Cuando todavía hay esperanza

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[Actualidad]

Estaba fregando el plato que había utilizado, para despejar mi mente desde hace más de 10 minutos.

Recordaba tantas cosas, recordaba, porque era lo único que tenía a mi lado los recuerdos de mi matrimonio. Habían pasado unos cuantos años que no me molestaba mucho en recordar bien, porque lloraría como siempre.

Desperté de aquel ensueño, puse el plato en el escurridor. Subí a la segunda planta; llegando al cuarto que sería de mi hijo. Después de aquella perdida, supe que mi bebé era un varón. Ya que en los sonógrama no se dejaba ver el sexo.

Aquel cuarto pintado de un paisaje. El cual había pintado yo, con unas montañas en las paredes y el techo parecía el cielo, con unos toques anaranjados como la apuesta del sol.

Me recosté en aquel cuarto, que tenía una cama cuna, removí los barandales y tuve acceso a una cama juvenil hermosa. Me acosté y arrope con una pequeña cobija que había tejido a mano. Me quedé dormida rápidamente.

[Recuerdo]

Estaba en las ceras del vecindario donde vivía caminando con mi hermano, hablábamos después de la pérdida de Wilberto (el bebé).

- ¿Cómo te encuentras hermana? - preguntó, le mire con una media sonrisa. La pregunta me parece estúpida sabiendo todo lo que pasó. Así que, para no molestarme, solo no le respondí y continúe mirando el suelo manchado de hongos negros y chicles pegados viejos que ni el gobierno se atrevía limpiar

. - Kelly, tengo que preguntar, necesitas sacar eso de tu mente. Solo sabes callar desde lo que pasó con el bebé y no dices nada- dijo deteniéndose y mirándome. Esperando una respuesta que nunca llegó.

Me adelante en unos pasos y él se vio obligado a seguir me. Caminamos más adelante. - ¿Recuerdas cuando perdimos a mamá y papá? - le pregunté, mientras admiraba las divisiones de la cera.

- Kelly...- le interrumpí.

- Solo responde- exigí con voz más gruesa, pero entrecortada, sentía mis ojos escocer, mientras se acumulaban un par de lágrimas- ¿Recuerdas lo que me dijiste? – volví a preguntar

- Te dije que todo estaría bien, que papá estaba vivo, que había esperanza- respondió ladeando la cabeza mientras explicaba.

- Después de que nos enteramos de que papá murió y que iríamos al orfanato ¿Qué dijiste? - pregunté nuevamente, el pecho me apretaba del dolor y la angustia que sentía.

- Que estábamos juntos y había esperanza para ambos- soltó.

- Cuando nunca nos aceptaron porque éramos dos ¿Qué dijiste? - volví a preguntar reprimiendo aquellas lagrimas que amenazaban con salir de mis ojos.

- ¿A dónde quieres llegar con esto? - su cara reflejaba cansancio. Mi hermano era así, cuando se trataba de mis padres, podría esquivar el universo.

- Que con respecto a todo lo que me pasa, todavía tengo a Went y tenemos oportunidad de tener otros hijos- dije y mi hermano se detuvo, haciendo que le mirara algo sería.

- Realmente, nunca has perdido la fe- dijo con una sonrisa.

- ¿Por qué habría de hacerlo?

[...]

La puerta de la casa sonó, así qué, me levanté para recibir a mi esposo, bajando la escalera. Puse en practica mi mejor sonrisa y me dirigí a él.

- Hola amor- dije y abrazándole, más sin embargo su respuesta al mismo nunca llegó. - ¿Todo bien? - pregunté con mis manos en la cintura y mirándole.

- ¡Oh!, ¡Es perfecta! - exclamó con sarcasmo, haciendo que soltara su cintura, sin decir mucho con su mal humor se dirigió a la segunda planta.

- Went, ¿No piensas comer cariño? - trate de actuar como siempre, tranquila y amorosa.

- ¡No, no quiero tu porquería de comida mujer! - gritó y sollocé, a pesar de que quise gritar.

Respiré profundo y limpié aquellas lágrimas que había derramado.

No puedo culpar a mi esposo, mi único deber era cuidar mi hijo y no lo hice. Solo soy una inútil que no sirve ni como mujer. Mi hijo murió por mí culpa. Mi matrimonio está muriendo por mí culpa también. Un pensamiento cruzó por mi mente, aún era joven y fuerte; obviamente aún amo a Went. Debo de salvar mi matrimonio.

- Todavía hay esperanza para los dos- dije dándome ánimos y comenzando a subir aquellos escalones agarrando los bordes de mi vestimenta con fuerza.

Abrí la puerta, donde Went se encontraba en el borde de la cama hablando por teléfono celular.

- Claro que sí hermano, ¿Cómo decirte que no? – hablaba animado y me hizo preguntarme quien era aquel que ponía una sonrisa en los labios de mi marido con una simple llamada y no era yo. - Hermano tú nos ayudaste esta también es tu casa, por ley- dijo riendo- No, con mi esposa no hay problema, Aiden tú sólo dime cuándo vienes y aquí te quedas- expresó sonriente, hasta que me vió y rodó sus ojos en blanco.

- Okay, el lunes, te espero hermano, cuídate- dijo y colgó - ¿Qué?, ¿Qué es? - preguntó enojado parándose y quitándose su camisa.

- ¿Tengo que estar haciendo algo para entrar a mi... nuestro cuarto? - pregunté y él hizo una mueca- también soy tu esposa, ¿no crees que la decisión de tener a Aiden aquí debiste al menos decirme la antes? - pregunté, no me molestaba tener a su hermano en casa, es el hecho de que no me lo consultara.

- No, si no te pregunté es porque no te tome en consideración - dijo y empezó a quitar el cinturón del pantalón.

- ¿Qué nos pasó? - le pregunté con cierta tristeza, el parecía sacado de quicio. Cuando las cosas provenían de mi persona todo parecía molestarle.

- No empieces Key, no estoy para ti eh, mira que no eres buena más que para reclamar y hacer preguntas- dijo enojado, entrando al baño y me acosté en el lado de mi cama arropando me.

Mire la hora para notar que eran las 12:38 de la medianoche. Mire la puerta del baño y un par de lágrimas rápidamente fueron absorbidas por la almohada.

Aún hay esperanza ¿Cierto?

El que tiene tienda que la atienda...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora