Capítulo 12

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Di mil vueltas en la cama sin lograr conciliar el sueño, estaba nervioso por la conversación que tuve con Jess, ella me dio una oportunidad de demostrarle que valgo la pena, no puedo desaprovecharla.

Y estoy aún más nervioso de saber que está cruzando el pasillo, durmiendo con mi ropa interior, con mi camiseta, en mi cama, mis sabanas, mi espacio, impregnado con mi olor ¿Ella estará dormida? ¿Podrá dormir o estará tan nerviosa como yo?

— Mierda, no puedo dormir — me levanté — Se acabó, voy a tatuarme.

Silencioso como un ratón, dejé el cuarto y bajé las escaleras hasta la primera planta, bajando otra vez hasta el sótano, tomando todo lo que necesitaría, instalándome en la mesa ratona, dónde tenía buena luz, la luz de la lampara caía justo sobre mí.

— Bien, primero necesito buscar una fuente bonita, debería ser cursiva, como la del lettering, porque mis bailarinas refinadas no van con la letra simple o lo vulgar.

Observando mi cuerpo, buscando un buen lugar, uno que todos pudieran observar y me preguntaran quienes eran, porque quería hablar sobre ellas con todo el mundo.

— En el antebrazo está bien — viendo un espacio vacío perfecto — haré el borrado primero, y luego lo traspasaré.

Tomando asiento en el piso, comenzando a trabajar.

Y en medio del silencio de la noche, sentí un móvil vibrar en el sofá, el mío no podía ser porque estaba sobre la mesa ratona.

Debe ser el de Jess.

Lo busqué entre los cojines hasta dar con él, viendo el nombre de Connor brillar en la pantalla.

Sonreí con malicia, presionando el botón verde, llevando el aparato a mi oreja.

— Hola, hola, hermanastro —Dije a modo de saludo — ¿Qué haces llamando tan tarde? Estamos ocupados.

Lamiendo mis dientes superiores, imaginándome el rostro cabreado de Connor.

— ¿Qué joder haces con el móvil de Jessa? ¿Dónde mierda está?

— Jess está dormida en mi cama, con nuestra hija, muy agotada después de todo lo que hicimos.

Y yo hablaba de ir al parque de diversiones, pero él no tenía por qué saber eso.

— ¿No me digas que estás intentando conquistarla otra vez? ¿No te cansas de lastimarla una y otra vez? Entiende, mierda, tú eres basura, la basura no puede estar con alguien como Jessa, no vales nada ¿Es que no te cae en la cabeza?

— Seré basura, pero tú eres menos que la basura. Y para que lo sepas, Jess no piensa que yo sea un desperdicio, la hemos pasado tan bien que decidió quedarse a dormir hoy — disfrutando del momento — Intentaste alejarme mil veces de ella, pero ¿Sabes? Quienes están destinados a estar juntos, pasen cinco, diez o quince años, se volverán a encontrar, Jessa y yo estamos hechos a la medida.

Que mierda tan cursi acabo de soltar, y es que... Yo... Yo de verdad la amo, daría lo que fuera para recuperarla.

— Jessa, está conmigo, se acostó conmigo todos estos años ¿Crees que un aparecido romperá lo que tenemos?

— Habré pasado cinco años fuera, pero conozco a mi chica tan bien como ella me conoce. Ni en un millón de años Jessa voltearía a mirarte — escupí con odio — No eres lo que a ella le gusta, te falta ser yo.

Lo escuché maldecir por lo bajo, seguramente arrancándose los pelos de la cabeza de la rabia.

— ¿Quieres competir? ¿Quieres ver quien se la queda?

La tentación del diablo En pedazos #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora