II

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Al oir las palabras de Jace, tanto Simon como Izzie se quedaron helados. Ella sintió a su hermano mayor detrás de ella cuando ponía sus manos encima de sus hombros en señal de consuelo.

- ¿Qué coño has querido decir con que tenemos que ir al instituto de nuestros hijos? - Inquirió Izzie totalmente nerviosa.

Jace y Clary se miraban entre ellos sin decir palabra, ambos estaban nerviosos, tanto como sus amigos. Pensar en que las muertes de Nueva York estaban ocurriendo justo en el colegio mundano donde estudiaban sus hijos, les ponía la piel de gallina.

- Mejor que vayamos tirando, la purpurina de mi pelo no aguantará mucho tiempo más. - Comentó Magnus que estaba situado al lado de su chico totalmente en tranquilidad.

Los cinco asintieron y empezaron a caminar en dirección al instituto. Por el camino, tanto Izzie como Clary, se quedaban en medio de la calle, paradas, mirandose entre si, como si pudieran leer sus mentes y buscando una respuesta coherente a la actividad demoniaca del lugar. Simon, Alec y Jace iban al frente de todo con la mirada serena mirando al edificio que se elevaba antes ellos. Magnus había desaparecido, pero nadie se percató de ello ya que era algo que solía hacer cuando estaban en alguna misión secreta como esta. Simon sacó de su bolsillo una de las fotos de los muertos, miró a su chica y ambos se dirigieron al pequeño lugar donde habían encontrado el cuerpo. Alec cogió otra foto y se dirgió hacia el lado trasero del instituto mundano y en la oscuridad se pudo distinguir la silueta de un hombre al que Alec besó. Magnus. Jace se quedó mirando a la pareja a la vez que su chica se quedaba inmóvil en frente del edificio.

- Vengo muchas mañanas a traer a Serena y a Dean pensando que los dejo en un buen lugar... pero ahora, con la oscuridad de la noche... no me parece un buen refugio para nuestros hijos.

Jace se colocó junto a ella, la cogió de la mano y la arrastró hacia dentro abriendo las puertas con una sola patada, rompiendo las cadenas que la sujetaban por dentro.

- Existen las runas de apertura, ¿lo sabías? - Dijo Clary al ver el acto de Jace.

- Si, pero es más divertido así.

Clary puso los ojos en blanco y en ese instante, en el que ambos giraron su mirada en dirección al interior lo vieron claro. El pasillo de la entrada estaba llena de sangre, sangre que brillaba con luz propia, sangre de un ser mágico... Sangre de hada.

*  *  *

- ¿Que coño ha pasado aquí? - Preguntó Serena al entrar por una de las ventana que daban a uno de los laboratios del instituto.

Dean y Serena estaban plantados en el laboratorio, mirando como estaba la clase de destruida. Libros por el suelo, probetas rotas, tanto en el suelo como por las mesas, productos quimicos por toda la clase. Armarios abiertos de par en par, con las puertas rotas. La puerta de clase arrancada.

- Sere... Mira esto. - Dijo Dean alarmado al ver una de las mesas.

Serena se acercó a la mesa, era la suya, la conocia muy bien estaba pintada y llena de runas hechas a bolígrafo, pero en un lado había una runa que no conocía, una runa hecha con sangre.

- ¿Qué significa esto? - Le preguntó al chico que tenía justo al lado.

- No lo sé Sere, pero deberiamos salir de aquí e investigar por otras clases.

Ella asintió con la cabeza, pero su mirada seguía fija en esa runa desconocida. No recordaba haberla visto en el libro gris ni en ningún otro lugar o libro que tuvieran en el Instituto. Dean la sacó de la clase arrastrando y empezaron a correr por los pasillos mientras veían clases destrozadas, taquillas hechas trizas y sangre de hada por las paredes. Esa misma mañana, ambos habían estado allí mirando esas mismas pareces en buen estado, besandose al lado de los baños.

- ¿Y si paramos de investigar un poco y nos dedicamos un rato a nosotros? - Inquirió Dean con una sonrisa picarona.

- Dean Lightwood, deja de pensar en eso durante un momento porfavor.

Dean puso cara de pocos amigos antes de oir un grito que les torturo las orejas.

- ¿Que coño ha ocurrido?

*  *  *

- Simon. ¿que ha sido eso? - Preguntó Izzie alarmada.

- Ha sido un grito, creo que de un chico. - Comentó Simon mirando hacía arriba.

Ambos se miraron y empezaron a correr en dirección al grito que habían oido.

- ¡Izzie! ¡Simon! - Gritaron Jace y Clary al verlos correr por el pasillo. - ¿También lo habeis oído?

Asintieron, y empezaron a correr los cuatro juntos, hasta que llegaron al último piso, a la terraza. Abrieron la puerta y vieron que estaba llena de mundanos.

- ¿Mundanos? - Preguntó Magnus que acaba de aparecer junto a Alec por la puerta.

- ¿Qué demonios está pasando? - Preguntó Alec al ver que la terraza hasta llena de mundanos.

En ese instante la multitud empezó a abrirse, como dejando un pasillo y allí en medio había una muchacha, de pelo negro y largo con los ojos oscuros y de silueta sexy. Jace, Clary y Simon se quedaron perplejos al verla, al reconocerla.

- Vaya, el vampiro ahora está envuelto en runas y ya no lleva la marca de Caín. - Dijo aquella voz que irritaba sus oidos.

La mirada de ella estaba clavada en ellos, sin expresión que mostrar.

- Lilith. - Dijo Jace.

- Tú.

La demonio señaló con la mirada a los muchahos y la multitud de mundanos se dirigieron a ellos con la finalidad de acabar con esos seis.

- Lilith, ¿que quieres? - Dijo Magnus rompiendo el silencio. - ¿Qué hace aquí?

- Magnus Bane... El brujo que acabó enamorandose de un cazador... que patetico.

- Te he hecho una pregunta.

Los ojos del brujo estaban clavados en ella, como cuchillos apunto de ser lanzados.

- ¿Tengo que tener algún motivo para estar aquí?

- Tú nunca haces nada sin ningún motivo. - Dijo Clary que se estaba empezando a enfadar y agarraba su estela con todas sus fuerzas.

Jace estaba a punto de lanzar uno de sus cuchillos serafines hacia la chica demonio cuando se abrío la puerta de la terraza.

- ¡Dean Lightwood! - Gritó Izzie al ver a su hijo con la ropa de lucha.

- ¡Serena Herondale! - Gritó Clary.

Los dos muchachos se miraron entre ellos.

- Hola. - Dijeron al unisono.

- Veo que el ex vampiro y la cazadora tuvieron un hijo, muy guapo por cierto... Y los hermanos tuvieron una hija, Valentine estaría tan orgulloso de vosotros, habeis criado a la mejor cazadora de la nueva generación.

Los dos pequeños estaban observando a la chica de piel palida.

- Mi nombre es Lilith.

Se quedaron perplejos, pero entonces ella habló.

- La chica demonio.

- ¿Serena? - Sonó una voz masculina a lo lejos medio ahogada.

La chica pudo oír esa voz masculina tan familiar para ella. La gente se fue apartando hasta poder ver a un chico que estaba encadenado a una cruz, herido, con ojos brillantes y con expresión dolorida. Serena se sobresaltó al ver al muchacho ahí encadenado. Dean le sujetó la mano al ver su intentó de correr hasta él.

- Scott.

Cazadores de Sombras: Ciudad del Infierno InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora