Capítulo 4

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Regresé al aeropuerto porque la verdad... no tenía otro lugar dónde ir.

Tomé asiento en el piso, dejando mis cosas a un lado, tomando el móvil, encendiéndolo, papá debe estar loco buscándome.

Y efectivamente así era, mi móvil se quedó pegado debido a la enorme cantidad de mensajes que tenía, de texto, de voz, y llamadas, muchas llamadas...

Joder...

Marqué su número, completamente preparado para el sermón, papá ni siquiera dejó que sonara una vez el timbre, cuando contestó.

— ¡¿Dónde joder estás?! Te llevaste todas tus cosas ¿Crees que es divertido para mí no saber dónde está mi hijo que cada vez que está sólo intenta suicidarse? ¿Crees que me estoy riendo?

La angustia en su voz era palpable, papá estaba asustado, y como siempre, yo no ayudaba a disminuir su ansiedad.

— Papá... yo... estoy en Rusia, quería ver a Jessa.

Su respiración fue lo único que escuché por un minuto eterno.

— ¿Papá?

Llegué a pensar que me cortó la llamada.

— ¿Y la viste?

— Sí... pero Connor... — suspiré. No pondría a su propio padre en su contra— No me acerqué...

— ¿Connor estaba con ella?

Suspiré.

— Sí... 

— ¿No te dejó acercarte?

— ... No.

Formando un puño con mi mano libre, me sentía tan frustrado...

— ¿Quieres que le hable? Para que puedas hablar con Jessa.

Papá es el mejor.

— No... ella se veía feliz... no quiero arruinar su vida otra vez, ya arruiné lo suficiente.

Observando a las personas a mi alrededor, todas parecían tranquilas, felices, satisfechos.

Yo no tengo nada de eso.

— ¿Vas a volver a México?

— Sí, estoy en el aeropuerto, tomaré el primer vuelo que encuentre.

— Sabes que... no puedo dejarte sólo ¿Cierto? — dijo— Sabes que... tendré que internarte otra vez ¿Lo sabes?

Hice crujir los huesos de mis dedos.

— Lo sé.

— No estas bien Luca, tú no estás bien, ha pasado mucho tiempo y no mejoras ¿Y si llamo a Jessa para que hable contigo? A ella siempre la escuchas.

— No, no por favor.

Era consciente de lo patético que sonaba, pero estaba asustado, no quería ver o escuchar su rechazo, no quería que ella diera que me odia.

— Tú cambiaste, Luca, por ella, Jessa es la chica por la que decidiste ser mejor persona, te equivocaste, es cierto, pero ella es una buena persona, ella querrá ayudarte.

— No necesito la lastima de nadie, y sí tú la llamas, papá, no volveré a verte nunca, es más, si no me prometes que no vas a recurrir a ella, no pienso poner un solo pie en México, es más, creo que no volveré en un tiempo, no eres dueño de mi vida.

Corté.

Corté porque entré en pánico, porque sabía lo buena que era Jessa, yo sé que, si le dicen que no estoy bien, de mis intentos de suicidio, de mi problema con las drogas, ella querrá ayudarme, porque así es ella, me odia, pero tampoco querrá que lo esté pasando mal, y no necesito su lastima, no quiero que ella se obligue a sí misma a ayudarme.

La tentación del diablo En pedazos #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora