delicado

(Es la 3ra parte de "The destiny in the wedding" aún así se puede leer aparte 💖)
(Aviso de contenido +18)

Tenían la casa únicamente para ellos, para ellos y nadie más, incluso los tinys estaban fuera ya que pidieron quedarse con Charlotte para preparar el pastel de cumpleaños que se celebraría el día de mañana para Horacio, así que se encontraban completamente solos en el hogar del mayor. ¿Y qué es lo mejor que se puede hacer teniendo una casa sola? Exacto, comer lo que quieran mientras ven películas o escuchan música a un volumen para nada recomendado, cantandolas en caso de Horacio. Y eso era justamente lo que habían hecho, compraron pollo frito del KFC que comieron mientras fingían estar en una pasarela de modas, narrando entre risas el conjunto de ropa que llevaban puesto mientras reproducían música por los parlantes que habían saqueado del cuarto de Aleksandra. Fue así hasta que se dieron cuenta del desorden y caos de ropa que había esparcido por todo la habitación de Volkov, así que sin ganas de desordenar más, como de ordenar, simplemente cocinaron palomitas y se acomodaron en la cama para ver una película.

Horacio había dejado de prestarle atención hace varios minutos, desviándola únicamente hacia el adonis que tenía a un lado suyo, admiraba su perfil perfecto y la manera en la que algunos mechones rebeldes caían sobre su rostro, mismo que le llamaba a acariciarlo delicadamente y esparcir besos por toda la extensión. Pero no era todo lo que quería hacer, su mente no desenfocaba al brazo que lo rodeaba firmemente o la manera en la que cada cuanto fruncía el ceño debido a la película. Y es que hace varios días, o más bien meses, tenía la misma duda rondando por su mente, ¿Cómo sería hacer el amor con él? Era algo que ya habían hablado, algo que habían intentado en reiteradas ocasiones, pero siempre por alguna razón no subían la escala o debían detenerse, tal vez por el miedo o inseguridad, si no era uno era el otro, y ambos lo entendían perfectamente, así que simplemente se detenían, arreglaban su problema por separado y después seguían tranquilamente con lo que estaban haciendo, pidiendo disculpas por cortar el momento y cerrando el tema con dulces e inocentes besos.

Ya llevaban seis meses de relación y a lo máximo que habían llegado era estar ambos en ropa interior, y no era algo que le molestara, incluso él mismo había pedido detener la acción algunas veces debido a la incertidumbre que le provocaba el nunca haber hecho eso antes y no saber si sería tan increíble como lo decían o si le dolería más que disfrutarlo. Pero cuando evitaba pensar en eso se encontraba con el otro lado, el de las fantasías que su cerebro generaba, imaginando mil escenarios distintos en el que los únicos sentimientos presentes eran el amor y el placer. El imaginar entregarse completamente en alma y cuerpo con la persona que amaba, disfrutando de la satisfacción que solamente él le podía dar al igual que él mismo entregar.

Hundido en esos pensamientos se removió en su lugar, pegándose aún más al cuerpo del ruso y escondiendo el rostro en su cuello, inhalando el aroma de la colonia que portaba fundiéndose con el de su olor natural, creando un perfume que según él era completamente perfecto y adictivo. Dejó un pequeño beso en el lugar, fue un roce casi imperceptible pero ahí estaba, siguió dejando otros más, ¿Con qué objetivo? No lo sabía con certeza, tal vez quería llamar su atención o simplemente deleitarse de esa zona, fuera cual fuera la razón estaba consiguiendo lo que quería, escuchando un casi insonoro suspiro por parte del mayor.

— H, ¿Qué estás haciendo? — No le respondió al instante, simplemente siguió dejando pequeños besos por el lugar mientras analizaba si decirle lo que quería sería lo correcto, decidiendo luego de unos segundos su respuesta, subió un poco el nivel del roce.

— Vik…quiero hacerlo. — Estaba seguro, sentía que esta vez no se arrepentiría a mitad de camino, pero no sabía si Volkov sentía lo mismo, por lo que dejó los besos durante unos segundos para mirarlo a los ojos, quería demostrarle de que estaba hablando en serio y no sólo era un calentón debido a las hormonas — que también podría ser probable — pero quería hacer ese paso de intimidad, confiar en la otra persona en un momento totalmente privado y especial. No quería sexo o simplemente follar, él quería hacer el amor, ver el deseo y dulzura estando en perfecta armonía en la mirada de su amado mientras lo hacía, tomar su mano en el acto y fundirse en sus besos, sí, él quería hacer el amor.

Volkacio Loving MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora