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Serena y Scott aun no estaban despiertos, pero él tenía los ojos como platos mirando a su alrededor. Estaban en una casucha grande de madera, la cual estaba envuelta de velas negras encendidas, y ellos encadenados en tres cruces diferentes. Tanto a Scott como a él les faltaba la camiseta, pero a Serena... llevaba las piernas blancas desnudas y se le veía todas las runas que tenía pintadas en su piel. Le dolían las manos, las muñecas, y los tobillos los que tenía atados con grandes cuerdas a la madera de la cruz. Dean pestañeó y los ojos se hicieron a la luz.

- ¿Dónde demonios estamos?

Una sombra salió de aquellas paredes marrones. Un hombre rubio de ojos negros apareció de las sombras. Miraba detenidamente al chico.

- Hace poco eras mi nieto político.

Dean no sonrió, hizo un mueca de dolor al oír las palabras ya que le dolían más que incluso las propias cuerdas que le sujetaban.

- Nunca sería tu nieto... al igual que Serena no se considera realmente tu nieta. Ella es nieta de Luke.

Los ojos del hombre brillaron de ira.

- Luke, Luke, Luke... Un parabatai decepcionante. Podría haber muerto cuando se lo dije, pero no... tenía que seguir vivo y casarse con mi Jocelyn.

Se acercó más al chico hasta notar la respiración de Valentine en su rostro y oler su podrido aliento. Apartó su cara de él y cerro los ojos ante la mirada de presión del abuelo de su amiga.

- Los Parabatai no son decepcionantes, son sus actos y aquellos errores que han cometido; Luke no cometió ningún error salvo el de enamorarse.

- ¿Qué vas a saber tú de lo que es ser un parabatai? Nunca tuviste uno, no sabes lo que significa.

- Puede que Dean no tenga a aquel guerrero que da la vida por él de alguna forma mística, pero si que tiene a alguien que daría la vida por él, y no sólo sus padres. - La voz de Serena iba alzandose hasta acabar siendo gritos.

- Niña estúpida. - Gritó otra voz femenina. - Tú nunca daría la vida por este nefilim idiota.

- Daría más que la vida por él... Si él me dejará, claro. - Dijo esta con ira en su voz.

Lilith estaba en la puerta donde minutos atrás había estado Valentine mirando a Dean con grandes ojos. Serena estaba mirando a su alrededor con cólera en sus ojos, mientras pensaba en como podían salir de allí, pero... lo veía dificil. Dean miraba a su amiga con los ojos abiertos de par en par mientras pensaba en el momento en que había cortado con la chica en la biblioteca.

- ¿Por qué quieres cortar conmigo? - Preguntó la chica sentada en una de las sillas que recorrían la mesa.

- Ser... no eres tú...

- No, soy yo ¿no? - Dijo esta entre risas.

- Si Serena, aunque no lo creas es eso. No se como explicartelo, pero es que en resumen ya no siento lo mismo por ti... además está Scott que ha entrado en nuestras vidas de repente de una manera más profunda, y ahora nos conoce Serena, ahora sabe cuales son las debilidades de cada uno de nosotros, y sabe que la mía eres tú... pero que yo no soy la tuya, si no que es él, y la suya eres tú. - Explicó Dean con las lágrimas en los ojos.

Serena se había quedado blanca, pálida como el mármol con las manos encima de su regazo como puños. Sus ojos se estaban llenando de lágrimas como las que contenía Dean, pero ella las mostraba y las expresaba porque sabía que no las podría ocultar por más tiempo.

- No tengo nada con Scott... No sé ni yo cuales son mis debilidades, y eso lo sabes. - La chica estaba desesperada. - Dean... yo... sé que he estado preocupada por nuestro amigo, pero eso es todo, no hay más, tú eres la persona que quiero... nunca he querido a nadie más.

Cazadores de Sombras: Ciudad del Infierno InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora