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Estacione la motocicleta a dos cuadras de diferencia de la enorme casa en la que vive la peli azul. Baje del vehículo y me saque el casco, encontrándome con la contraria mirándome fijamente, fruncí la nariz para que dejara de verme, pero sólo provoque que se abalanzar contra mí y me volviera a besar.
Esta vez el beso desde un inicio era intenso y las intenciones eran palpables. Me tambaleé, pero al instante fui sostenida por la cintura para que ninguna cayera y se llevara a la otra haciendo efecto domino.
Caminamos entre tropezones y jadeos hasta la primera pared que se nos cruzó, quedando acorralada. Solté un jadeo al no sentir el aire entrar en mí, a los segundo Caitlyn también así que se separó de mí.
— Carajo— susurro ante mi acción.
Esta vez fui yo la que la acorralo, empezando a besar su cuello como mi payback por lo de hace un momento. Soltó un jadeo al sentir mis besos en su pulso.
— Pa-para— tartamudeo e intento alejarme dándome unos empujoncitos en los hombros.
Le di una mordida ligera provocando que diera un brinco, ya no sabría decir si fue por la sorpresa o por otra cosa.
— Ahora si ¿no?— me burlé ante la expresión de bochorno y excitación que tenía.
Bajo la mirada avergonzada, y sin decir una palabra me tomo por la muñeca y empezó a correr en la dirección en la que se encuentra su casa.
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Cerré, con cuidado de no hacer mucho escándalo, la ventana, también corrí las cortinas, por cualquier cosa. Me di la media vuelta encontrándome con Caitlyn revisando que nadie estuviera rondando por los pasillos, sonreí ante lo tierna que se veía tan seria y con un dejo de preocupación en la comisura de los labios.
— ¿Asustada Kiramman?— pregunté en un susurro a la par en que me acercaba a ella.
Volteo viéndome mal, pero al instante su gesto decayó y fue remplazado por un sonrojo ligero y un brillo de diversión. Antes de que pudiera reaccionar, me acerco a ella por la cintura y me incentivo- tocando con delicadeza mis muslos -, sin la necesidad de palabras, que brincará para que me cargará.
