Serena estaba tumbada al lado de su amigo, cogiendole de la mano mientras seguía llorando por su estado. Scott estaba inmóvil en la cama, respirando, pero sin abrir los ojos. Llevaba tres días que no se separaba de su amigo, y si lo hacía, Dean la sustituía. Magnus se había pasado esos tres días intentando sacar a Scott de ese suelo profundo, pero no había conseguido nada, solo que Serena se pusiera más nerviosa de lo que estaba. Jace, Alec y Simon habían salido en busca de los Morgenstern, mientras que Isabelle y Clary se habían quedado cuidando de los chicos.
- Serena, deberías dormir... - Le decía una y otra vez su madre.
- Él ya está durmiendo bastante por los dos. No necesito dormir, necesito sacarle de ahí. - Esa era siempre la respuesta de la pequeña rubia.
Dean estaba tan preocupado como ella, pero sabía que su novia y mejor amiga no se iba a rendir facilmente.
- Vete a duchar, ya me quedo yo con él.
Serena se levantó de la cama con cuidado y le soltó la mano a su amigo. Le dió un beso en la mejilla y se dirigió a su cuarto a coger ropa. Entró en la ducha, ya desnuda, y mientras se duchaba lloraba con el llanto aún más alto. No podía respirar y su cuerpo temblaba de miedo. Se echaba la culpa por el hecho de que Scott estuviera inconsciente en su cuarto. Se echaba la culpa por todo aquello que estaba pasando. Se sentó en la ducha mientras el agua seguía colpeando con fuerza su piel a la vez que ella seguí mirando el techo con el sentimiento de culpabilidad dentro. Se levantó de la ducha con dificultad y salió de ella. Se miró en el espejo y no se reconocía. Llevaba el pelo mojado, cada vez más oscuro y sus ojos no eran verdes, ahora estaban marrones de preocupación y tristeza. La toalla cubría clavicula abajo, hasta las rodillas, dejando ver algunas de sus runas. Iba sin maquillar, cosa que hacia que su cara fuera una calavera. No tenía ganas de sonreír. Se puso unos pantalones negros de pijama y una camiseta blanca de manga corta, se peinó el pelo y cuando iba a salir, apareció su madre por la puerta de su cuarto.
* * *
Scott estaba sentado en la cama con la mirada fija en el demonio. Desde el tiempo que llevaba en aquel lugar, una de las cosas que echaba más de menos era el olor de Serena cuando ladeaba el cabello a un lado, o sus abrazos por la espalda cuando quería que alguien la salvará de su novio. Se sentía solo en aquel lugar tan oscuro, vacío. Las únicas personas que estaban allí con él estaban intentado que traicionará a sus dos mejores amigos, y eso no podía permitirlo, traicionar a Serena... NUNCA.
- Eres cabezota mundano. - Decía el rubio de ojos oscuros. - Solo tienes que decirnos todo aquello que hagan los nefilims. Solo eso.
La chica demonio se acercó a él y le dió un beso en los labios. El rubio sonrió después del contacto del demonio.
- No está nada mal... ¿Podrías volver hacerlo?
Scott desviaba la mirada. No quería ver como un semi humano y un demonio se liaban delante de él.
- Hasta que no consigas que el mundano se ponga de nuestra parte, no, no volveré hacerlo.
El más mayor de la sala se levantó de repente y se dirigió a Scott.
- Llevamos tres días aquí metidos. Acabemos esto de una vez. - Cogió su espada y se la puso en el cuello al chico.
- ¿Tres días? - Preguntó el mundano exaltado.
- Si cariño, tres días. - Dijo el demonio acercandose a él.
El muchacho había contado mal, pensaba que no llevarían más de un día en aquel sueño tan escalofriante. De repente notó un cosquilleo en la mano izquierda, un cosquilleo que había notado más de una vez, pero esta vez el cosquilleo paso por todo su cuerpo, de la mano izquierda hasta la cara. Entonces, en ese instante, notó ese mismo cosquilleo en los labios. Un roce agradable que hizo que entrecerrará los ojos. Sabía que había sido ella, una oleda de su olor llegó hasta él. Entonces un dolor profundo se le clavó en el pecho, como si no pudiera respirar, vió como sus pies empezaban a desaparecer.
- ¿Qué demonios ocurre? - Preguntó el mayor de todos.
- No... no lo se...
- Magnus. - Concluyó la chica.
Scott había desaparecido del todo.
* * *
Dean estaba sentado al lado del chico cuando Magnus llegó a la habitación. Con un gesto apartó al chico del lado de su amigo y lo envió fuera de la estancia. Estaba solo, en el pasillo cuando Serena llegó.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó ella alterada.
- Magnus me ha echado. - Contestó él.
- ¿Cómo?
Dean se levantó y se colocó delante de su novia.
- Todo va a salir bien Sere. - Intentó tranquilizarla.
La chica se acamodó en su hombro y empezó a llorar. Eran lágrimas de tristeza, porqué no sabía si su amigo iba de salir del estado actual, y también de desesperación, porqué creía ser ella la culpable de todo lo que estaba pasando. Le dejó la sudadera totalmente húmeda por cada lágrima que había derramado en su hombro. Le costaba respirar, pero al lado de Dean, todo podía ser menos malo.
- Quiero entrar... - Dijo ella.
El chico asintió y abrió la puerta. Vio a Magnus envolviendo al chico entre ingredientes mágicos. El brujo miró a la chica.
- Serena, te necesito. Entra.
La chica miró a Dean, esté le sonrió y la besó con dulzura. Se cerró la puerta ante ella dejando a su novio al otro lado de la puerta. Avanzó unos cuantos pasos. Se quedó inmvóvil, había pocos rincones dle cuerpo del muchacho sin cubrir. Cerró los ojos y respiró preofundamente.
- ¿Qué quieres que haga? - Preguntó finalmente.
El brujo se levantó y miró a Serena a los ojos.
- Lo que has hecho estos tres días. Estirarte junto a él y darle la mano. Solo eso.
La chica accedió y se tendió en la cama al lado del chico inconsciente. Magnus empezó a leer uno libro marrón viejo que tenía encima de sus rodillas. Estaba recitando en latín. Serena lo entendía. Estaba empezando a temblar, el cuerpo del chico estaba cada vez más frío. Estaba aterrada, posiblemente su amigo moriría en aquel intentó de salvarle la vida. Pasó su otro brazo por las partes de Scott sin cubrir. Al llegar a la cara, sus ojos brillaron al notarla aún algo caliente, inclinó su rostro hacía él y rozo sus labios con los suyos. Se apartó.
- Ya esta... - Susurró Magnus.
Las manos del brujo se plantaron el estomago del chico y apretó.El cuerpo del chico se tensó mientras la chica se apartaba de él por el escalofrío que había pasado por todo su cuerpo. Los ojos del chico se abrieron de par en par.
- Bienvenido al mundo real Scott. - Dijo la chica entre sollozos.
Se lanzó al cuello del chico y le besó con todas sus fuerzas.
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Cazadores de Sombras: Ciudad del Infierno Infinito
Hayran KurguFanfic de la Saga de Cazadores de Sombras escrita por la gran Cassandra Clare. En este fanfic, Clary y sus amigos ya han crecido e incluso han tenido hijos, Serena Herondale, e Izzie y Simon han tenido a Dean Lightwood. Ambos hijos están juntos com...