No Te Va Tan Mal

I.II - ¿Tan básico me veo?

Las dos horas de clase de la profesora transcurrieron lentamente, con cada tictac del reloj resonando en los oídos de Ismael como un eco constante del tiempo que aún restaba. Cuando finalmente el timbre de la escuela sonó, marcando la hora del descanso, un suspiro colectivo de alivio se esparció por el aula. Aunque este breve interludio ofrecía un respiro, Ismael, como cualquier otro estudiante, anhelaba con mayor fuerza el sonido liberador del timbre final que marcase el fin de la jornada escolar por ese día.

Ismael, a sus 14 años, personifica las complejidades típicas de la adolescencia con una mezcla única de atributos que lo distinguen entre sus compañeros. Su rostro mantiene trazos de niñez, brindándole un aire de inocencia que contrasta con la madurez incipiente que empieza a asomarse a medida que crece.

Aunque no es considerado uno de los más atractivos de su institución, esta percepción parece ser más una consecuencia de su elección por mantener un perfil bajo que una falta de atractivo físico. Su complexión media y su corte de cabello al estilo eBoy le proporcionarían todas las credenciales para ser visto como uno de los jóvenes más atractivos, si él decidiera buscar ese tipo de atención.

Los anteojos que elige llevar añaden una capa adicional de intelectualidad a su apariencia, lo que lo aleja de los estereotipos convencionales de la popularidad juvenil. Estos no son simplemente un accesorio; son una declaración de su seriedad y dedicación al estudio.

A medida que el descanso se acercaba a su fin, Oscar e Ismael recorrían juntos el pasillo de la escuela, aprovechando esos preciados últimos minutos para profundizar en su charla sobre el juego que tanto les había capturado la atención. La conversación era animada, con cada comentario y consejo rebotando entre ellos, mientras sus risas y exclamaciones llenaban el aire

Anna, con su cabello castaño claro, largo y ondulado que caía graciosamente sobre sus hombros, y su distintivo rostro en forma de diamante, capturaba fácilmente la atención a su paso. Era bien conocida en la escuela por su combinación de belleza e inteligencia, características que la colocaron en tres de las listas más prestigiosas entre los estudiantes: la más linda, la más sexy y la más inteligente. Justo en ese momento, mientras Ismael y Oscar estaban absortos en su conversación sobre el juego, paso a su lado.

Anna, con una voz ligeramente tímida que contrastaba con su presencia segura, llamó suavemente - ...Ismael – Los tres se detuvieron y giraron, encontrándose frente a frente. Anna sonrió con suavidad, su rostro reflejando un toque de nerviosismo.

Ismael devolvió la sonrisa, intentando ocultar casi exitosamente sus emociones antes de responder - ¿Sí?

Mientras, Oscar observaba la escena con incredulidad, casi sin poder creer que una chica tan destacada en la escuela se dirigiera a su mejor amigo de una manera tan familiar. Sin embargo, para Ismael, esto no era tan sorprendente. Anna e Ismael habían estado compartiendo una clase extracurricular de Dibujo durante los últimos meses, un espacio donde habían cultivado una amistad inesperada. A través de proyectos compartidos y largas conversaciones sobre técnicas artísticas.

Lizbeth, una amiga de Anna, se acercó al grupo con paso decidido – Hola – dijo Oscar, extendiendo un saludo amistoso. Sin embargo, Lizbeth apenas asintió con la cabeza, su expresión claramente mostrando desagrado antes de desviar la atención hacia Anna.

Oscar, sintiendo el rechazo, volteó a ver a su mejor amigo Ismael, reflexionando internamente sobre su posición en el entramado social de la escuela. A pesar de que su físico estaba más definido que el de Ismael, con músculos más marcados y una presencia atlética, su cabello negro de corte clásico y ojos marrones no parecían captar la atención como el cabello castaño oscuro y los penetrantes ojos azules de Ismael. En ese momento, una sombra de resignación cruzó por su mente «Destinado a ser un personaje terciario en una historia» , se lamentó en silencio.

Captando el nerviosismo en el rostro de Anna, se inclinó ligeramente hacia adelante - ¿Todo bien, Anna? – preguntó Ismael con un tono suave.

Anna jugueteó nerviosamente con una mecha de su cabello, ajustándola detrás de su oreja, antes de responder con una voz que apenas ocultaba su inquietud - Sí, claro... - Dijo, lanzando una mirada fugaz hacia Oscar antes de centrar su atención de nuevo en Ismael. Aunque afirmaba que todo estaba bien, su voz titubeó, revelando claramente que había algo más en su mente.

Consciente de su nerviosismo y en un intento de desviar la conversación hacia un terreno más seguro, se apresuró a añadir –Nada... Solo no se te olvide mandarme el boceto del quinto personaje del proyecto – Su cambio de tema fue transparente, un claro esfuerzo por mantener la conversación en un ámbito menos personal y más relacionado con sus interacciones habituales en la clase de Dibujo. Ismael, percibiendo el cambio, asintió, entendiendo el mensaje no dicho y decidió no presionar sobre ello.

- No te preocupes, ya casi lo termino – Le respondió Ismael con una sonrisa amistosa y tranquilizadora. Anna se sonrojó al recibir la sonrisa de Ismael, sintiendo una mezcla de admiración y nerviosismo, como si una figura imponente le hubiera dedicado un momento especial. Para ella, la simple interacción pareció algo monumental, casi como si un personaje de gran importancia le hubiera hablado directamente.

Superada por la emoción y aún con las mejillas tintadas de rojo, Anna optó por retirarse discretamente con su amiga Lizbeth, buscando recomponerse lejos de la intensidad del momento. Mientras tanto, Ismael y Oscar continuaron su camino hacia la cooperativa de la escuela, charlando sobre qué snacks comprar, dejando atrás el breve pero significativo intercambio con una naturalidad que contrastaba con la turbulencia emocional de Anna.

Oscar miró a su amigo con incredulidad, preguntándose cómo era posible que Ismael pareciera totalmente ajeno al evidente interés que Anna mostraba hacia él. En su mente, Oscar no podía creer que Ismael estuviera desaprovechando una oportunidad tan clara. «¿Es acaso Idiota? Esas oportunidades no se presentan 2 veces en la vida» pensaba, sintiendo una mezcla de frustración y compasión por su amigo.

Finalmente, decidió confrontar la situación directamente. Recuperándose de su asombro, le preguntó a Ismael con un tono mezcla de asombro y exasperación – ¿Ni siquiera notaste todo el acto que acaba de pasar verdad? – Su pregunta estaba cargada con la esperanza de que Ismael empezara a prestar más atención a las señales que, a ojos de Oscar, eran más que evidentes.

- Sí, claro... – respondió Ismael, su expresión volviéndose pensativa mientras buscaba las palabras adecuadas – Es solo que...

Antes de que pudiera continuar, Oscar, impaciente y algo exasperado por la aparente indiferencia de su amigo, lo interrumpió - ¡¿Es solo que qué?! – presionó Oscar, su voz mostrando un evidente deseo de entenderla razón detrás de la actitud de Ismael.

- Oye...no soy Idiota – Se limitó a responder Ismael, mirando al suelo por un momento antes de levantar la vista nuevamente.

«...¿No soy Idiota? = Si lo noto, ¿pero finjo no hacerlo?» Oscar murmuró para sí mismo mientras miraba el piso, pero volteo a ver bruscamente a Ismael al darse cuenta del significado de sus palabras – ¡Hijo de pe...! - En ese momento el timbre se hizo escuchar y volvió inaudible el comentario de Oscar - ¡¿Por qué harías algo así?! – Dijo, golpeando el hombro de Ismael en un gesto que mezclaba rabia y camaradería. Ismael solo se encogió de hombros y rio.

A cierta distancia, Anna y Lizbeth observaban al otro par desde lejos. Aunque el contenido de la conversación entre los chicos les era inaudible, las expresiones y gestos animados no pasaron desapercibidos para ellas. Intercambiaban comentarios y miradas cómplices, analizando y especulando sobre lo que podría estar sucediendo entre ellos. Con cada observación y risa compartida, se tejía una complicidad que solo aumentaba su curiosidad. Continuaron su camino hacia el aula, aun mirando de reojo hacia atrás.