Capitulo 28

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Mas tarde....
La limusina viajaba a gran velocidad entre el tráfico de Atenas. Por el rabillo del ojo veía a Diego servirse un trago. Le sirvió otro a ella sin que se lo hubiera pedido. Bebió sin fijarse en el contenido. Parecía zumo de naranja. La atmósfera era tensa. Ella se sentía nuevamente amenazada.
¿Dónde había dormido él la noche anterior? Era de madrugada y él aún no había llegado. Tampoco había ido a almorzar. Aunque ella no podía decir que se sintiera decepcionada por su ausencia. Eso sí, había tenido que maquillarse a fondo para disimular el rojo de sus ojos. No le apetecía en absoluto conocer a la familia de Diego en ese estado. Estaba hecha un manojo de nervios.
Había un silencio denso entre ellos. Por momentos lo toleraba y por momentos hablaba de cosas intrascendentes para disimularlo.
-Cuando volvamos a Londres intentaré arreglar el escritorio de mi madre. Papá me dijo que lo cuidara. Tal vez podría tener un...
- ¿Cajón secreto? - dijo él sarcásticamente.
Roberta estaba resuelta a encontrar ese certificado, se lo había jurado. No era justo que ella fuera el rehén para que la familia de Diego estuviera a salvo de algo. Aunque pensaba que era paranoico de parte de Diego pensar que ese certificado fuese aún una amenaza, a pesar de la muerte de Martín.
Sin querer, Roberta dejó escapar ese pensamiento por la boca.
- No pienso correr ese riesgo - dijo Diego.
- ¡Voy a terminar pensando que estás tapando un crimen o algo así, algo verdaderamente horroroso! - dijo ella temblorosa.
- ¡No es nada tan dramático! - dijo él con una risotada -. Podes tener la conciencia tranquila.
- Me gustaría que me dijeras algo sobre el certificado - dijo ella dudando.
- ¿Y poner a tu alcance la tentación? ¿Crees que no sé lo desesperada que estás por ser libre? ¿Me crees tan estúpido?
- No le haría daño a tu familia - dijo Roberta pálida.
- Espera a conocerlos.
- ¿Y eso qué quiere decir?
- Ya verás.
Diego se apartó de ella. Decididamente tenía un gesto amargo. Roberta comenzó a pensar que la reunión familiar que iban a tener no iba a ser muy tranquila. ¿O estaba equivocada?
¿Por qué se obstinaba en actuar como si para ella las fotos con Facundo no hubieran sido una sorpresa? Los nuevos y frágiles lazos que ellos habían trazado se habían visto destruidos por el recuerdo brutal del pasado.
Roberta reconocía que en su intención de defenderse, había usado esas fotos para desahogarse, y que tal vez había sido un error.
Estaba furiosa. La culpa no era de Diego. Estaba furiosa porque no era capaz de tomar las riendas de su vida. Se sentía víctima de su padre, de quien había intentando ganarse la aprobación hasta el fin de su vida, e incluso víctima de Facundo Velasco.
Debía aceptar que la frustración, el arrepentimiento y la humillación habían sido producto de su pasividad. Diego no había participado en su decisión de aceptar el matrimonio que le había propuesto su padre. Ésa era una realidad devastadora. Y lo peor era que ella no la había querido ver hasta ese momento.
En ningún momento, durante los cinco años de matrimonio, se había atrevido a discutir la situación, y Diego no había estado en posición de exigir su libertad. En parte no se extrañaba de que Diego pensara que ella había estado obsesionada con él, o que no quería perder su status y su holgada posición económica.
Y ahora pensaba cómo se habría sentido ella si le hubieran mostrado una serie de fotos íntimas con otra mujer... se habría puesto furiosa. Pero Diego había sido siempre muy discreto. Nunca se había dejado sorprender en una actitud de ese tipo con una mujer. Habían llenado las revistas de chismes y sospechas, pero nunca habían tenido ninguna prueba de que él tuviese una relación íntima con una mujer. Reconocía que jamás había tenido la intención de lastimarla.
Diego le había dado el status que su padre había querido para ella, como precio de su silencio. ¿Qué más podía esperar? El amor no había sido parte del trato ni siquiera entonces. Y de un modo u otro ella iba a tener que soportarlo.
- Ayer... - dijo ella sin saber muy bien qué iba a decir, pero con la firme intención de acortar el abismo que se había alzado entre ambos.
- Quería matarte - murmuró Diego con una entonación neutra -. Pero no me había dado cuenta de lo dolida que estabas. Nunca se me había ocurrido ponerme en tu lugar. Vos siempre parecías contenta. No mostrabas ningún signo de infelicidad.
- No estabas allí para verlo, y además yo aprendí a esconder mis sentimientos.
- ¿Por qué te quedaste conmigo? Necesito saberlo - dijo Diego -. Ahora me doy cuenta de que no podía ser por dinero, cuando estabas dispuesta a perderlo todo e irte con Velasco. ¿Entonces por qué seguiste a mí lado durante tanto tiempo?
Roberta tenía las mejillas encendidas. La mirada de él era como una acusación que pesaba sobre ella.
- La primera vez que te vi... bueno, sé que te parecerá estúpido ahora, pero para mí fue amor a primera vista.
- No me parece estúpido - dijo él.
Era difícil decirle esas cosas, y Diego quería ayudarla haciendo ver lo que estaba diciendo no era una tontería. Pero a Roberta le costaba hablar de los sentimientos. Había sido tan fácil decir "Te quiero" a Facundo cuando él se lo había dicho la primera vez...
- ¿Te ha pasado alguna vez? Quiero decir, algo así, ¿como un amor a primera vista? - susurró ella, de modo casi inaudible.
- Sí - contestó él -. Fue algo instantáneo, y me dio mucho miedo. Estaba como atontado, había perdido el control. No me gustó.
Roberta bajó la cabeza. Era evidente que se refería a Lola. Él tenía entonces dieciocho años, recordó Roberta. Pero le dolía de todos modos saber que otra mujer había sido capaz de despertar en Diego un sentimiento tan intenso. Y se imaginó que si Lola no hubiese estado tan preocupada por sus estudios, Diego hubiese seguido enamorado de ella.
- Me estabas contando como te sentías... - le recordó Diego.
- Era tan inocente... Al principio pensé que vos sentías lo mismo. Vos solo estabas jugando conmigo, pero yo no tenía experiencia, y no me di cuenta - dijo ella con amargura -. Así que podes echarme la culpa por lo que hizo mi papá. Si no me hubiese enamorado de vos y lo hubiese demostrado tan claramente, tal vez él no hubiese pensado nunca en chantajearte.......

Matrimonio Diferente •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora