IV.IV - Último Empujón

6 9 0
                                    


Ismael se sentó en la cama, tomándose un momento para reflexionar sobre la situación. Exhaló profundamente, su expresión mostrando una mezcla de resignación y decisión. Luego, con un gesto de aceptación, asintió ligeramente.

-... Sí - Dijo finalmente, su voz emanando una calma tensa pero resuelta.

Oscar observó a Ismael con ojos muy abiertos, claramente sorprendido por la inesperada aceptación de su amigo. Una luz de asombro y gratitud titiló en su mirada mientras una sonrisa se esbozaba en su rostro - Mira pues - Articuló con una voz que oscilaba entre el alivio y emoción - Realmente no pensé que quisieras ir.

- Creo que iría bien salir un poco, prefiero pasar el rato en casa de Anna que en la mía - Confesó Ismael, su tono revelando un poco de su pesar interno, posiblemente debido a las tensiones en su propio hogar.

Tras la conmoción inicial y una breve lucha interna, Ismael se recuperó rápidamente, decidido a no dejarse abrumar por los sentimientos tumultuosos que habían surgido - Podemos ir, si cambias de opinión – Sugirió, tratando de darle un tono casual a sus palabras. Sin embargo, su gesto, aunque pretendía ser indiferente, no lograba ocultar completamente la esperanza de que Oscar reconsiderara su decisión.

Oscar arqueó una ceja, dejando entrever una curiosidad apenas disimulada tras su máscara de indiferencia - ¿Para qué? - Inquirió, su tono cauto pero teñido de un leve interés.

Ismael miró a su amigo con una sonrisa cómplice - Podrás hablar con Anna, se bien que te gusta - Sugirió con delicadeza, dándole un guiño entendido para animarlo.

El corazón de Oscar dio un pequeño salto, aunque se esforzó por mantener una expresión serena y controlada - ¿A quién no le gusta Anna? - Replicó con una sonrisa pícara, dejando entrever un brillo travieso en sus ojos.

Ismael no pudo contener una risa suave, reconociendo la jugada de Oscar con complicidad en sus ojos - ...A mí no me gusta Anna - Confesó, su sonrisa burlona ampliándose mientras observaba la reacción sorprendida de su amigo.

Oscar dejó escapar una carcajada, agitando la cabeza con diversión - ¡Tú eres un idiota! - Exclamó, su voz teñida de incredulidad y afecto.

Ismael adopto una expresión de molestia fingida, cruzándose de brazos como si estuviera realmente ofendido - ...Entonces no vayamos - Dijo, intentando mantener el ceño fruncido mientras luchaba por contener una sonrisa.

De repente, Oscar se levantó de un salto - ¡Iré a ducharme! - Exclamó, mientras guardaba la partida con rapidez y salía corriendo hacia el baño. Ismael estalló en carcajadas ante la repentina decisión de su amigo.

No Te Va Tan MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora