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Simon se movió enseguida hasta donde estaba Wille como si él fuera un imán del cual no podía escapar, subió las escaleras y se puso la toalla atada a la cintura. Wille lo observaba atentamente, buscando algo en su cuerpo.

- ¿Qué pasa?

- Estoy pensando donde los quiero... - Wille recorrió con la punta de su lengua su labio inferior y Simon siguió el movimiento atentamente.

- ¿Y por qué me miras a mí?

- Es que, cambie de opinión.

- ¿Cómo cambiaste de opinión? - Simon se acercó a Wille sin siquiera notarlo, estaban a menos de un metro de distancia. Tenía una desesperación física de ser tocado por sus manos y besado por sus labios.

- Si bueno es que... Yo no puedo tener chupones pero vos si asi que, elijo hacertelos a vos... - El corazón de Simón saltó un latido y eso generó que un leve mareo le hiciera dar un paso atrás.

- Dios, no - Simon se dio vuelta tratando de esconder la estúpida necesidad que estaba sintiendo de que lo que estaba diciendo Wilhelm se hiciera realidad- No es así como funciona esto..

- ¿Cómo que no? - Wille sonrió, estaba divertido con la negación de Simon, como si ponerlo nervioso fuera su deporte preferido.- Yo gane asi que ya esta, esta dicho

- ¿Qué? Ok, primero que nada, hiciste trampa la primera vez... - Wille levantó una ceja e inclinó su cabeza mirándolo de una forma tan depredadora nuevamente.- Y segundo.. - Simon ya no tenía más que decir así que decidió ir por lo básico e infantil.- ¿Que tus papas no te enseñaron cómo funcionan las reglas de las cosas? No se pueden cambiar los premios, son lo que hay.

Wille miró a otro lado hacia las casas y luego miró al piso. Simon pudo sentir que algo en el aire cambio, empezó a preocuparse de que sus estúpidas palabras habían arruinado el momento, pero le era imposible leer su rostro, Wille podía ser una pared cuando queria, eso era lo único que sabía de él con seguridad.

- Okay... veo que perder te pone de mal humor. - Wille habló luego de un largo minuto de silencio agonizante para Simon.

- No me pone de mal humor perder - Dijo con un claro mal humor en la voz. Simon se odio por eso, por ser tan putamente transparente y Wille lo miró con el rostro relajado, ya fuera del humor y la burbuja en la que ambos estaban dos minutos antes.

- Está bien Simon, supongo que... Nada.

Wille empezó a agarrar la ropa y se la puso incluso estando aún mojado, Simon sintió que su pecho se empezaba a hinchar de desesperación y el aire le faltaba con la simple idea de que Wilhelm se estaba yendo.

- ¿Te vas?

- Si Simon, no tengo ganas de estar con alguien que vive de mal humor, toda mi puta vida es así. Pensé que estábamos en la misma página.

- ¡Wow! Hey, yo no.. - Simón apretó los dientes.- Lo siento no quise, no quise decir que...

- Está bien. Buenas noches.

Wille se fue como llegó y Simon se quedó solo con el corazón acelerado y la mente nublada por su propios prejuicios. Entró directo a la casa ni bien pudo reincorporar la fuerza para moverse luego de la partida de Wilhlem, busco algo de ropa para ponerse y salir detrás de él, no quería quedar como mal perdedor o tal vez, quería cumplir, odiaba quedar en deuda. Unos jeans rotos y una musculosa grande, una vestimenta muy de ricos.

Camino rápido sintiendo que el viento le iba secando la piel que aun tenía mojada, como su cabello se sentía frío y húmedo. Estaba seguro que iba a enfermarse. Cuando llegó al lugar donde era la fiesta, notó que era un completo descontrol. Pudo ver que uno de los adultos tenía una corona inflable, seguramente era el príncipe heredero.

Amor de verano (WilmonAU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora