𝑨𝒄𝒉𝒊𝒍𝒍𝒆𝒔 𝒉𝒆𝒆𝒍-🌴🍍
‟Porque tu eres mi puto talón de Aquiles, Goldy. Eres mi única debilidad, la que me importa. Si salgo herido, si me roban, si me encierran en la cárcel, si me insultan o se ríen, no me importa. No me importa mientras t...
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OTRO LINDO ATARCEDER SE HACÍA PRESENTE EN LA ISLA DE OUTER BANKS. Los pogues junto a su reciente adquisición, Sarah Cameron, viajaban con rumbo a Tannyhill. Por primera vez desde que los seis se juntaron, no había ninguna disputa entre ellos. Sorprendentemente, nadie gritaba o insultaba a otro, solo conversaban como personas corrientes.
Como adolescentes.
Goldy se sentía muy feliz a raíz de ello. Porque ahora tenían una buena armonía.
—Me encanta poder sentarme entre las dos sin que os queráis arrancar mechones de pelo la una a la otra—soltó ella, con un suspiro estirando sus brazos para rodear los hombros de sus amigas—. También me gusta hablar contigo sin que tenga que esconderme—le dijo a Sarah, quién le dedicó una sonrisa.
Las tres habían tomado asiento al final del todo para tener un poco de privacidad. Goldy, después de haberle pedido miles de disculpas a Kiara y prometer que nunca en la vida iba a volver a hacer algo parecido, las chicas le contaron lo que ocurrió en el bote. Ella se sorprendió, pues de todas las opciones que había barajado en su mente sobre el comportamiento de Sarah, nunca imaginó que alejaba a las personas cuando estas comenzaban a quererla de verdad.
Fue un dato impactante. Pero en el fondo entendía el pánico de la rubia.
—A mi también me gusta esto, necesitaba compañía femenina. Estar rodeada de testosterona las veinticuatro horas del día no es bueno para mi cerebro—dijo Kiara.
—¿A qué te refieres con que necesitabas compañía femenina?—cuestionó la más bajita un poco indignada—. Siempre me has tenido a mí.
—Sí, te tenía a tí, pero con ese rubio idiota pegado a tu espalda a cada momento—dijo, consiguiendo que ella tragara saliva, sintiendo sus mejillas rojas. Aún no le había contado nada sobre los besos o la escena de ayer en la lancha, cuando el chico dejó muy claro que sí sentía atracción hacia el.
Sarah la observó, curiosa.
—¿Por qué reaccionas así?—le dijo, quitando el pelo de su rostro para que la de rizos pudiera ver sus mejillas—. ¡Dios mío, pareces un tomate!
Ella sintió aún más vergüenza, apartando su mano de un golpe—. No exageres.
—Goldy, ¿Ha pasado algo que quieras contarnos?—dijo Kiera, inquisitiva. Ella se puso nerviosa al instante, jugando con los anillos de sus dedos—. Oh, perra. Conozco esos gestos, ¡Cuéntanos lo que ha pasado!
Ella le tapó la boca con urgencia, señalando que debía guardar silencio para no llamar la atención de los tres chicos de más adelante.
—¡No grites de esa forma!—susurró, quitando la mano. Las dos chicas se acercaron más a ella con la emoción bailando en sus ojos—. ¿P–por qué me miráis así?
