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La mala fama de Jinx era bien conocida por todos en la universidad, siempre estaba saltandose clases y burlandose de los profesores, también hacía bromas muy subidas de tono a sus compañeros y rectores, pero poco le podía importar que más de la mitad de la escuela la detestara.
La sensación ahora recae en la chica nueva: Lara Doe, muchos e inclusive muchas chicas se sintieron atraídos por ella, pero nadie se había aventurado a siquiera hablarle después de ver como al segundo día de su ingreso le había dado un hasta ahí a un chico que, por lo que Jinx podía deducir, la llevaba acosando ya desde hace un buen rato.
Gracias a esto todos se acobardaron de siquiera intentar ser sus amigos, e inclusive rumores ya habían aparecido.
Así que para joder a todos ellos, porque eso era lo que más le gustaba de la universidad, fue la primera en hablarle después de dos semanas de su ingreso.
Para la sorpresa de muchos, e inclusive de la propia Jinx, fue que la chica era bastante amable y carismática, además había sido la única del lugar que no la juzgaba de a primeras, y aunque se quisiera hacer de la idea que ya no le importaba lo que los demás pensaran de ella (que eso si pasaba, pero hasta cierto punto), la hizo desistir de su plan.
Ahora la mayor parte del tiempo veías ambas cabezas azules de aquí para allá, pareciendo muéganos.
Y esa tarde tampoco fue la excepción, ambas se encontraban en la casa de la de trenzas, Jinx hacía algo que tenía que ver con armar algo y Lara sólo leía con sus audífonos puestos a un volumen considerable. Los padres de la dueña de casa no se encontraban, pero si había dos adultas responsables -claramente no se trataba de ellas-; su hermana mayor y su novia, Caitlyn, la cual no le caía para nada bien, pero el sentimiento era mutuo, por lo contrario y extrañamente, Dana y Vi si se llevaban bastante bien, casi siempre bromeaba diciéndole que ella fue la salvación para su hermanita.
— ¡Doe!— alzó la mirada encontrándose con los ojos grandes y curiosos de su amiga.
— ¿Qué?— dijo quitándose los audífonos, dejándolos descansar en su cuello.
Sin responderle se acomodó sobre sus piernas y con emoción le mostró en lo que llevaba trabajando ya hace bastante, podría decir meses.
— ¿Qué se supone que es eso?— preguntó confundida al creer que sólo se trataba de un juguete para niños.
— Me ofende tu pregunta. Es obvio, adivina— le pidió a la par en que se lo extendía.
Lara lo tomó, empezando a examinarlo, quiso girar la llave detrás del mono, pero Jinx la detuvo dándole un manotazo en la frente, la peli azul la miró adolorida más una risa cortó el ambiente tenso.
