Capitulo 39

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El regreso a casa fue rápido y sin fanfarrias, el entrar temprano a su hogar fue agradable para él, aunque esto no atenuó su estrés debido al error cometido con anterioridad el mismo día, un cansancio mental significativo empezaba a aparecer dentro de si debido a las múltiples responsabilidades que había tomado sin pensar demasiado.

-estoy en casa- suspiro entrando a su hogar siendo recibido por silencio

Ante la falta del habitual recibimiento parpadeo un par de veces antes de encogerse de hombros y avanzar hacia la cocina en búsqueda de relajarse un poco mientras disfrutaba del ambiente hogareño. El aroma natural de los habitantes de la casa era suave pero notorio, el olor a bosque y flores predominaba gracias a la conexión con la naturaleza que poseían además de la visita reciente de cierta primordial de la tierra.

Aunque este se vio rápidamente opacado por los olores de la preparación de múltiples alimentos.

Poco menos de una hora después fue que llego la primera habitante del hogar, tarareando suavemente para sí misma.

-ya llegué nya- dijo felizmente mientras atravesaba la puerta, antes de oler los aromas provenientes de la cocina.

Con un salto las orejas y cola anteriormente ocultas de Kuroka salieron a la luz ante la expectativa de los alimentos antes de moverse rápidamente en dirección del comedor esperando ver la mesa llena de alimentos, aunque se decepcionó rápidamente al notar que ningún plato se encontraba colocado entre el mueble.

-¿comida?-preguntó con una voz triste, lo que llamó la atención del cocinero.

-¡oh! Bienvenida de vuelta-respondió felizmente Shirou - ya casi está la comida ¿me ayudas a preparar la mesa? –

-sí ¡comida!- festejó la Nekoshou solo para recordar un pequeño detalle - un momento ¿no deberías estar en la escuela nya? Aún es temprano-preguntó inclinando la cabeza ante la presencia de su pareja, aunque su tono no demostró nada de decepción solo curiosidad.

-sí- respondió nerviosamente Shirou antes de reírse de forma incómoda -no ha sido un buen día-

los ojos color ámbar de su esposa lo miraron atentamente notando como la incomodidad y el estrés se reflejaban fácilmente en su rostro, asintiendo sabiamente para sí misma decidió no seguir preguntando nada más, en cambio esperaría hasta que el resto de los residentes de su hogar llegasen, si su pareja no quería revelar nada no profundizaría, pero en caso de necesitar ayuda, mientras más mejor.

Con una velocidad que incluso Hermes envidiaría, principalmente ante la promesa de alimentos, Kuroka preparó la mesa con platos, cubiertos y vasos.

-¡listo nya!-dijo felizmente una vez terminó

-eso fue rápido -mencionó con una sonrisa amable el semi dragón-la comida ya casi está lista tardará, solo unos minutos –

Un silencio cómodo se esparció por todo la casa mientras ambos esperaban pacientemente, o mejor dicho solo uno de ellos esperaba pacientemente, el regreso de los otros 2 habituales en el hogar, cosa que no tardó mucho menos de 1 minuto después de haber terminado de hablar un aroma a flores inundó la sala de estar mientras una joven rubia, de apariencia al menos, hacía acto de presencia.

-regresé-parlo suavemente, esperando una vivienda vacía o evitar molestar a cualquiera dentro de ella, por supuesto el oído mejorado de los otros 2 evitó que ese pequeño susurro se perdiese.

Al abrir sus ojos rubíes la rubia se encontró con una mirada ámbar que parecía estar cazando, antes de poder soltar incluso una palabra fue arrastrada rápidamente hacia el comedor con un chillido y sentada forzosamente en una silla.

El mago de EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora