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El cumpleaños de Valery se encontraba a nada de llegar, y Caitlyn como buena pareja había estado masacrándose la cabeza para saber que darle de regalo, aunque sabía que su novia no era para nada exigente a como aparenta ser, literal le podía regalar un helado y ella iba a ser la persona más feliz.
Pero aun así sentía la responsabilidad de darle algo más, porque quitando de lado la etiqueta novias, Valery también era su mejor amiga, así que sentía una gran necesidad de darle a comprender con acciones lo que no podía darle a entender con palabras.
Había pensado en demasiadas cosas, y como sabía que su novia no era fan de las cosas estereotípicamente románticas, se había ido por lados un poco extremos, y claro, sexuales. Había investigado bastante desde la vez que le mostró lo que era el bondage y si podía hacerlo con ella, obvio le explico de lo que iba, y aunque le diera cierta pena admitirlo le había gustado más de lo normal, no sabía si era por la dinámica de esa vez o si fue porque fue la primera vez en que la pelinegra la había dominado y se le había hecho jodidamente atractiva.
Había encontrado una temática algo interesante y que tal vez le gustaría intentar con ella. Cerró la página y sin más se fue a dormir, ya organizando mentalmente sus tiempos para ver en qué momento podría salir de la jefatura sin que nadie la viera y pudiera comprar lo que necesitaba.
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Reviso su reloj de muñeca viendo que eran las nueve con cuatro, bastante temprano para ella, pero en poco la cumpleañera iba a llegar al departamento así que no podía perder más tiempo.
Se estacionó en el lugar apartado para su piso, y con algo de prisa salió de este yendo a la cajuela, sacando las bolsas del super. Reviso por encima que el helado no se encontrará muy derretido, y sin más tomó el elevador.
Salió del elevador y sin siquiera sacarse la chamarra se dirigió a la cocina y guardo el helado, ya después que organizo un poco las compras se fue a la recamara a cambiar, desde que salió del super había empezado a llover, y como el super que le quedaba más cerca no tenía estacionamiento se le hizo fácil ir caminando, regreso a la jefatura empapada, pero con las compras hechas.
