Capítulo 1

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La cagué.

Soy consciente de que la cago todo el tiempo trate de quien se trate.

Mi carrera, mi vida social, mi vida con Los Diablos, Jessa...

Joder, Jessa es a la persona que más odio decepcionar, sus ojos grandes, bonitos y brillantes, sinceros, que pueden decirlo todo sin que diga una sola palabra me juzgaron horrible cuando escuchó que tenía pensado dejarla para que viviera una vida normal lejos de mí.

La lastime. La lastimé horrible sin darme cuenta...

Todo lo que yo quería es que ella mejore, que vuelva a ser feliz, que sonría y no le tema a su entorno. Ella no tiene idea de lo complicado que es para mí alejarme, Jessa es lo único que mantiene mis demonios a raya, no tiene ni la menor idea que con un pequeño roce de sus delicadas manos puede desarmarme por completo.

Ella no tiene idea de que es la única persona con la capacidad de destruirme.

***

Me pasee insistentemente por el pasillo fuera del cuarto de Jessa, ella no quería verme ni hablar conmigo luego de escuchar que la dejaría, joder, prácticamente era una broma, todo el mundo sabe que no soy capaz de estar lejos de ella, la ansiedad me consume y me veo en la necesidad de consumir cualquier mierda para mantener mis impulsos a raya.

— ¿Por qué Jessa no comprende mi retorcido sentido del humor?

Pregunté a los chicos, casi en susurro, todos fuera de su cuarto, esperando que quisiera escuchar al menos a uno de nosotros.

— Idiota ¿Qué clase de idiota bromearía con dejarla viendo que está tan vulnerable?

Rasqué mi nuca.

— Bueno... sí, creo que se me pasó la mano, soy un idiota.

Suspiré.

— Que bien que vas dándote cuenta, todos lo tenemos muy claro.

Dijo el perfecto de Connor.

Hijo de puta.

— Mira, no te respondo única y exclusivamente porque me importas una mierda y Jessa me tiene horriblemente preocupado.

Dije.

Observando la puerta.

— Jess ¿Podemos hablar?

Es la cuarta vez que pruebo suerte desde que se encerró, si no responde, botaré la maldita puerta, esto no puede volver a ocurrir, no en su estado.

— Jessa, si no me contestas, te juro que arrancaré la puerta, tú no estás bien, y me da miedo que te hayas lastimado.

Al ver que aún así no respondía, comencé a sudar frío mientras el calor invadía mi cuerpo, mi corazón comenzaba a latir más rápido y mis oídos se abombaban.

¿Y si algo le ocurrió?

— Jessa, estoy hablando en serio, tienes hasta que cuente tres. Uno... Dos... Tres... — observé a los chicos con pánico— Mierda... algo le pasó.

— ¿Qué esperas? ¡Bota la maldita puerta, joder!

Gritó Oren con preocupación.

Asentí rápidamente y haciendo uso de toda mi fuerza, golpee la puerta con mi cuerpo, a la tercera vez, la puerta se hizo mil pedazos. No esperé ni siquiera un segundo antes de acercarme a ella, quitarle la manta de encima y sujetar su brazo y comenzar a buscar algún indicio de lesión mientras mi corazón latía frenético dentro de mi pecho, completamente aterrado.

Esa fue la primera vez que me di cuenta de lo rota que Jessa estaba, de lo mal que le hacía estar a mi lado, y aún así... quería mantenerse a mi lado.

La tentación del diablo En pedazos #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora