Si 2013 lo había terminado con muchos cambios, el arranque del año siguiente no fue la excepción. De pasar a cantar en público por primera vez, la mudanza de mi hermano a su nueva casa, la renuncia a una actividad que hacía de forma extracurricular, tenía que sumarle a la explosión demartológica llamada vitiligo (para ese entonces no tenía idea de su término). Al no aceptarme físicamente lo que me había pasado, estuve todo un cuatrimestre sin cursar, saliendo lo justo y necesario a la calle mientras buscaba remedios naturales para controlar mis primeras manchas (cabe destacar que no tiene cura y las causas son variables).
Refugiado en mi reformado cuarto y recientemente me reencontraba con el synth-pop, la música no paró de sorprenderme. Luego de todo un año escuchando conversaciones sobre el ambiente de la electrónica, necesitaba indagar sobre aquellos que nombraban como referentes. El algoritmo hizo su trabajo, llevándome de canción en canción, descubriendo la variedad de estilos que tiene cuya justificación, bastante técnica de paso, estaba en las ondas de sonido.
Fue así cómo llegué al trance de la mano de Armin Van Buuren y sus sets. Entre ellos, el tema Propaganda que marcaría un antes y un después en mi repertorio musical.
Lo sentí casi como un viaje nostálgico. ¿Por qué? Tuve la suerte, cuando era chico, de tener un vecino DJ que ambientó varias fiestas en mi colegio y las veces que pude conocer su casa, siempre acompañado de mi papá o mi hermano por cuestiones laborales, se la pasaba hablando de su ámbito. Para ese entonces, nos regaló dos CD's compilados: uno de Capo Ferraro y otro de Hernán Cattaneo.
Tenía una base sobre este género, lo que no sabría es que llegaría en mi vida para quedarse.
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Tan Tauro Que Duele
Non-FictionMi primera antología personal. Relatos creados para un fin que jamás pudieron ser destinados por ese propósito. Por eso las denomino MIS JOYAS EN BRUTO. A work in progress. Portada realizada en Canva.