¿Zewu-jun?

465 123 141
                                    

Ya están desgastadas,
Todas las palabras.
Lo que queda entre tu y yo,
No le alcanza al corazón.
Y desde mi pecho, suena tu recuerdo.
Todo lo que fue de los dos,
Son ecos de amor.

Ecos de amor - Jessie y Joy


Nie HuaiSang se cruzó de brazos, negándose a acatar la orden de Lan XiChen. Lucía satisfecho e incluso entretenido, tanto que la ira de Jiang Cheng aumentó con creces.

—Lo hiciste a propósito —declaró dando un paso al frente con la clara intención de golpearlo.

Lan XiChen rodeó su cintura con un brazo para impedirlo. —No pierdas tu tiempo con él.

—¿Por ello insistías en venir aquí? —preguntó Nie MingJue a Nie HuaiSang luciendo bastante miserable.

El aludido se encogió de hombros restando relevancia al asunto.

—Si van a discutir que sea lejos de Jiang Cheng —Lan XiChen intervino dedicándole una mirada fugaz a Xue Yang—. Y de su hermano.

Jiang Cheng parpadeó aturdido. ¿Por qué lucía tan tranquilo? Prácticamente acababa de cruzarse con quien fue su hermano jurado y lo traicionó empujándolo a la miseria. No supo si este hecho le producía temor o alivio.

Decidió alejarse de él y coger la mano de Xue Yang.

—No necesitamos tu mierda en nuestras vidas, HuaiSang. Si gustas te puedes pudrir en tu resentimiento pero que sea muy lejos de nosotros —declaró arrastrando a Xue Yang en dirección al edificio contiguo.

—No puedes huir de las consecuencias del pasado, Jiang WanYin.

Jiang Cheng se detuvo a mitad de camino para encarar a Nie HuaiSang.

—¿Consecuencias? ¿De qué mierda hablas? Todos nosotros pagamos por nuestros crímenes, lo que buscas ahora es una excusa para seguir aferrado a tu odio.

—¿Pagar? ¿Es la muerte suficiente castigo? —Nie HuaiSang preguntó cediendo el control a su molestia.

Jiang Cheng resopló.

—Fuimos castigados desde el momento en que nacimos —respondió Jiang Cheng reforzando su agarre en torno a la mano de Xue Yang—. ¿Necesitas un historial?

Al no obtener respuesta de Nie HuaiSang, Jiang Cheng reanudó la marcha sin mirar atrás.

—No me vuelvas a enredar en tus juegos, HuaiSang —Lan XiChen espetó bastante cabreado—. De una maldita vez aprende a enfrentar las cosas por tí mismo en lugar de usar a las personas.

—XiChen, cálmate —Nie MingJue dijo, poniendo una mano sobre su hombro.

Por su parte, Lan XiChen puso los ojos en blanco con hastío.

—Los veré más tarde —anunció quitándose a Nie MingJue de encima para marcharse en la misma dirección en la que Jiang Cheng se fue.

Meng Yao no podría hablar por un par de semanas. Tenía las vías aéreas inflamadas y sus ojos totalmente enrojecidos. Por fortuna, lograron quitarle a Nie MingJue de encima a tiempo o de lo contrario el daño habría sido irreparable. Al menos el daño físico, ya que su ser interior continúa en shock.

Su madre le acompañaba en la habitación de hospital. Necesitaron trasladarlo desde el edificio de la universidad al hospital asociado a la misma y allí le dejaron internado para observación.

La Triada RepudiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora