Tan Tauro Que Duele

Respuestas Oníricas

2020

Nunca creía que podía cerrar una etapa (sea el índole que sea) de la manera más extraña. Habían pasado unos meses de la muerte de mi abuelo que el proceso de mi duelo culminó en el inconsciente. Se fusionaron dos espacios mientras corría hasta encontrar una puerta familiar. Mi mente se estaba preparando para un encuentro. Lo sabía a medida que me acercaba y decidí entrar. Sí, conocía el lugar. La espera no se hizo rogar. La figura de mi pariente. Nuestras miradas se cruzaron siendo el gesto mas transparente que dos personas pueden tener. 

-Quedate tranquilo. Está todo bien.

Sorprendido del sonido de mis palabras, no era necesario que él hablara. Le acaricié la mejilla, de la misma manera que mi abuela, a modo de respuesta y lo abracé. Ese acto de cariño fue lo último que hice antes de despertar y entender que, a pesar de nuestras diferencias, pude despedirme con la imagen que me vio crecer.

2022

Es una cosa de locos, después de una década, seguir soñando con el colegio. Pero ¿qué clase de asignatura pendiente me quedó en ese lugar? ¿Alguien me hizo un amarre y no me enteré? Sin embargo, lo que les contaré sucedió y está en ustedes en creerme o no.

Luego de dedicarle una tarde a realizar una limpieza sobre mi pasado (y me refiero a fotografías), el subconsciente decidió traerme un nuevo escenario onírico. Caminando en el patio de mi escuela, como si estuviera en una especie de recreo, oigo de la nada un canto coral:

-¡Juuuaaaniii!

Volteé hacia la dirección donde provenía la voz y reconocí varias caras.

-¡Es hoooraaa queee nooos deeejeées!

Estaban saludándome, aunque su inocente gesto tenía un segundo mensaje. 

-¡Yaaa pooodeées soooltaaarnooos!

Mi cuerpo reaccionó mediante un movimiento involuntario y, en el momento menos pensado, había vuelvo a la realidad, con una sensación relacionado a mi maduración. Había hallado inesperadamente la forma de seguir adelante.

¡Estaba en paz conmigo mismo!