¿Cómo superamos el dolor?

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Benny, había fallecido ya hace unas semanas atrás.
Exactamente dos, para despejarme de su perdida decidí volver a trabajar en el negocio de los Santiagos, pues pasar tiempo en casa solo me haría pensar y sinceramente pensar últimamente solo me traía deprimida hasta el punto de no respirar.

Y no, si algo no soportaba era andarme recostada y pensando, podía llorar porque, ni que me cosiera los ojos o me quitara los lagrimales. No soy qué sé yo, ¿Quién no llora?

Bueno, aunque otras personas como mi esposo se descargan su frustración o tristeza trabajando. Si antes no compartía conmigo, se pueden imaginar ahora. Solo nos encontramos para dormir y gracias a que compartimos la misma cama. Quería que compartiera su dolor conmigo, pero tan pronto hacia el primer acercamiento el me evadir el contacto o la conversación de algún modo.

En cuanto a Aiden, parece menos afectado, en termino físico, pero si he notado ese aliento a alcohol con mentolado de cigarrillos que tiene cada fin de semana; la parte afectiva o coqueta a quedado normal, por momentos me inquieta con sus piropos y por momentos parece perdido en sus pensamientos.

Auque en los últimos dias no para de buscar la forma de acariciarme o mirarme de manera seductora. Ya estoy empezando a querer estudiar una carrera handyman. Maldita la suerte de compartir baño. Saben lo horrible que es ver un chocolate o el dulce que más te guste y saber que puedes comprarlo, pero no lo haces y te quedas con esas horribles ganas en la garganta y hasta sientes el sabor en el paladar.

Pues es bastante mierda cuando sucede y es exactamente lo que me sucedió está mañana. Les diré...

Abría mis ojos enojada, no importa que música pusiera de alarma en el celular tan pronto sonaba a las 6 am terminaba odiándola a muerte. Era la segunda vez que desplazaba la alarma (gruñe y la apaga definitivamente)

Siento la ducha de mi cuarto encendida y pensé que mi esposo estaba bañándose. ¿Quién no lo pensaría? Mi esposo no había cinco minutos se había levantado y la puerta del baño estaba abierta, por lo que quise dar un salto de fe esta mañana a ver si podiamos tener esa cercanía que tanto buscaba. Así que entre al baño y cerré la puerta. Quite la pijama que traía y comencé a desabrochar el sostén y siento un toque en la puerta.

- Aiden hermano, ya me voy- avisó y ohhh, No, no, no, no. Esto no me estaba pasando, no a mí. Arrugué mi rostro queriendo gritar, cuando fui a girarme, porque en extraña forma queria comprobar quien era el que estaba en la ducha; aunque ya lo sabia.
Siento una mano que tapa mi boca, instintivamente suelto un gritillo agudo que se escucha aplicado por su palma que presionaba algo rudo mi boca, sentía mi espalda contra aquel torso húmedo y caliente, imagino que se estará duchando con el calentado, el baño estaba empezando a cubrirse con un vapor que hacia la situación más extraña.
- ¿Aiden? - dijo dudoso y toca la puerta otra vez. - Oye, parece que Kelly se fue o iba tarde, porque se marchó rápido sin hacer desayuno, dejare algo de dinero en la cama para que compres desayuno- anuncio como esperando respuesta. ¿Cómo no pudo notar que me encontraba dormida hace unos segundos? ¿Qué diablos estaba haciendo para no sentir mi presencia en la casa?

Estaba frente al "sagrado" Aiden y digo frente porque me voltee a mirarle, el peor error jamás contado, pues estaba como Adán vino al mundo y mojado, literalmente por el agua que caía de la ducha, era algo obvio, pero yo estaba que no pensaba o procesaba nada.
Estaba tan nerviosa que en el momento lo único que hacía era mirar su rostro, porque Santo Dios si miraba a bajo. Él tenía su dedo en los labios pidiendo que callara. Asentí, no era como si fuera bruta, obviamente gritaba y como rayos le explicó a mi esposo que estaba ahí por error o por bruta.

- Sí estoy bien hermano, vete tranquilo- él que se notaba tan tranquilo. Mientras yo parecía una fantasma, fría, con las cuencas de los ojos vacíos, porque cayeron al piso y mi semblante debía parecer épico, yo siendo Hollywood me contrataría a mí misma.
Oh no, no hagas esa sonrisa, maldición. Es como si hiciera esto a propósito. Debía estar ahora mismo más caliente que un pollo en olla de presión y mi rostro echo un tomate, esto olía a desastre, puro desastre y catástrofe, es como pasar de tormenta a un tsunami.

- ¿Pensabas seducirme en la ducha? Cariño pensé que no era tu estilo-  susurrando casi, ¡Sabía que lo mal interpretaría! Es que hasta me mal interpretaría a mí misma.

- No, yo... Oh por Dios, que vergonzoso, es que pensé que mi esposo era quién se estaba duchando- bajé mi rostro, trataba de que mi vista quedara mirando mis pies, pero rayos no podía evitar la tentación, bajo aquel pensamiento mordía mi labio inferior fuerte, no tanto para lastimarte pero si lo suficiente para que el dolor me mantuviera mas o menos cuerda. Todos esos pensamientos indecentes se tornaron en una media sonrisa y para sacudirlos renegaba. Intentaba poner mis pies fuera de la ducha cuando me agarra un brazo pegándome a él.

- Puedo fingir ser él, ya te lo he dicho- susurrando dulcemente en mi oído y acariciando sus labios en el borde de mis orejas, mi-er-da y siempre fui pésima para las sílabas. Pero ahora mismo me preguntan ¿De dónde salen los poderes cósmicos de la galaxia y como Gokú hizo posible que una cola se viera bien en el trasero; ¿más cuál es el parecido de Cruela de Vil y un espantapájaros, porque Dori fue la única inteligente de encontrar a Nemo? SIP, así está mi cerebro funcionando como el culo. - Eso claro, si me permites admirarte, como tú lo estás haciendo- dijo cuando la punta de su nariz rozó entre mi cuello y la oreja.

Olía mi cuello tan lentamente y puedo jurar que mi mente estaba fallando, use toda mi fuerza mental y física para salir corriendo, pero extrañamente mis pies parecían soldados al suelo de la ducha. "¡Por el diablo, Belcebú, Babalao, Virgen Santa, por Apolo, Zeus, por Dios! ¡Alguien ayúdenme a salir de aquí!" exclamaba exasperada en mi mente.

Sus manos se dirigieron a la palma de las mías, mientras que mis manos aguantaban el sostén o las copas de este en mis senos evitando una desnudez en esta área. Acarició mis manos con la yema de sus dedos en un toque gentil, cosquilloso y sensual. Solo aquello me hizo soltar aquel suspiro, que ni cuando estaba enamorada sucedió.

Con sus manos tomó mis dedos con mucha delicadeza rozándolos, tratando de dejar mis pechos al descubierto totalmente y volvía a acercarse y pegaba su nariz en el hueco de mi cuello, respirando profunda y torturosamente y escalando rápidamente, mi entras aquel aire caliente chocaba con mi piel de gallina haciendo que unas corrientes bajarán desde mi pecho hasta mi abdomen. No hacía nada más, solo eso y que mi piel sintiera el contacto de su pecho, aquel tan ancho y justo frente a mí, con aquellas gotas de agua brillante. Mi respiración se tornó hasta cierto punto pesada y agitada.

¡Tenía que parar ya o ya!

- Detente... Por favor, detente- aquello lo pedí casi como una súplica, con mis ojos cerrados, porque no quería caer en la tentación de mirarle. Si le miraba guardaría aquel momento en lo mas profundo de mi alma y no lo deseaba así.

- Enserio ¿Quieres que me detenga? - su voz haciéndose más ronca de lo normal por la excitación.

"¡Dios no! ¡Tómame como la perra que soy!" gritó lo más oculto de mi conciencia. Quería darme una bofetada, pero una buena. Primero, era mujer casada, segundo amo mi marido, tercero este es su hermano y cuatro, como puedo estar actuando tan fleje. Yo no soy así.

- Por favor, déjame-el cambio de mi voz hizo denotar que estaba firme en lo que pedía.

Eso pienso, porque rápido me soltó y asintió. No baje la mirada en ningún momento después de decir aquello o mientras me volvía a vestir. A pesar de estar desnudo y parecer un dios griego, logré mantener mi mirada en su rostro hasta que salí del baño.

[Actualmente]

- Cariño, parece que seguiste muy bien mis consejos, estás rojita y en otro planeta, te dije esos trucos no me han fallado con mi Santiago durante 25 años de casados- dijo Andrómeda quién era como mi madre, mientras me ayudaba a colocar los correctores faciales en sus respectivos lugares por orden.

- Si supieras, que no estoy pensando en mi esposo- expresé para mi en un tono bajo.

Mi esposo... rápidamente volvió a mi mente, su cara de dolor y sufrimiento. Si le contaba algo así no quiero ni imaginar su reacción.
¿Cómo le hago? Si antes Went me rechazaba ahora es peor,

¿Realmente superará este dolor?, ¿Superaremos esto juntos?

El que tiene tienda que la atienda...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora