𝟏𝟗. 𝑨𝒏 𝒊𝒏𝒏𝒐𝒄𝒆𝒏𝒕 𝒔𝒐𝒖𝒍 𝒅𝒊𝒆𝒔.

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𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟗; 𝑼𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒊𝒏𝒐𝒄𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒆.

POR MALA SUERTE O FORTUNA, CUANDO LAS CHICAS FUERON A CASA DE LOS CAMERON, no hubo rastro alguno de su mejor amigo psicótico con pistola o de algún cuerpo muerto en el jardín

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POR MALA SUERTE O FORTUNA, CUANDO LAS CHICAS FUERON A CASA DE LOS CAMERON, no hubo rastro alguno de su mejor amigo psicótico con pistola o de algún cuerpo muerto en el jardín. Ward seguía vivo, hablando por teléfono en el balcón su despacho. Aquello generó un gran alivio, pues John B no había actuado de forma incorrecta, pero a la misma vez a Goldy le preocupaba no saber el paradero de su amigo. No contestaba a los mensajes. De hecho, ninguno de ellos lo hizo. Esperaron durante toda la noche a que alguno de los chicos utilizara el teléfono, pero nunca llegó una respuesta. Pope había apagado el suyo para que este no interviniera en su sueño, tenía que acostarse temprano para la entrevista que tenía a las siete de la mañana.

En cuanto a John B, desde que peleó con Sarah a cerca de los crímenes que había cometido su padre y ella decidió no creerle, apagó el móvil. No quería saber nada de absolutamente nadie. Ni siquiera de Goldy, quién la bombardeó a mensajes.

Por último pero no menos importante, la batería del rubio favorito de la chica había muerto y la electricidad de la château no era muy buena como para enchufar el cable. La única opción que le quedaba era el cargador portátil—regalo de Goldy—pero este estaba en la casa de su padre. No le causaba mucha alegría tener que volver allí, sin embargo lo hizo, y como siempre, las cosas no salieron a su favor. El señor Maybank volvió a pegarle una paliza por desaparecer durante días y el avergonzado de lo patético que era como para no plantarle cara, no durmió aquella noche en la habitación de la chica, preocupandola.

A la mañana siguiente Kiara y Goldy se levantaron con un mensaje de JB, quien había decidido abandonar su locura para citarlas en el muelle junto a los demás.

—¿Por qué seguimos saliendo con ellos?—preguntó la más alta, bufando—. Cada día que pasa me lo cuestiono aún más. Quiero decir, son idiotas y no nos cuentas las cosas. ¿De qué nos sirven unos amigos así?

—Puede que sean idiotas, pero de todas formas los queremos—dijo ella, dándole un empujón amistoso—. Aunque admito que me molesta cuando no responden los mensajes. ¿Es tan difícil mandar una carita sonriente? No significa mucho, pero me sentiría más tranquila si lo hicieran.

—¿Y qué pasa si en vez de esa carita sonriente querían mandar el emoticono de la muerte?—alzó las cejas—. Nunca te fies, Goldy.

Ella soltó una carcajada ante las palabras de su amiga. Al contrario que los chicos, ellas hablaban por el móvil durante horas. En las reuniones familiares, cuando se iban de viaje, cuando estaban castigadas sin salir. Incluso, a veces, en el cuarto de baño mientras se duchaban. Era natural y creaba confianza. Una pena que sus amigos no entendieran el significado de esas palabras.

—¡Mira quién ha decidido aparecer!—exclamó Goldy, abriendo los brazos para rodear al pecoso. Este aceptó con gusto, apretando la pequeña cintura de la chica. Necesitaba ese abrazo—. Sé que odias que te lo pregunten. Pero, ¿Estás bien?, ¿Quieres hablar de tema?

ACHILLES HEEL➵ Outer BanksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora