Capítulo 3

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Llegar a México, un lugar dónde apenas manejaba algunas palabras... fue todo un problema, el entrenador nuevo me gritaba en su idioma y yo no sabía que mierda estaba hablando, no sabía si quería que fuera más rudo, no sabía si quería que bajara del ring o si me quedaba arriba para seguir aplastando a sus patéticos peleadores, no sabía si me gritaba feliz o me gritaba molesto, he aprendido que los mexicanos elevan la voz para todo y aún me cuesta comprender el porqué.

No entiendo joder, simplemente no entiendo.

Y como el idioma es muy importante, el entrenador escribió en el traductor de Google y me dijo:

"Bastardo, irás a clases de español, hasta que no comprendas al idioma, no te aparezcas por aquí".

Y mi papá se partió de la risa cuando se lo comenté, para él era muy divertido ver como su amigo cuidaba de mí de forma tan meticulosa.

¿Esto es cuidar de mí? Me está impidiendo hacer lo único que impide que me vuelva loco, el boxeo es todo lo que me queda, pero como dijo que no podía entrar al gimnasio hasta aprender español, a primera hora del día siguiente, comencé mis clases en nivel 0, el español no es ninguna broma, menos si hablamos de las palabras que ocupan los mexicanos para referirse a ciertas cosas, pero hablando en temas de insultos... mierda, que putos genios son.

Me tomó seis meses volver a pisar el gimnasio y comprender todos los insultos del entrenador mientras me guiaba en medio del ring para derribar como corresponde a sus chicos.

Me tomó un mes más retomar el ritmo y tener mi primera pelea oficial.

Me tomó cinco meses hacerme de un nombre entre el público, los patrocinadores y los canales de televisión, de vez en cuando me gustaba colocar los canales de danza clásica, Jessa en ocasiones aparecía en ellos, radiante y sonriente para las cámaras, rodeada de niños, jóvenes y adultos, siempre con su cabello bien acomodado en un tomate que yo sabía que armaba con una especie de esponja para que se curvara de esa manera, también me gustaba la forma en que ese vestido le abrazaba los pechos... yo no recuerdo que hayan sido de esa manera, están más... grandes ¿Es que en Rusia si aprecian el arte de alimentarse como corresponde?

Aunque su cintura está más pequeña ¿Será que se alimenta bien?

Entonces le preguntaron algo que me interesó saber.

— ¿Qué sucedió con el boxeador con quien mantenía una relación?

Le estaban preguntando por mí.

— Eso terminó hace mucho tiempo, él y yo... — su rostro se entristeció— No... pudimos hacer funcionar las cosas.

— ¿Es por esta razón que vino a Rusia?

Agradezco al puto genio que creó los subtítulos para las televisiones, si el español era difícil, no me mataría aprendiendo ruso para poder espiar como le va, puedo leerlo.

— No y sí. Es complicado.

Dijo.

— ¿Qué tan complicado?

Vio algo detrás de la cámara y sonrió ¿Tendrá a alguien? Jessa podría tener al chico que quisiera... o chica, ella lo tiene todo, ella es luz. Es guapa, muy guapa, tanto, que mi corazón se apretaba cada vez que la idea de que fuera mi novia cruzaba por mi cabeza, tiene ojos grandes, claros y bonitos, una nariz respingada y pequeña, preciosa, con un par de pecas por aquí y por allá que intenta cubrir con maquillaje cada vez que la acomplejan, a mi me encantaría besar cada una de ellas hasta que las terminara amando tanto como yo, luego están sus labios que hacen maravillas y sueltan groserías como si fueran dulces versos ¿Quién diría que alguien tan refinada, detallista, delicada... podía ser un arma mortal? Jessa da miedo cuando se enoja, una sola mirada hace que me replantee toda mi vida.

La tentación del diablo En pedazos #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora