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Pensar que podría estar en esta situación años atrás sería técnicamente imposible, pero la vida te da unos cambios abruptos y desconcertantes.
Vi se encontraba del otro lado del puente, ayudando a una vigilante que en mi vida había visto, no lo voy a negar cuando la vi con esa peli azul sentí mi sangre hervir. No, no fueron celos, fue simplemente por el dolor y enojo. A la vez el enfado también era conmigo misma, al haberme tragado sus palabras como si se tratase de agua, ahí me veían, aguantándome las lágrimas. Fue muy estúpido de mi parte no haber dudado como normalmente lo hago.
Solté un suspiro pesado, intentando de esta forma sacar todas las emociones y todos los pensamientos que empezaban a carcomerme por dentro, dejándome, como siempre, a la derivar, indefensa, y con mis emociones a tope.
Moví mi cabeza de lado a lado, como insinuando que de esta forma evitaba que todos esos pensamientos dolorosos y penosos me consumiesen.
Empecé a avanzar hacia la pelea que se estaba formando entre Ekko y Jinx, ambos, mejores amigos de la infancia, casi que hermanos, peleando para ver quien salía vivo y quien no, porque se sabía que Ekko se había rendido con gran facilidad en intentar recuperar a Powder- razones tenía, eso lo sé -, y mucho menos intentar amar a Jinx. Y esto lo tenía muy en claro Jinx, la peli azul puede tener muchos traumas y lo que sea, pero estúpida nunca fue, y sabía que las intenciones de la mayoría de personas con las que antes convivía ya no eran las mismas, ya no la veían como una niña indefensa e insegura, sino, como una maldita enferma, sin alma ni corazón.
Yo no iba a permitirme ver como ambos, los cuales son como mis hermanitos, se pelearán hasta la puta muerte, no podía. Pero el repentino grito de la peli rosa, el cual tenía impregnado mi nombre me desestabilizó e hizo que casi detuvieron mi marcha.
No me iba a voltear, no podía. Di un paso y ella volvió a suplicarme que parara y la escuchara, otro paso y más suplicas, otro paso y más cuchillas y dudas aniquilándome. Quedé en medio de la pelea entre Ekko y Jinx, y entre Vi y la vigilante, la cual parecía estar a punto de perder el conocimiento por lo aturdida que salió de la explosión.
- ¡Por favor! ¡Tú no eres así!- la duda y el dolor desaparecieron por un instante, siendo remplazados por la ira, me voltee, dejando de lado mis emociones y sentimientos hacía ella.
- Tú que vas a saber, no estuviste por siete años, y ahora, que sabes que cambie, que sabes nuestras putas realidades, preferiste darnos la espalda, no escuchar nuestras malditas suplicas, y unirte al enemigo. Sabes bien que en esta historia nadie puede salir limpio, todos, absolutamente todos, tenemos sangre en las manos, el peso de la culpa, nunca se va a ir, ¿Te queda claro? Así que no vengas a decirme que me conoces o que me puedes cambiar, ¡Cuando el puto problema es que no quiero cambiar, no voy a cambiar y tu deberías respetar eso!- mi respiración se había vuelto irregular y acelerada.
Había dejado de prestarle atención a la pelea detrás de mí, y sólo miraba con dolor y enfado a la peli rosa, la cual sólo me dedicaba una mirada apesadumbrada y de lástima.
- Es lo que pensé- dije con la voz ronca, me di la vuelta, sin esperar nada.
Ya no esperaba que me detuviera, que me escuchara, que me entendiera, ya no esperaba que me amara. Me dejó muy en claro que, si no iba a volver a ser la misma de antes, no iba a volver a amarme como antes, y yo no iba a seguir complaciendo a los demás sólo para mantenerlos a mi lado, ya no más, si no me quieren así, pues a tomar por culo.
Desenfunde mi arma lista para disparar, sin la idea de asesinar solo herir para no seguir viendo una de las escenas más dolorosas que haya antes visto. Ekko estaba encima de Jinx, listo para dar el golpe final, pero algo lo detuvo. Apunte a su brazo, inhale y exhale, mentalizándome de que sólo hacía esto para no perder a ninguno de los dos, ya tenía suficiente con que Vi me dejara de lado.
Todo paso tan rápido que no tuve tiempo ni de respirar, para cuando vi la bomba ser soltada. Quise correr y sacar de ahí a la peli azul, pero algo me detuvo, jalándome para la dirección opuesta, sentí mi estómago encogerse y un dolor apoderarse de mi pecho. Iba a perder a las únicas personas que me quedaban, y todo por ella.
Todo se empezó a volver borroso, las voces sonaban distorsionadas y cada vez más distantes, complicándome el identificarlas, mi cuerpo dejo de sentir, el frío desapareció, cualquier rastro de dolor se esfumo, y sólo quede yo en la nada y el todo.
Silencio... puro y calmante silencio, me sentía en paz. Mi alrededor era pura oscuridad, pero sobre de mí había una fuente de luz, no sabría decir que la provocaba, pero ahí estaba.
Todo era calmo y, para mí, perfecto. Esto podría ser una tortura y un suplicio para alguien que sufra de claustrofobia, pero como ese no es mi caso, todo era perfección, no quería despertar sólo quería quedarme aquí por la eternidad.
