Capitulo 32

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En el momento en que Shirou se desmayó en el hombro de Ereshkigal esta lo tomo suavemente en sus brazos mirando con preocupación las heridas que poseía su cuerpo, la más llamativa era su obvia falta de un miembro de su parte superior.

Ereshkigal estaba a punto de intentar curar a Shirou cuando los monstruos llegaron hasta donde los dos se encontraban, aunque Kuroka los intercepto junto a los guerreros de Ereshkigal la cantidad de monstruos y semidioses enemigos era abrumadora, ante esto los ojos de Ereshkigal normalmente rojos que contrastaban con la amabilidad que ella poseía o su timidez que a vista de los demás la hacía ver completamente tierna se transformaron, el color rojo se borró en su totalidad dando paso a un color dorado brillante que ejercía poder.

Los atacantes más sensitivos a la energía se detuvieron y temblaron de miedo, por su parte los ignorantes intentaron seguir avanzando, solo para ser atravesados por picas negras con fuego de tonos rosas en sus puntas, los sobrevivientes de las picas se vieron invadidos rápidamente por una pared de fuego azul que acabo con todos los cercanos.

Los combatientes que no habían sido alcanzados por los ataques e incluso el ejercito Romano se quedaron completamente quietos, muy pocas veces habían visto la ira de los dioses en acción y mucho menos una tan eficaz y destructiva.

Con los enemigos quietos Ereshkigal levanto su brazo libre y una gran lanza de fuego de tonos rosas apareció flotando sobre el mismo, a pesar de su estatura promedio, a diferencia de otros dioses que preferían verse altos para ser imponentes, todos se sentían empequeñecidos, la divinidad de Ereshkigal empezó a sobresalir de su cuerpo mientras la lanza sobre su mano se estabilizaba arrojando pequeños rayos de energía que rompían el mármol negro del cual estaba hecho el suelo.

En su desesperación algunos monstruos intentaron atacar a Ereshkigal para evitar que arrojara su ataque, pero los guerreros esqueleto o Kuroka los acababan antes de siquiera acercarse, pero incluso si lograban pasarlos solo les esperaba una lluvia de picas que los atravesarían por completo.

El miedo y desesperanza aumentaban a cada momento al ver la titánica lanza terminar de adquirir forma, cuando la lanza se estabilizo por completo Ereshkigal apunto con su brazo hacia enfrente de ella provocando que la lanza empezara a girar hacia los monstruos, los Romanos sin pensárselo demasiado empezaron a retroceder solo para unos segundos después ser testigos de una explosión que borro por completo el ejército de Cronos.

Los semidioses romanos quedaron pasmados mirando a Ereshkigal antes de arrodillarse frente a ella en forma de respeto, Ereshkigal los miro por un segundo antes de que el suelo temblase.

- ¿Qué fue eso nya? – pregunto Kuroka volviendo a su forma humana mirando a su alrededor con sus orejas levantadas y sus ojos estaban afilados mientras miraba sus alrededores buscando que estaba mal.

Grietas enormes empezaron a aparecer en toda la montaña asustando a los semidioses que se encontraban en las faldas de esta y sorprendiendo a Kuroka y Ereshkigal, por lo que esta última abrazo con más fuerza a Shirou que seguía inconsciente en sus brazos.

- ¡¿cómo sucedió eso nya?! – pregunto Kuroka al aire

- ¡Vámonos Kuroka! - Grito Ereshkigal mientras abría un portal y bendecía a los semidioses en huida para que pudiesen evitar a la muerte

La bendición que Ereshkigal les dio a los semidioses era peculiar, a pesar de su nombre está realmente no afectaba el dominio de Thanatos o el de Hades, en cambio afectaba el dominio de Tyche diosa de la fortuna, pero solo podía ser otorgado por un dios de la muerte o de los muertos, pero a Hades no le importaban lo suficiente los semidioses o mortales como para entregarlo, solo sus hijos pero no podía dárselo a ellos por las leyes antiguas Thanatos no quería que su dominio fuese evadido tan fácilmente y Ereshkigal apenas había salido del inframundo, por lo que normalmente Ereshkigal podría haber sido regañada por Tyche y Thanatos pero por la situación de guerra ambos no le dirían nada, además que hacer llorar a Ereshkigal era pecado capital por órdenes de Perséfone.

El mago de EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora