- Tenemos que ayudarle. - Le susurro Serena a su chico.
- No podemos...
Ambos miraban a su alrededor. Sus padres estaban delante de ellos con los cuchillos serafines en las manos, y Izzie con el latigo. Magnus estaba justo detrás de ellos mientras los mundanos controlados por Lilith se les acercaban poco a poco para poder atacarlos. Serena podía ver a Scott a lo lejos, jadeando de dolor y con sangtre por toda su piel mientras el dominio se paseaba por su lado con un cuchillo en la mano. Ella sabía que debían actuar y rapido, si no, el chico estaría en el lado oscuro. Dean, por su parte, tenía miedo de como su chica podía reaccionar ante aquel echo. Los dos estaban nerviosos no sabían como actuar.
- Chicos ¿si os acerco hasta allí, podreír desatar al chico? - Preguntó Magnus mirando directamente a Lilith.
Ambos se miraron. Asintieron.
- Yo distraigo a Lilith mientras vosotros sacais al mundano de allí y lo llevais a un lugar seguro.
Jace, que estaba justo delante de su hija, escuchó el plan. No podía permitir que su niña hiciera eso, pero no podía dejar a los demás tirados en plena batalla. No podían matar a los mundanos, tan solo los evitaban o les golpeaban sin herirles demasiado. Ellos existían para proteger a aquellos seres desagradecidos, pero al fina y al cabo los nefilims tenían sangre de mundanos. El muchacho miro en dirección a Magnus con cara desencajada y preocupación, era su pequeña la que iba a salvar al crío irritante que estaba encadenado a la cruz. Veía a la pequeña Clary cuando se conocieron, pero sabía que su Serena, sangre de su sangre, estaba preparada para ello, podía con eso y más, su sangre era Herondale, estaba preparada.
- Que no les pase nada. - Articuló él en dirección al brujo.
- Tranquilo.
Serena miró a su padre, reconoció su expresión. Si se enteraba su madre de lo que iban hacer, la iba a matar ella misma con su cuchillo y Izzie la ayudaría, pero antes de dejaría escapar al pequeño Dean. Ambos tenían 17 años, a punto de hacer los 18, eran mayorcitos como para ocuparse de estas cosas, pero todo el mundo los protegia como si fueran críos de 10 años.
- Sere, ¿estás preparada? - Preguntó Dean sacandola de sus pensamientos.
Asintio. Dean veía como su chica desprendia luz y fuera. Eso era la ira que tenía dentro. De repente le envidia el miedo de que les pudiera pasar algo, o que a ella le pasará algo. Si ella no salía de esta, él tampoco lo haría, no podría vivir sin ella.
Se cogieron de las manos, con fuerza, y salieron corriendo, atravesando la multitud de mundanos que intentaban barrarles el paso. Magnus iba detrás de ellos, hasta un cierto punto que les adelantó para poder distraer al demonio. Los muchachos se miraron y se separaron cada uno hacía un lado.
* * *
Clary vio como si hija y su amigo salían corriendo en dirección al demonio. Magnus iba detrás de los niños, pero ella ya estaba preocupada. A Izzie y ella se les pusieron los pelos de punta. Estaban asustadas. Sus pequeños iban en dirección a uno de los demonios mayores.
- ¡Magnus! - Gritó Alec al ver como corría su chico.
Los cinco cazadores estaban asustados. Jace y Clary por su Serena, la cual sabía que anteriormente su padre se enfrentó a ella pero que antes había estado controlado por ella. Simon e Izzie aterrorizados por lo que le podía pasar a su hijo, el cual estaba más preocupado de su novia que de él mismo. Y Alec, asustado por Magnus, porqué sabía la historia que él había tenido con el demonio. Estaban aterrados, pero ellos no podían hacer nada salvo protegerlos de los mundanos. Cada uno tenía su misión en esa batalla, y la de los adultos era preocuparse.
* * *
- Lilith, ¡basta ya! - Le gritó el brujo de ojos de gato.
Se apartó el pelo de la cara para verlo mejor. El brujo se quedó maravillado por la belleza de aquel ser. Podía ser un demonio o cualquier otra bestía sobre humana, pero la sensualidad y la belleza de aquella silueta eran inigualables.
- ¿Que pasa Magnus?
- ¿Qué estás planeando?
- Nada en especial...
La sonrisa de aquella muchacha era picara. Estaba mostrando sus dientes blancos bajo sus labios rojos como la sangre.
- No te creo.
Soltó una carcajada. Miró directamente al brujo.
- Únete a mi, podremos gobernar el mundo, junto a los mios.
Magnus sonrío.
- Ni muerto.
El demonio ya echaba fuego por las orejas. Se estaba enfandando con el brujo. Sus manos echaban fuego y lo expulsó en dirección al hijo de demonio que tenía delante de ella. El brujo cayó de espaldas encima de un par de mundanos a los que le crujieron los huesos uno a uno. Sonrío satisfecha, como Magnus al ver que el muchacho encadenado ya no estaba allí.
* * *
- Scott, soy Sere. Mirame. - Dijo la muchacha al llegar a su lado. - Vamos a sacarte de aquí, no hagas ruido.
El muchacho no podía hablar. Estaba mirando a la chica de la que estaba enamorado salvandole la vida. Ella, llena de tatuajes que jamás había visto, con un vestuario totalmente distinto al que solía llevar. Iba de cuero negro, llevaba una barita en la bota de tacón y tres cuchillos en la espalda... Una espada, una era una espada larga de un material que no podía reconocer. Veía borroso, pero la veía claramente porque se sabía de memoria todo su rostro y todo su cuerpo, sabía donde caía cada una de las pecas de la chica o donde le salían las arrugas al reír.
- Gra...ci...as.... - Dijo él entrecortando las palabras.
Le miró sonriendo. Tenía que desencadenarle los pies rapido, antes de que Lilith se diera cuenta de que le estaban ayudando a escapar. Sólo le faltaba un pie. Las cadenas se rompian a los tres golpes de uno de los cuchillos. Intentaba que no chirriasen. Miró hacía arriba y ahí estaba Dean, estaba con la estela rompiendo las cadenas con una runa de apertura... ¿Por qué no lo había pensado ella antes? Ahora ya no importaba, tenía ambos pies sueltos.
- No te intentes apoyar, los pies ya están. Una mano la puedes bajar. Sujetaté en mi. Dean está intentando liberarte la otra.
Ambos miraron hacia arriba. El chico alto de ojos oscuros estaba ya con la runa de apertura en la otra mano, ya finalizandola. Serena miraba con atención a Magnus, que sonrío al ver como estaban ayudando al muchacho. Veía al demonio enfadado, podía ver como sus manos estaban enredandose entre hileras de fuego.
- Tenemos que irnos, ya. - Susurro Dean bajando de la cruz.
Serena asintió. Se colocó delante de una de las paredes de la terraza, detrás de la puerta de entrada para que nadie les pudiera ver.
- Sere, ves rapido, necesitamos un portal ya. - Susurro Dean mientras aguantaba a Scott.
El mundano no entendía nada de lo que pasaba a su alrededor. ¿Que era ella? ¿Portal? Veía a la chica dibujar con esa barita en la pared un dibujo extraño, con muchas formas, como los tatuajes que ella y su amigo llevaban por el cuerpo. Cuando acabó la pared se abrió de par de par, y apareció una piscina vertical.
- Serena, que se apoye también en ti, así si estamos los tres cogidos iremos al mismo sitio.
La chica obedeció al muchaho y cogió al mundano por el otro brazo. Había mucha diferencia de altura entre los tres, iban incomodos, sobretodo Scott, pero no opinó. En ese momento los tres escucharon como algo pesado caía de golpe contra el suelo, y oyeron huesos crujir.
- Magnus... - Dijo Dean.
Se alarmarón y saltarón al vacío, sin saber a donde iban a ir.
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Cazadores de Sombras: Ciudad del Infierno Infinito
FanficFanfic de la Saga de Cazadores de Sombras escrita por la gran Cassandra Clare. En este fanfic, Clary y sus amigos ya han crecido e incluso han tenido hijos, Serena Herondale, e Izzie y Simon han tenido a Dean Lightwood. Ambos hijos están juntos com...