𝟔. 𝑯𝒆𝒚, 𝒃𝒊𝒓𝒅.

6.9K 432 56
                                    

                 
𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟔; 𝑯𝒐𝒍𝒂, 𝒄𝒉𝒂𝒗𝒂𝒍.

—¿SABES? CREO QUE EMPIEZO A ODIAR ESTO DE SEGUIRTE EN TUS PEQUEÑAS AVENTURAS—comentó Gold, sentada junto a los chicos en la parte trasera de la camioneta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¿SABES? CREO QUE EMPIEZO A ODIAR ESTO DE SEGUIRTE EN TUS PEQUEÑAS AVENTURAS—comentó Gold, sentada junto a los chicos en la parte trasera de la camioneta.

John B la había llamado unas trescientas veces por teléfono interrumpiendo su típico concierto en el baño antes de tomar una ducha refrescante. Como es obvio, esa ducha refrescante de agua de rosas—no juzguéis—terminó siendo una de menos de cinco minutos con solo jabón. Trás eso se vistió con lo primero que encontró en su armario y salió corriendo hacia donde la estaban esperando.

—Sé que me equivoqué con lo del faro. Y bueno, todo lo demás—dijo John B—. Pero tenía razón en una cosa; Mi padre intenta decirme algo. Algo importante y grande.

—Espero que valga la pena, Routledge—soltó la chica, metiéndose entre el hueco de los asientos—. Porque has interrumpido mi estupenda ducha de agua de rosas.

—No te preocupes, Goldy. Tu y yo podemos darnos esa ducha cuando esto acabe—dijo JJ, con una diabólica y pícara sonrisa.

Ella agradeció estar a oscuras, porque de no ser así, todos hubieran notado lo rojas que estaban sus mejillas a causa del comentario.

—Prometo que esta vez no voy a decepcionar a nadie. Es la definitiva, chicos.

Bajaron de la camioneta con varias linternas en la mano, ninguno sabía que estaba pasando o hacia dónde se dirigían, pero siguieron al moreno hasta llegar al destino; El jodido cementerio de Outer Banks. Había una verja de un par de metros en la entrada, definitivamente más alta que cualquiera de ellos. La saltaron como pudieron, Gold con un poco de ayuda del rubio, quién la recibió en el otro lado con los brazos abiertos evitando su caída.

—¿Qué hacemos aquí? Es espeluznante—dijo Kiara, entrelazando sus brazos con la chica.

A Gold no le gustaba estar ahí. Después de los hospitales, los cementerios era lo que más odiaba.

—¿Sabéis cuando escuchas una canción y por mucho que des vueltas no te acuerdas de quién la canta?

—Déjate de metáforas, John B. Ve al grano antes de que nos pille alguien—lo interrumpió Gold, con la luz de la linterna apuntando el rostro del chico. El cerró los ojos con fuerza, dándole un empujón para que perdiera el equilibrio y dejase de hacer eso—. Oye, un poco de respeto por tu amiga.

—No me apuntes con eso otra vez—la señaló con el dedo acusatoriamente—. En cuanto a lo otro. Redfield, la pista que había en la brújula. Pensaba que era un sitio, pero no lo es. Estabamos muy equivocados.

ACHILLES HEEL➵ Outer BanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora