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Los rumores se habían esparcido con gran rapidez, tan así que cuando mi hermano llego con las compras casi que las termina tirando en el camino por querer contarme el chisme antes que alguien más lo hiciera, con alguien más me refiero a Lenny, una chica que conocí de la forma más linda y cordial diría yo, pero ella había ido a ver a su madre así que no llegaba hasta la noche/madrugada.
— Entonces... llegan hoy, ¿en menos de una hora?— dije verificando lo que mis oídos habían escuchado.
— Si— dijo con entusiasmo.
Solté una carcajada, confundiéndolo.
— No creo que nos podamos ver, si no mal recuerdo tú y yo muy vivos no estamos— recordé las caras de ambas al verme cortarme sin dudarlo: icónico— Lo seguro es que estén en el foco de la prensa, si nos ven con ellas las pondríamos en riesgo, y más a nosotros, pero meh...
Empecé a caminar hacía el sótano para guardar todos los artefactos y sustancias que había utilizado en la mañana. Escuché el rodar de su silla seguirme, solté un resoplido de fatiga.
Digamos que mi hermano es algo... persistente, terco, que no se calla hasta que le des un sí. Abrí la puerta y encendí las luces, recorrí la habitación con la mirada buscando lugar para dejar lo que llevo en brazos, pero el golpe que recibí en las pantorrillas casi hizo que se me cayera todo. Me voltee para encararlo, pero él ya iba camino a su escritorio. Acomodó- con acomodar me refiero a tirar algunas cosas sobre de este al piso -un poco su desorden haciéndome espacio para dejar todo. Me acerque para situar los objetos, que ya empezaban a pesarme, sobre de este, pero se interpuso en mi camino, fruncí el ceño ante su terquedad, me moví hacía la izquierda y el volvió a impedirme el paso, rodee los ojos.
— Bien, vere si Lenny las puede llamar— dije con la voz azorada, el me miro con una gran y brillante sonrisa— Ahora... me permites pasar— pedí con la voz más calma, pero mi gesto no cambio.
Su respuesta fue quitarse de mi camino a lo que le agradecí.
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