37. Conversaciones inoportunas

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«Él ya no está con ella», «él ya no está con ella

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«Él ya no está con ella», «él ya no está con ella...», Thaly se decía a sí misma. La última vez sus celos la habían llevado casi a terminar con Nicolás. No importaba que tan hermosa fuera Dafne, trataría de ignorar el hecho de que había estado con su novio antes; a pesar de estar plenamente consciente de ello y que él solo imaginársela junto a él la lastimara como brasas ardientes en su pecho.

El susodicho no tardó en llegar. Apresuradamente, Sara le quitó el vestido hilvanado a Thaly, y prácticamente la empujó hacia él para que se fueran antes que Dafne saliera del vestidor. Thaly también lo apresuró, no quería encontrarse en esa incómoda situación. Sin embargo, él se rehusó a salir. Quería hablar con Sara sobre obligar a Thaly a ser su dama.

—Bien, no será dama, pero irá a la boda. ¡Ahora váyanse! —dijo empujándolo en vano, porque él no se movía.

Dafne salió en cuanto escuchó su voz y, ante la sorpresa de los tres, se abalanzó a abrazarlo. Por suerte él la apartó antes de que Thaly lo hiciera.

La muchacha ya no pudo ignorarla, recién la conocía y ya quería matarla.

—Nicolás qué pasa ¿no te alegra verme? —preguntó ante el desplante.

—No, bueno sí, supongo ¿cómo has estado? —le preguntó por cortesía, la verdad era que no le agradaba verla, y menos en ese momento. Thaly iba a enojarse, estaba seguro, y no era para menos, su exnovia le hablaba entusiasmada en francés, e intentaba abrazarlo o colgarse de su brazo en cada oportunidad.

Thaly contaba hasta cien apretando los dientes. Ya a punto de poner a Dafne en su lugar, Sara se dio cuenta. Antes de que la muchacha cometiera su inoportuno acto, la llevó al vestidor con el vestido a medio hacer.

—No te preocupes por Dafne —la tranquilizó intuyendo lo que pensaba.

—De qué hablas —preguntó entre dientes, intentando inútilmente hacerse la desentendida.

—Sé que te molesta —dijo colocándole el vestido nuevamente—. Por extraño que parezca mi hermano en verdad te quiere. Al principio pensé que era algo pasajero, hasta que vi esto. —Le puso un alfiler en el hombro y aproximó su mano al cuello de Thaly, tomando el dije de su collar y contemplándolo con melancolía—. ¿Sabes lo importante que es esto para él?

—Me dijo que era de su madre, que ella se lo había dado.

—Exacto; él era muy unido a mi madre. Un mes antes de que muriera, mi padre nos envió aquí, y antes de partir ella le regaló su collar. Él lo guardó como su tesoro y siempre fue sumamente mezquino con él. Apenas dejaba que mi hermana y yo lo viéramos. Por eso me sorprendió mucho que te lo haya dado. Se nota que debes ser lo más importante para él —agregó con una de sus extrañas sonrisas.

Lo que le contó Sara la reconfortó. Hasta el momento no comprendía lo que verdaderamente simbolizaba esa joya para Nicolás, y que se lo hubiese regalado precisamente a ella y al poco tiempo de salir, sin duda significaba mucho. Después de todo, a ella se lo había dado sin contemplaciones y no a Dafne, ni a otra. Ella era especial para Nicolás, su más preciado tesoro. Sus celos le parecieron absurdos entonces, sobre todo al ver la mueca de fastidio que tenía mientras Dafne le hablaba una sarta de frases incomprensibles para Thaly. «Te gané francesa trucha» pensó con satisfacción apretando el dije con su mano.

Después de clases (DDC1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora