La ira del Primer Jade

336 89 193
                                    

Mi amor, volví de la muerte,
Lo hago todo el tiempo.
Tengo una lista de nombres
Y el tuyo está en rojo, subrayado.

Look what you made me do - Taylor Swift

El padre de Xiao XingChen logró detener a Lan XiChen segundos antes de que saltara tras el rastro de Jiang Cheng.

—Ve al otro lado del puente —le dijo el hombre, arrastrando a Lan XiChen lejos de la baranda—. Corre. La policía y la ambulancia vienen en camino.

Lan XiChen corrió, rápida y desesperadamente. No le importó llevar a sus pulmones más allá del límite, ni el dolor que atravesó sus pies. Lo único que ocupaba su mente en los minutos que tardó en llegar al borde del río, fue alcanzar a Jiang Cheng y a Xue Yang.

Cuando se detuvo, sintió que se ahogaba producto de la falta de aliento. Intentó compensarlo con rápidas bocanadas entre tanto se despojaba de sus zapatos con la clara intención de sumergirse en la corriente de agua.

—¡Jiang Cheng! —Le llamó a gritos—. Por favor, no me hagas esto.

Un jadeo sutil abandonó sus labios al momento en se internó en el río. El agua estaba fría y la corriente le dificultaba la labor de avanzar pero, aún así, continuó adelante sin dejar de observar a todos lados.

Antes de que el nivel del agua le llegara al cuello, Jiang Cheng emergió con Xue Yang a cuestas.

Rápidamente, Lan XiChen nadó hasta ellos para ayudar a Jiang Cheng. Lucía notablemente agotado tras una carrera persistente de ida y vuelta en las profundidades del río, sin embargo, el cansancio de sus extremidades no podía compararse con el tormento de su alma.

Consiguieron llevar a Xue Yang a salvo a la orilla, aunque ninguno se sintió victorioso debido a que no había signos de actividad pulmonar en él. Era prácticamente un muñeco flácido tendido sobre el cemento húmedo.

Lan XiChen lo recostó rápidamente y comenzó a aplicar técnicas de reanimación con urgencia.

—¡Lan Huan, por favor, haz algo! —Jiang Cheng suplicaba de rodillas junto a Xue Yang.

Temblaba de forma violenta, tanto por el frío como por la tensión de sus nervios.

El aludido sintió deseos de llorar producto de la desesperación. —Vamos, vamos, Xue Yang. . . Por favor. . .

—Por favor, sálvalo. . . Lan Huan. . . Por favor. . . Por favor.

La presión que Lan XiChen sintió en aquel momento lo arrastró rápidamente a un estado de gran exasperación. Empujó la palma de sus manos sobre la caja torácica del adolescente con aún más fuerza, intercalando a su vez, con respiración de boca a boca.

—¡La ambulancia está aquí! —Xiao XingChen les informó mientras corría hacia ellos.

De forma repentina y milagrosa, Xue Yang emitió un jadeo ahogado seguido de una tos ronca y un montón de agua que escupió sobre el suelo. No abrió los ojos, pero su pecho comenzó a subir y bajar aunque fuese de manera ralentizada.

Rápidamente Lan XiChen lo hizo voltear sobre su costado y allí lo mantuvo, cerca de su cuerpo como un padre que teme perder a su cachorro para siempre.

Jiang Cheng lloró aún más fuerte debido al alivio. —¡Gracias a los dioses!

Besó el rostro de su hermano entre lágrimas y luego le abrazó, demasiado abrumado por sus emociones como para notar la llegada del personal de la ambulancia.

—¡Abran paso! —uno de ellos dijo.

El padre de Xiao XingChen se aproximó a Lan XiChen para convencerlo de soltar el cuerpo de Xue Yang y dejar a los profesionales encargarse de él, no obstante, tanto él como Jiang Cheng se negaron rotundamente.

Se necesitó la intervención de un par de policías. Ellos los arrastraron hacia un lugar apartado y entonces, Xue Yang desapareció de sus vistas.

—Mi padre está allí —Xiao XingChen les informó, en un intento de brindarles consuelo.

Jiang Cheng asintió, aferrándose a Lan XiChen con las pocas fuerzas que quedaban en su cuerpo.


Desafortunadamente no se les permitió subir a la ambulancia y por ende, se vieron obligados a conducir tras ella. Sólo el padre de Xiao XingChen tuvo la autorización de acompañar a Xue Yang en su traslado al hospital. Tuvo la buena disposición de mantenerlos informados en todo momento e incluso no tuvo reparos en enviar a su hijo en busca de la familia restante de Xue Yang y prendas secas para la pareja.

Al momento de pisar el hospital, Jiang Cheng fue empujado a un mesón a rellenar un montón de formularios y luego, forzado a contestar un sinnúmero de preguntas tanto de médicos como de policías.

Para cuando su familia llegó, Jiang Cheng ya se encontraba al borde del colapso nervioso.

Meng Yao y Meng Shi lo estrecharon en un abrazo apretado, el resto rodeó a Lan XiChen para obtener respuestas. Luego, ambos se marcharon hacia uno de los baños para cambiar sus prendas empapadas.

—Ponte esto —Lan XiChen dijo, extendiendo su suéter hacia Jiang Cheng—. No quiero que te enfermes, cariño.

—No importa —contestó, aunque aceptó de todos modos la prenda.

—Ven aquí.

Al momento en que fue rodeado por los brazos de Lan XiChen, Jiang Cheng volvió a quebrarse.

—¿Por qué el mundo se empeña en hacerle daño, Lan Huan? Xue Yang es solo un niño.

El dolor presente en cada una de sus palabras atravesó, con la misma facilidad que una daga afilada, el corazón de Lan XiChen.

—Mírame, amor mío —Jiang Cheng obedeció—. Voy a encontrar a los responsables y les haré pagar, no importa quiénes sean.

La mirada de Jiang Cheng se tiñó rápidamente con los colores de la ira. —Quiero que sufran, que se arrepientan, que. . . Ugh. . .

—Te prometo que ninguno quedará en pie.


Tras horas de tormentosa espera, el médico emergió de la habitación, seguido de un par de enfermeros.

No se inmutó cuando fue rodeado como si se tratara de un pedazo de carne entre un puñado de cuervos.

—El muchacho está a salvo —dijo, extendiendo una sonrisa en su rostro—. Por fortuna, logró ser sacado del agua a tiempo, así que el daño es reversible.

"Necesitará oxígeno suplementario durante un tiempo, además de la administración de broncodilatadores —puso una mano sobre el hombro de Lan XiChen—. Su hijo se pondrá bien, señor Lan. Confíe en nosotros."

No es mi hijo, Lan XiChen estuvo a punto de decir pero se arrepintió. En su lugar, agradeció al médico por su trabajo y solicitó autorización para ingresar a la habitación.


En cuanto Jiang Cheng y Meng Shi cruzaron la entrada de la habitación, Lan XiChen se marchó a un lugar apartado para realizar una llamada.

¡Señor Lan, qué sorpresa!

Secretario Chen, ha pasado un tiempo.

El hombre del otro lado de la línea emitió un sonido de afirmación. —A qué debo el honor de su llamada, señor Lan.

Necesito que hagas algo por mí, secretario —Lan XiChen aseveró, tenso y tosco.

Lo que usted desee.

—.—

¿Ven que no soy tan mala?

JC no está preñado, aún. Je.

A varias les he dicho, pero van a odiar más a WWX.

¿Dudas?

La Triada RepudiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora