Sandu Shengshou no es más que un niño atormentado

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Sé que no puedes recordar como brillar.
Tu corazón es un pájaro sin alas para volar.
No estás solo,
He estado aquí todo el tiempo cantándote una canción.
Yo te llevaré.
Carry You - Ruelle ft Fleurie

Tenía seis años cuando despertó gritando a voz en cuello durante la madrugada. Experimentó sueños confusos donde había fuego, sangre, cadáveres y fue asfixiado por sentimientos tales como ira, resentimiento, abandono, pena y arrepentimiento. Aquella noche se aferró a sus padres Jiang TianSu y Fei SuJin mientras lloraba amargamente.

Creyó inocentemente que se trataba de una pesadilla a diferencia de ambos adultos que comprendieron al instante lo que apareció en la mente de su pequeño hijo; los recuerdos de su vida pasada. Intentaron explicarle con palabras sencillas lo que aquello significaba, pero para una criatura ingenua es confuso y atemorizante. No hay destellos de luz en dichos recuerdos, todo es sombrío y carente de candidez. Hay burlas, desprecio, rostros enajenados que le observan con odio y mucha pérdida.

Tampoco ansía rememorar la forma en que murió.

Tarda aproximadamente medio año en asimilar que cada escena rodando su mente es parte del rompecabezas de su vida pasada. Sin embargo, asumirlo le hace envejecer treinta años. Es triste como el conocimiento de su existencia anterior le arrebata la infancia, de pronto ya no es el adorable Jiang WanYin sino el marchito Sandu Shengshou atrapado en un cuerpo de seis años.

Es extraño recuperar sus memorias y ser consciente de que ha reencarnado en un nido totalmente diferente. Jiang TianSu, durante su gobierno en Yunmeng, fue su segundo al mando y la persona a quien dejó como líder antes de morir. Con Fei SuJin solo compartió unas cuantas veces pero la mujer lo trató con respeto y amabilidad. Ahora, en el presente, Jiang Cheng finalmente conoce el significado real de familia gracias a ellos. Le han brindado todo el amor que un pequeño pudiese desear y a pesar de que ya no pertenecen a una secta prominente y sean solo un par de trabajadores humildes con una casa modesta, Jiang Cheng aprendió a valorar la humildad y atesorar mucho más su vida.

Se esfuerza en no pensar en los padres que tuvo en el pasado. O en los eventos que destruyeron por completo su alma. Es difícil, pero los progenitores que el destino le concedió en este presente se esfuerzan por hacerle entender que merece ser querido, cuidado y respetado.

Para el tercer año desde aquel suceso, Jiang Cheng es semejante a una flor marchita luego de ser azotada durante días por el sol abrasador. Él lucha diariamente por convencerse de que es digno del amor que Fei SuJin y su esposo le entregan con tanta abundancia, mas los fantasmas de su pasado roen las esperanzas que con tanto esfuerzo brotan en el fondo de su corazón. Es como vivir constantemente en una montaña rusa. Sus emociones suben y bajan, suben y bajan, suben y bajan; no hay reposo, es un ciclo vicioso en el que cayó de bruces y no hay forma de que pueda salir de allí.

A causa de ello se trasforma en un infante silencioso y retraído. El resto de niños que solían compartir con él se alejan debido al cambio drástico de actitud y el resto de padres se muestra consternado por ello. Jiang WanYin solía ser un pequeño alegre, quizá algo mandón y altivo pero también muy dulce, sobretodo cuando de animales se trataba. Y en solo tres años se volvió una sombra que transita por los rincones de la escuela, siempre perdido en sus pensamientos y con aquella mirada tan atormentada que les hace pensar que este niño ha visto un sinnúmero de cosas que lo destruyeron.

A fines de ese año su vida se tuerce un poco más.

Era una de esas jornadas donde no conseguía dominar sus demonios cuando su padre cruzó la puerta sosteniendo a un pequeño bulto entre sus brazos. Curioso, Jiang Cheng saltó de la silla para mirar descubriendo a un niño de aproximadamente cuatro años que le devolvía la mirada con precaución. Es pequeño y desnutrido pero lo que llama la atención de Jiang Cheng son las gazas que cubren sus dos manos. Su madre se aproxima e inmediatamente se lanza a arrullar al pequeño que se escoge atemorizado. Hay lágrimas en los surcos de sus ojos y la vestiduras que cubren su menuda figura le cuelgan como sábanas. Ni siquiera hay zapatos calzando sus pies. La imagen es desoladora y muy triste, es evidente que este pequeño fue abandonado y maltratado.

La Triada RepudiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora