Me aleje de su cálido pecho.
Sus manos reposaban en mi mejilla y espalda, me aleje de su contacto y por ende puse una corta pero segura distancia para hablar.- Aiden, yo... Dios ni se como empezar, nunca se me ha dado bien estas cosas- dije pensando un forma que no se escuchara tan mal. Pero no es como si pudiera ponerle música a la cosa para que se oiga elegante.
- Solo dímelo- dijo mirándome serio, no aparentaba estar enojado pero que le rechazara el contacto físico parece que le hizo comprender por donde iba.
Respiré hondo- Necesito que vuelvas a tu hogar, ya no te puedes quedar aquí- dije, sentí que eso salio más rudo de lo que deseaba.
-¿Qué?- preguntó casi confundido en su expresión. - ¿Como me puedes pedir que me vaya, después de lo que paso? Todavía lo amas ¿eso es?- preguntó
- No, eso responde tu inquietud, no lo amo más, mató mi bebé aquel día ¿Cómo puedes pensar que todavía lo amo?; pero necesitó que vuelvas a tu casa, por favor - dije casi en suplica y esperaba que no me preguntará el porque.
- No- dijo firme - No me iré, no hasta que me digas ¿Porqué quieres que me vaya?- preguntó y su cuerpo se plantó en forma decidida, cruzó sus manos encima de su pecho y me observo fijamente.
- Debes de hacerlo, ¡Dios! primero esto nunca debió pasar... te di alas, estuve mal, no me malinterpretes yo si.... sentí algo, pero tú y yo, no se puede, estoy casada y no con cualquiera, es tu hermano. Aiden, no, ya no hay amor que pueda hacerme quedar a su lado- dije tratando de explicarme, pero mis lágrimas no se detenían.
- Entonces ¿Por qué te quedas? Si dices que no lo amas ¿Por qué?- pregunta agarrando mi mano entre la suya, la mire, aquel momento me era difícil decirle que se fuera porque realmente solo tenía ganas de largarme junto a él. Escapar era la única palabra que invadía mi mente.
- Aiden, perdí a mi hija por su culpa, no quiero perderte, ni a ti, ni a mi hermano. Por eso te pido que te vayas, por favor- se lo dije en forma de súplica.
El me levantó el mentón haciendo que le mirara. Aquella mirada que solía estar presente para recordarme lo maliciosa que puede ser una persona tan increíble.
-¿Quieres que me vaya?- pauso, mi mano estaba ahora en su t-shir, aquella de mangas largas azules, era una licra, acariciaba con mi dedo índice sus pectorales.- me iré- dijo y yo le mire, espero que no note mi sorpresa, pensé que pondría más resistencia.- Solo bésame, bésame Dionisia y me iré, de tu casa, de tu vida, pero bésame para que nadie que conozcas me pueda sacar de tu mente, de tu corazón y de tu piel- dijo con esa voz tan sensual que hacía que temblará, jadee de la emoción de sus palabras, mentiría si dijera que no provocó nada en mí, porque con un demonio si antes soñaba con estar con él ahora mismo solo deseaba tener un par de garras afiladas para grabarle en el pecho mi nombre como sello de propiedad.
Me acerque sin dudas y cuando su aliento cruzó caminos con el mío, cerré mis ojos, dejándome embriagar por la sensación.
Al instante de rozar nuestros labios, sentí como mi corazón se aceleró. “¿Qué era esto un ataque al corazón?” probablemente, pero ahora mismo no estaba interesada en morir.
Se separó unos instantes solo para ver la boca de Aiden, cual le pareció extrañamente tierna, cálida y acogedora. Él entre abrió los labios y cubrió los de ella con suavidad, para dejar alargar el momento.
Al mismo tiempo la agarró de la cintura para estrecharla contra su cuerpo. Cuando Aiden almodó la boca a la suya, Kelly experimento algo de asombro, estás sensaciones fuertes que se acomodan como cosquilleo entre en la parte de su vientre bajo, nunca habían sido tan fuertes.“¿Puede ser que la comida me cayó mal?" Trato de desviar su conciencia, pero no había comido nada que diablos podía caerle mal.
Los labios de su amante eran tiernos, diferentes a su personalidad rebelde y salvaje. Kelly ofreció su boca como ofrenda de holocausto, ya que no quería ofrecer más, pues habían ciertas cosas que pesan más que otras en la conciencia. Él le acarició el labio inferior con la punta de su lengua. La sensación la hizo sentirse ligeramente mareada y se vio obligada a agarrarse de la cintura de Aiden, sintiendo la ligera tela bajo sus dedos, cuando comenzó a trazar un camino de arriba a bajo con sus dedos, él gimió contra la boca femenina.
- Dios te deseo tanto Dionisia- dijo con una voz deseosa, con sus pupilas dilatadas, con fuego en la piel, al momento su lengua descendió en picada sobre mí que me ahogaba en el deseo.
El beso aumento de fervor. Aiden me alzó contra él y me empujó hacia atrás subiendo me a la encimera, me aferre a su espalda para no perder el equilibrio.
Aiden se colocó entre mis piernas aferrandome más.El beso se volvió salvaje y lo único que separaba que cometieran algo indebido era mi conciencia, que parecía odiarme más que nada. Nuestras lenguas se seguían acariciaron y fue cuando sentí las manos de Aiden adentrarse por la tela de mi camisa, al instante supe que debíamos detenernos.
Agarre las manos de Aiden, este emitió un gruñido, y las saco de donde habían anidado.- Aiden, para- dije entre agitada y molesta por no poder continuar, tan bien por este sentimiento que la hacía parecer adolescente hormonal. Sentía su cara arder de vergüenza. Ya no tenía 15 pero el me hacía sentir que no tenía control de mi cuerpo.
Al mirar a mi fervil amante que estaba jadeando y con sus labios hinchados, casi me derrito allí y me fundó junto a él.
Los ojos de Aiden brillaban por lujuria y deseo, pero si le daba paso a continuar no nos detendríamos.No bastó mucho para que Aiden se lanzará en el borde de mi cuello, donde mordió y chupó.
- Debemos parar- dije intentando coordinar mis acciones y dichos, tomando entre mis manos el rostro de Aiden- Ya para, por favor...por favor- dije haciendo que él me mirara, pues parecía perdido en el deseo. Respiró varias veces y tomo compostura.
Baje de aquel gabinete y quedé frente a él. Nos miramos, parecía querer memorizar todo y de pronto él beso mi frente y se marchó.
Dejándome en un estado de shock, esperaba otra despedida, ayudarle a recoger las maletas, pero ni eso se llevó.
Lo único que se llevó con sigo fue el deseo de entregarle más que un beso.Adiós
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El que tiene tienda que la atienda...
Historia CortaEsta no es una historia. Es la vida misma de una mujer, de una hermana, una esposa y una amante, hasta de una amiga. Todas en una misma mujer, unos mismos ojos, una misma perspectiva. Expresando el sentir y anhelo de muchas mujeres, experiencias de...