XXIV

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Pensaba en el tiempo que hacía que la muchacha no había visto a la mujer lobo. Pocas veces había estado junto a ella sin Luke a su lado, se sentía insegura. Era una cazadora de sombras, pero el hecho de estar al lado de una subterránea no le agradaba mucho. La sala de entrenamiento estaba llena de silencio mientras Dean y ella seguían lanzando cuchillos a las dianas. Luke y Jocelyn habían desaparecido en busca a los otros cazadores de sombras. Maia y Bat, sentados al lado de la puerta mirándoles a ellos y hablando entre ellos.

- ¿De que crees que hablan? - Preguntó Dean.

- Yo creo que piensan en como clavarnos sus dientes.

Los dos se echaron a reír. Hacia tiempo que no se reían de esa manera la antigua pareja. Hacia tiempo que sus ojos no se encontraban de esa manera. Sus manos se unieron en un puño, y se hicieron uno. Se levantaron del suelo, donde se habían sentado, y uno detrás de otro empezaron a lanzar sus cuchillos serafines en el centro de la diana.

- ¡Uau! - Dijo una voz detrás de ellos. - Hacía tiempo que no os había visto así.

Magnus estaba colocado detrás de ellos. Con su pelo lleno de purpurina, y con sus uñas pintadas. Su sonrisa y sus ojos de gato miraban con felicidad y alegría.

- Puede que no estéis juntos, pero esa complicidad que teníais desde el principio, sigue estando ahora.

Ambos sonrieron y dejaron los cuchillos a un lado. Maia y Bat los miraban con sonrisas pícara a ambos.  

- Nos gustaría ver esa complicidad a la hora de luchar. - Dijo Bat dirigiéndose a la pareja de adolescentes.

Dean y Serena se miraron sonriendo, y cada uno cogió un par de cuchillos serafines. Y se lanzaron ambos hacia los lobos que había en la sala. Serena saltó encima de Bat, y se colocó encima de su espalda, mientras que Dean se colocó detrás de la chica loba, poniéndole un cuchillo serafín en la garganta. Ella se apartó dándole un codazo en la cara. Serena le había agarrado la cabeza del lobo. La tenía sujeta entre sus brazos agarrándolo con fuerza. Los ojos de la muchacha brillaban de felicidad al tener a un lobo, pero esté se soltó de repente y se encaró a ella. Tanto Maia como Bat se habían soltando de los dos cazadores. Serena sonrió mientras Dean se colocaba delante de la muchacha, y mientras ella saltaba detrás de su espalda y las piernas de las chicas cayeron encima de Maia ajustándose al cuello de la loba, a la vez poniendo sus manos en las caderas de Bat dejando que Dean le diera una patada en el esternón. Ambos lobos cayeron. Los cazadores sonreían ante la mirada de Magnus, el cual mostraba sus dientes con una sonrisa.

- Lo que decía, vuestra química no ha desaparecido.

* * *

Dean había salido de la ducha y ya se había puesto su pantalón tejano y su camisa azul celeste y andaba, con sus bambas desatadas, por el gran pasillo que llevaba al gran comedor. Por detrás de él, Alex y Cass hablaban sobre su futuro examen de demonología, el cual llevaban realmente mal.

- Agg es un asco, echo de menos a Serena para estas cosas. - Decía la rubia de pelo corto rizado.

- La verdad es que sí, Serena era un as en eso. - Decía la otra muchacha.

Ambas pasaron por al lado del muchacho y le sonrieron con sus bocas anchas, mostrando Alex sus hoyuelos. Pasaron de largo mirando a Dean con sus sonrisas en sus rostros, iluminándoselos. Pero en el corazón no pasaba nada que no se esperara, seguía latiendo del mismo modo en que latía cuando miraba a Serena sonriendo. Pero unas pisadas aparecieron detrás de él. Eran arrastres al caminar. Will.

- Lightwood. - Dijo el asiático llamándole.

- No me llames como Serena. - Riñó este.

- Ai Lightwood... Perdón, Dean.

Will se colocó delante de él y sonrió. A Dean le parecía que ese día todo el mundo sonreía, pero mirándole a él sonriendo, el corazón se le aceleraba, y la sangre y el calor se le subía a las mejillas. Los ojos le brillaban.

-No importa... a ti te lo perdono. 

Will empezó a andar con Dean detrás de él corriendo lentamente, intentando no parecer desesperado por estar a su lado, pero si, lo estaba, y lo admitía.

Estaban uno junto al otro, Will riéndose y Dean mirándole de reojo hasta que este primero habló.

- ¿Por qué me miras tanto? - Preguntó Will.

- ¿Yo? Yo no te estoy mirando. -

- Ya, y yo soy europeo.

 Dean sonrió.

- Oye, puedes serlo.

Will estalló entre risas, pero se detuvo en medio del pasillo para mirar al otro chico a los ojos.

- Oye Dean, si quieres besarme, hazlo de una vez, estoy harto de esperar. -

Will estaba serio de repente, y miraba a los ojos al otro cazador esperando que esté reaccionará, pero solo miraba sin expresión alguna. Pero entonces Dean se lanzó encima del muchacho y juntó sus labios en un dulce beso.

* * *

Serena seguía en su cuarto después de ducharse. Iba con un pantalón tejano, y el sujetador negro de encaje. Se miraba en el espejo, como siempre hacía mientras se peinaba su rubio cabello. Se fijaba en las cicatrices de sus brazos, y en las de su cuello. La puerta se abrió de par en par y Scott entró en ella. La miraba con ojos enamorados, sin sonreír, dejando su ver el amor que sentía por ella en los ojos.

- ¿Podrías picar? - Preguntó la muchacha.

- Podría, pero no.

Serena dejó de mirarse en el espejo para mirarle a él. Estaba inmóvil en su cuarto, con el peine en la mano, y con el tirante del sujetador cayendo por su hombro. La mirada del muchacho se posó en sus hombros llenos de marcas plateadas y negras decorando su piel blanca.

- Scott... - Dijo ella.

- No hace falta que digas nada, ya me voy.

Scott iba a salir por la puerta cuando ella saltó encima de la cama, y se dirigió a la puerta con otro salto cerrando la puerta. Dejándolos uno enfrente del otro, teniendo sus rostros a centímetros. La mirada de Scott se posó en los ojos de ella.

- No quiero que seas como yo. - Se sincero ella.

- Lo sé, pero yo quiero serlo. - Dijo bajando los ojos, cabizbajo. - Porque te quiero.

- Pero ya te he dicho muchas veces que no hace falta que seas como yo para que yo te quiera. - Dijo esta con los ojos llenos de lágrimas. - Yo te quiero siendo tal y como eres, incluso aunque eso signifique estar con un mundano.

Los ojos de Scott se llenaron de lágrimas, al igual que los de ella. Tenían sus rostros cada vez más cerca, notaban el aliento del otro en los labios del otro.

- ¿De verdad que me quieres? - Preguntó labio contra labio.

- Más de lo que pensé que podría querer a alguien.

A Scott le brillaron los ojos al escucharla.

- Desde el primer momento en que te vi, me enamoré locamente de ti. Tus ojos llenaron mi alma de luz, mientras que tu sonrisa deslumbro mi corazón. Mi amor por ti era como todos aquellos amores de los libros, cuando el amigo acaba siendo el simple amigo que escucha las penas, pero, contigo todo es posible, y eso es lo que me hace amarte cada día más.

Serena no se lo pensó dos veces, al oírle, las ganas de besarle que había estado guardándose salieron a la luz, alzó sus labios hacia él. Sus bocas se juntaron en un beso dulce y abrumador, mientras los brazos de ella pasaban por la nuca del chico, mientras la manos de él se posaban en su cintura para acercarla más a él.

- ¡Ahh!

Scott soltó un grito. Resbaló en el cuerpo de su chica hasta caer al suelo, medio apoyado en la puerta. Los ojos verdes de la muchacha se abrieron de par en par, al ver la flecha que atravesaba el hombro del chico.


Cazadores de Sombras: Ciudad del Infierno InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora