Falsas esperanzas

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Sí, supongo que soy una decepción.
Haciendo todo lo que puedo, no quiero decepcionarte.
Es molesto.
Solo quiero hacerte sentir, que todo lo que hice, fue intentar no ser un problema para tí.

Let you down - NF

Habían trascurrido aproximadamente diez minutos desde su llegada al recinto y Jiang Cheng aún sentía que esto era mala idea.

Intentó convencer a su mente y apaciguar a su corazón, sin embargo, no lo consiguió. Optó por rendirse y huir, sin embargo, no lo hizo a tiempo.

—¡Jiang Cheng!

El aludido suspiró mientras se encogía en el asiento producto de la vergüenza. Tan ruidoso. Cuando alzó la mirada a la persona de pie delante de él, algo de asombro asomó en el borde de su pecho e incluso un ligero sonrojo tiñó sus mejillas.

¿Por qué? Wei WuXian estaba vestido al puro estilo teachwear y traía el cabello corto y revuelto, como si acabara de levantarse, pero sin caer en lo vulgar. Lo peor de todo, es que el negro de sus prendas resaltaba por lejos el gris de sus ojos.

Lucía. . . Diferente.

Perdón por la tardanza, el vuelo desde Yunmeng a Lanling tuvo un par de contratiempos —Wei WuXian explicó entre tanto se sentaba frente a Jiang Cheng.

—¿Estabas en Yunmeng? —Jiang Cheng preguntó, dudoso y confuso.

De inmediato, Wei WuXian desvió la mirada con una risa incómoda. 

—Sí, es que. . . Lan Zhan y yo ya no estamos juntos. ¿Qué sentido tenía continuar en Lanling o viajar a Gusu?

Aquello le tomó por sorpresa. ¿Cómo? Jiang Cheng nunca imaginó que la separación de esos dos era algo posible. Prácticamente parecían siameses.

No quiso ahondar demasiado, después de todo, no era de su incumbencia. Prefirió mantenerse a raya e ir directamente al grano, cada segundo junto a Wei WuXian le generaba un extraño malestar en la boca del estómago.

—Entiendo —dijo, evitando mirar demasiado al otro hombro—. Si te cité aquí no es para hablar de tí o de mí.

Wei WuXian frunció el ceño aunque aún sonreía. —No comprendo.

Jiang Cheng suspiró. —Necesito respuestas y creo que eres el único que podría estar dispuesto a dármelas.

Sus palabras parecieron entusiasmar a Wei WuXian. —¡Claro! Te diré lo que quieras.

—Tu. . . Es decir. . . Ugh.

El corazón de Jiang Cheng tartamudeó producto del mismo nerviosismo que le hacía temblar de pies a cabeza.

—Jiang Cheng, puedes confiar en mí —el hombre dijo, atreviéndose a poner una mano sobre la de Jiang Cheng.

Por supuesto, Jiang Cheng se apartó como si quemara. —¡No te hagas el listo!

Wei WuXian rió a rienda suelta. —Está bien, perdón.

—Eres insoportable, ¿sabías?

Me lo recordabas a menudo —contestó, demasiado feliz para el gusto de Jiang Cheng.

—La única razón por la cual te llamé es porque quiero saber qué sabes sobre. . . Sobre lo que los Lan le han hecho a Lan XiChen —Jiang Cheng dijo, perdiendo la paciencia.

La Triada RepudiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora