Capítulo 13

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Jess estaba tan afectada que no quise hacer ningún comentario sobre mi camiseta que llevaba puesta, ni mucho menos el anillo que le di colgado en el cuello, parecía querer ocultarlo mientras se sonrojaba ligeramente, secando sus lagrimas en el proceso, inclusive encendí la radio, colocando esa... Selena Gomez que le gustaba tanto, todo con tal de que dejara de llorar, me rompe el corazón verla tan triste.

— ¿Por qué no me dijiste que no llamaste porque no tenías mi número?

Mi corazón dio un brinco dentro de mi pecho, asustado.

Ya habíamos llegado a casa, Lucia estaba durmiendo y yo preparaba dos tazas de café y unas galletas para ayudarla a pasar el rato amargo.

— Porque sonaría a una excusa — dije. Colocando la taza frente a ella— Además, no quería ponerte en malos términos con Connor, creerías que intento ponerte en su contra y no es así.

Colocando mi taza frente a ella y las galletas entre nosotros.

Jess parecía sorprendida por lo que acabo de soltar ¿Creerá que son excusas otra vez?

— De haber sabido que él cortó la comunicación... quizá...

Mirando su taza, pensativa.

— No lo culpes a él de todo, yo fui el cobarde que huyó, de no haberlo hecho, nada de esto estaría ocurriendo, soy tan culpable como al principio.

Esta fue la conversación más civilizada que hemos tenido, Jess dijo que si hubiera sido una semana ella lo hubiese entendido, si yo... hubiese sabido que ella seguía en esa casa, jamás hubiese dejado que pensara que no la quería, que la había abandonado, pero Jess fue tan comprensiva joder... hablamos sobre preparar el camino para contarme del embarazo, ella dijo que... lo había pensado todo, el test de embarazo, el examen de sangre, zapatitos, mini guantes de boxeo... tenía todo para darme una gran propuesta, pero yo la cagué.

Estábamos comiendo pizza, viendo uno de los programas que a ella tanto le gustaban.

Chismes.

Adoraba los chismes jugosos, mientras comía pizza sin importarle la cantidad de queso que tuviera, se le veía relajada.

— Jess... por esas casualidades de la vida... — ella me miró— ¿Tendrás aún el test de embarazo, el de sangre y todo lo demás? Es que... no puedo sacármelo de la cabeza, me hubiese gustado tanto verlo...

Sonrió, dejando la pizza de lado.

— Lo tengo, claro que lo tengo, todo dentro de la misma caja que iba a darte. Mañana iremos por las cosas, te la entregaré entonces, siempre fue tuya.

Regresé la sonrisa, tan amplia que me dolían los músculos de la cara por usarla tan poca en estos años.

— Hagamos eso, te juro que la atesoraré con mi vida.

— Lo sé — apoyó su mano en mi antebrazo— confío en ti, Luca.

Eso fue suficiente para que mi nerviosismo no me dejara pegar un ojo durante toda la noche.

Estaba en las nubes.

A la mañana siguiente, regresamos a la casa de Connor con un camión de mudanza con nosotros, tomando todas las cosas de las chicas, Oren estaba ahí, canceló todas sus citas para poder ayudarnos, pero estaba llora que llora todo el tiempo, Lucia no entendía lo que estaba pasando y comenzó a llorar con él.

— Jess... ¿Te parece bien si la llevo por un helado? — señalando a Lu, llorando en el sofá— para que se calme y contarle la nueva noticia, creo que se pondrá feliz.

Jess la observó con lastima, asintiendo.

— Sí, llévala por un helado, Oren y yo nos encargamos aquí — apoyando su mano en mi antebrazo otra vez— Dale la buena noticia, estará muy feliz sabiendo que tú y yo viviremos juntos... ¡Con ella! quiero decir... los tres, no sólo tu y yo, ya sabes, somos una familia... yo...

La tentación del diablo En pedazos #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora