Perfecto Desorden [PERFECTOS 2]

VEINTITRÉS

Canción en multimedia—West Coast de Imagine Dragons

MARATÓN 3/3

UN DÍA ANTES DE LA BODA.

MERIDIA

—¿Sabías que aquí hay flores detrás de cristales y podrías verlas sin tener que toser o ir al hospital por tu alergia?, lo llaman el muestrario de flores, no es el nombre más creativo del mundo pero algo es algo.

Sonrío por todo lo que me cuenta Niko, él ha vuelto apenas hace tres horas y no ha parado de hablar de las maravillas que logró con su país, como tambien, algunas cosas que se encuentran en este y que quiere que vaya a ver junto a él. Eran justamente las cuatro de la mañana pero estoy completamente despierta gracias a él.

—Oh, también la comida que probé cuando me escapé y comencé a a comer en esos puestos de la calle, ¡están mucho mejor que los restaurantes elegantes y te dan mas raciones de comida!

—Tendremos tiempo para ver todos esos maravillosos lugares, ahora, ¿quieres un vaso de agua o comer?

—Un vaso de agua estaría bien, aunque tambien tengo hambre—sonríe apenado y yo me levanto de mi cama mientras camino al baño para mojar mi cara con agua fría y tratar de quitar el cansancio en ella.

Mi cabello sólo lo cepillo un poco y lo dejo suelto, me pongo una bata y mis pantuflas para al menos tapar mis hombros desnudos ya que la pijama de tirantes y un short corto siempre ha sido mi pijama favorita.

—Lamento haberte despertado—se disculpa Niko mientras caminamos a la cocina.

Le resto importancia con la mano y entrelazo nuestros brazos.

—No importa, de todos modos no podía dormir.

—¿Porqué?

—Beatrice sigue matando, aún cuando mis guardias están allá afuera haciendo sus guardias, cuidando a los ciudadanos... esto se está saliendo de control, aunque hace dos días no ha habido muertes, me sigue preocupando que haga algo mucho peor.

—La atraparemos Mer, tranquila, y después la mataremos, recibirá lo que merece—dice.

Sus palabras me hacen recordar el juramento que hice pero que claramente romperé en cuanto tenga a Beatrice frente a frente.

—Les juré que no la mataría, pero no puedo cumplir ese juramento, ella merece morir y yo haré que su vida termine.

—Yo estaré ahí apoyándote—entrelaza su mano con la mía dándole un leve apretón de apoyo, le sonrío—¿Has hablado con Enzo?