No recuerdo cuantos días pasaron antes de que la policía golpeara mi puerta, dijeron que estaba desaparecido, que mi padre me buscaba hace semanas.
¿Cómo que semanas? ¿Cuánto tiempo me encerré en esa maldita casa de mierda?
Lo siguiente que recuerdo es despertar en el hospital con mis muñecas vendadas, abrí los ojos lentamente, acostumbrándome a la molesta luz clara y las paredes blancas.
¿Por qué los hospitales tenían este fetiche con el color blanco?
Lo siguiente que vi fue a mi padre, levantándose apresurado mientras tocaba mi rostro, estaba llorando... me tomó un tiempo poder articular palabras, tenía la garganta muy seca. Dicen que un padre sabe lo que su hijo necesita, y a pesar de que el mío no era mi padre biológico, rápidamente se acercó para darme algo de beber antes de comenzar a regañarme y charlar conmigo sobre la importancia de la vida y el valor de la misma, todo mientras no perdía de vista la vía conectada a mi mano derecha.
Deshidratado.
Dijeron que de milagro seguía vivo ¿Eso es bueno o malo?
A estas alturas de mi vida, no estoy seguro de qué sea, no tengo razones para vivir, estropee lo único bueno que tenía, Jessa, y me echaron de Los Diablos, estaba sólo, sólo contra el mundo.
Lo siguiente que supe fue que estaba siendo trasladado a un hospital psiquiátrico por riesgo de suicidio, consumo de drogas y abuso del alcohol, dijeron que estaría aquí un tiempo, no me permitirían contacto con el mundo exterior, papá sabe que el motivo de mi depresión es la ausencia de Jessa, lo que le hice, la perdida que debe estar viviendo.
La que estoy viviendo.
No puedo perdonarme por hacerle algo como eso ¿Cómo fui tan idiota? Repetí los errores de mis propios padres, le grité, la abandoné, nunca le levanté la mano intencionalmente para herirla, pero siempre que eso pasaba... no lo recordaba, soy patético.
Dijeron que aquí me enseñarían también a tratar con mis problemas de ira, encontraríamos el tratamiento juntos, el que a mí me funcionaría, porque al parecer, todo el coctel de píldoras que he tomado hasta ahora, fuera de horarios o sin comer antes de ingerirlas, no estaba ayudando en nada.
Además de patético, soy estúpido.
El primer mes, no quise comer, no había razones para permanecer en este molesto mundo que no hacía más que recordarme lo sólo que estaba, razón por la que tuvieron que alimentarme con una molesta sonda en la nariz.
¿Por qué se esfuerzan tanto en salvar a alguien que no quiere ser salvado?
¿Por qué gastar energías y recursos en alguien que apenas ponga un pie en el exterior intentará lastimarse otra vez?
Lo único por lo que resistía esta tortura de mantenerme vigilado e incomunicado, era mi padre, el pobre estaba devastado, casi no iba a su amado gimnasio para cuidar del suicida de su hijo, pero ¿Qué podía hacer? No tenía deseos de cambiar mi perspectiva de la vida.
Connor me dejó más que claro que soy un inútil, y cuando escuchas las mismas palabras repetidas veces y de diferentes personas... terminas creyéndolo.
Muchas personas de la pandilla me odiaban por mi actitud hostil y violenta, no van a extrañarme.
El segundo mes, me permitieron tener visitas, me sorprendió ver a Oren, entrando con estruendo en el cuarto, golpeándome con la palma extendida directo en el rostro, también estaba llorando.
¿Por qué?
— ¡Aquí has estado todo el tiempo, hijo de puta egoísta! No aparecías por la casa, no aparecías por ninguna parte, tuve que ir a ver a tu padre porque me estaba muriendo de la angustia, Connor dijo que te habías ido de viaje, pero jamás contestaste el móvil, ni siquiera cuando te envié mensajes de broma ¡Me puse una maldita falda otra vez sólo para llamar tu atención, pero ni aun así me contestaste!
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La tentación del diablo En pedazos #3
RomanceLuca Landon evitó toda su vida crear lazos con su entorno, se olvidó del romance con la intención de evitar ser traicionado otra vez. Desconfiado, orgulloso, incapaz de controlar el arrebato de sus emociones... Sí, Luca Landon era así antes de conoc...