Capitulo 41

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Con un movimiento rápido Shirou y Thalía aparecieron en el campamento mestizo, específicamente en la hoguera de Hestia donde una reunión de emergencia se estaba concretando, una en la que se presentaba la idea de buscar a la hija de Zeus con múltiples equipos de búsqueda por el país, por supuesto todos quedaron en silencio al ver que la reunión de casi tres horas de duración y la logística discutida eran inútiles ante la aparición de "la madre" del campamento con la semidiosa perdida. Las miradas de incredulidad fueron obvias mientras miraban al semi dragón arrastrando de forma literal a Thalía a través de su método de "teletransportación".

-mira qué suerte – una sonrisa apareció en el rostro de Shirou quien volvió su mirada hacia su actual cargamento – están en plena reunión, no tendremos que reunirlos para avisar que volviste –

-¡volvió! – con un grito de una hija de Afrodita los semidioses más cercanos a Thalía se acercaron rápidamente antes de regañarla y preguntarle donde había estado

- Shirou – Quirón se acerco un poco dudoso al pelirrojo con sus cascos resonando en el mármol mientras avanzaba – esa camiseta y tatuaje son de ellos ¿ella estaba en su hogar? – con una mirada rápida Shirou noto la camiseta morada bajo la armadura ligera que Thalía portaba, así como el tatuaje nuevo que tenia en su antebrazo

-si te refieres a los tipos que empiezan con R entonces la respuesta seria si – la seriedad apareció en el rostro de Shirou al recordar el aroma que había salido de Thalía al hacerla recuperar sus recuerdos – estaba ahí amnésica y recién unida a sus tropas, la retire de ahí en cuanto pude y la ayude a recuperar sus recuerdos-

-¿amnésica? – la duda floreció en el viejo centauro milenario, había pocas cosas que podían afectar a tal punto la mente de un semidios siendo la mayoría de naturaleza divina y eso era preocupante – no puede ser una coincidencia –

-¿Qué cosa? –

-la aparición de uno de sus semidioses aquí pocos días después de la desaparición de Thalía y por lo demás, amnésico – los ojos de Shirou se entrecerraron, ciertamente eso no parecía ser una coincidencia, demasiado poco tiempo entre ambos eventos y sus circunstancias tan similares.

-¿Dónde esta este chico? Creo que puedo recuperar su memoria –

-esta ahí – señalo Quirón a un joven rubio sentado confundido entre las gradas, estaba vestido con una camiseta del campamento, aunque se sentía como si no fuese para el y un tatuaje en su antebrazo exactamente igual al de Thalía, pero con múltiples líneas debajo del mismo en vez de la única que la chica portaba en ella.

-¿crees poder separarlo del grupo? Prefiero que sus recuerdos no sean recuperados en este ambiente, podría ser demasiado para su psique – el centauro asintió ante las palabras de su compañero cuidador antes de moverse con bastante gracia, para un centauro, entre los jóvenes semidioses hasta el rubio que había sido señalado con anterioridad.

Quirón hablo suavemente al oído del semidios quien asintió determinado, el joven se levanto de su asiento y fue seguido de cerca por otros dos, una chica y un chico, Shirou solo se encogió de hombros ante eso era común ver a los semidioses griegos moverse en grupos de tres a casi cualquier parte, era una clase de superstición griega si no estaba recordando mal. Dejando de lado sus pensamientos erráticos Shirou se movió en dirección de la casa grande a donde Quirón se dirigía con los semidioses. Nadie además de Thalía noto como los dos desaparecieron, pero no hizo ningún comentario ocupada bajo un constante ataque de semidioses preocupados por su bienestar.

El primero en llegar a la casa grande fue Quirón acompañado de los semidioses a quienes les dio algunos refrescos que Dionisio solía dejar en un refrigerador para que tomaran algo.

El mago de EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora