IV.III - Dicotomía

10 9 0
                                    


El tiempo fluía incesante y sutil, casi como si se deslizara entre sus dedos mientras se perdían en el entretenimiento y la diversión. Ismael y Oscar apenas notaron cómo las horas se evaporaban; lo que comenzó como una partida rápida se transformó en una sesión intensa de juego y música que los llevó más allá de la puesta del sol. Antes de darse cuenta, más de una hora y media había pasado, y el reloj marcaba ya pasadas las ocho de la noche.

Ismael, acostado cómodamente en la cama de Oscar, tenía puestos los audífonos de su amigo, sumergiéndose en la música que fluía con un ritmo suave y envolvente. Mientras tanto, jugueteaba distraídamente con la caja de un coleccionable de Oscar, examinando los detalles del empaque y la artesanía del diseño. Su mente alternaba entre la música y la curiosidad por el contenido de la caja.

Oscar, por su parte, estaba completamente absorto en el juego, su concentración fijada en la pantalla mientras manejaba los controles con una destreza que denotaba no solo habilidad sino también una dedicación apasionada. Cada tanto, su emoción se filtraba en exclamaciones y gestos cuando superaba un nivel difícil o descubría algo nuevo en el juego.

Ismael, reacciono abruptamente notando haberse dejado llevar tanto por el momento de ocio, miró la hora y se dio cuenta de que la hora para la fiesta se acercaba rápidamente. Podría haber optado por seguir disfrutando del ambiente relajado y quizás olvidarse de la fiesta, pero sabía que era un evento más importante para su amigo más que para él. Con una ligera vacilación, nacida del conflicto entre el deseo de continuar la tarde de juegos y la responsabilidad social, decidió abordar el tema.

- ¿Entonces, todavía planeas ir a la fiesta de Anna? - Preguntó Ismael, rompiendo el silencio que se había apoderado de la habitación.

Oscar, sumido en su mundo virtual, pareció sorprendido por la interrupción. La pregunta lo descolocó visiblemente, lo que lo llevó a quitarse los audífonos gamer con un movimiento algo brusco. Su expresión confusa se mezclaba con la desorientación propia de quien es arrancado abruptamente de la inmersión total en el juego.

- ¿Eh? ¿Qué? - balbuceó, aun tratando de cambiar de mentalidad del mundo del juego a la realidad.

Ante la evidente desconexión de Oscar, Ismael exhaló suavemente, mostrando paciencia y empatía hacia la desorientación de su amigo. Repitió la pregunta, esta vez con un tono más calmado y deliberado, asegurándose de captar plenamente su atención.

- La fiesta de Anna. ¿Todavía quieres ir? Te dije que lo pensaría...

Oscar parpadeó varias veces, su mente ajustándose a la realidad del momento antes de enfocarse completamente en la conversación. La mención de la fiesta pareció anclarlo de vuelta al presente, haciendo que recordara el compromiso social que había considerado previamente.

- No, ya no me interesa ir, ni siquiera fui invitado - Respondió finalmente, tratando de ocultar cualquier indicio de sorpresa o decepción al notar lo avanzado de la hora. Su tono era casual, casi indiferente.

Ismael, claramente sorprendido por la respuesta de Oscar, no pudo ocultar su confusión. La declaración de Oscar contrastaba drásticamente con las conversaciones que habían tenido antes sobre la fiesta.

- ¿Qué dices, idiota? - Ismael soltó con incredulidad, aunque en su tono había más preocupación que enojo - Por favor, tú eras el que quería ir más que nadie. Y ni siquiera creo que se necesite invitación, realmente. Y si es así, estoy seguro de que Anna no se molestará si te presentas.

Oscar, aun mostrando algo de resistencia, trató de justificar su renuencia con un tono más ligero, aunque era evidente que había algo más detrás de su decisión.

- Puro carita estará ahí - Respondió, usando el término coloquial para referirse a la gente popular que probablemente asistiría a la fiesta - Y ni me he cortado el pelo, mira, todo graso - continuó, pasando una mano por su cabello como para enfatizar su punto.

- Además quiero terminar esta campaña - Añadió, señalando con la mirada la pantalla del ordenador donde el juego aún estaba en pausa, buscando otra razón para evitar la situación social que claramente lo inquietaba.

Ismael se tomó un momento, buscando las palabras adecuadas para levantar el ánimo sin parecer demasiado insistente. Finalmente, con un tono juguetón y una sonrisa burlona, decidió usar un poco de humor para aligerar el ambiente -...Oye gordis, debes salir más de este lugar - Dijo Ismael sarcásticamente, sabiendo muy bien que Oscar estaba en mejor forma física que él. Era un pequeño pique entre ellos que a menudo usaban para burlarse mutuamente.

Oscar no pudo evitar reír ante el comentario, apreciando el esfuerzo de Ismael por mantener las cosas ligeras. Sin embargo, su curiosidad sobre las intenciones de Ismael no tardó en surgir - Mira quien me lo dice - replicó, devolviendo la broma con una sonrisa - Por cierto, ¿a qué viene todo esto? ¿Realmente estás pensando en ir? – preguntó con cierta intriga, intentando entender si Ismael tenía un interés genuino en la fiesta.

No Te Va Tan MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora