Enemigo al asecho

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E incluso si pierdo la batalla,
que él me traerá de vuelta a la vida.

Back to life - Zyan



Jiang Cheng cruzó el pasillo a toda velocidad.

No importó el cabestrillo ni el dolor muscular, tampoco le dio importancia a las miradas indiscretas de la gente a su alrededor o a los comentarios negativos sobre su comportamiento.

Xue Yang le seguía el paso. Ambos se encontraban ansiosos por llegar a la habitación donde Lan XiChen fue trasladado tras una operación de emergencia. Según palabras de Meng Shi al teléfono, por causa del golpe violento en su cabeza, el hombre sufrió una lesión cerebral traumática que requirió intervención inmediata.

¿Por qué? Salimos de una para caer de bruces en otra.

Se excusó vagamente en la estación de policía y prácticamente voló hacia la parada de autobús. Dentro de ese vehículo, Jiang Cheng experimentó unos cuarenta minutos de agonía y desesperación.

Por fortuna, la muchacha que lo recibió en la recepción del hospital no tardó en brindarle la información necesaria para coger lo antes posible el ascensor.

El problema, es que la puerta de la habitación de Lan XiChen se encontraba resguardada por un grupo de personas a las que Jiang Cheng no tiene en alta estima.

Meng Shi fue la primera en notar su llegada. Ella estaba de pie en un rincón, totalmente aislada por el resto de personas, pero tan pendiente y preocupada.

—A-Cheng —ambos se abrazaron—. Cariño, debes estar tan agotado. Ven, siéntate.

Xue Yang se pegó al costado de Meng Shi como un cachorro en busca del consuelo de su madre. —Tía Meng.

—Mi pequeño, todo estará bien.

—¿Jiang Cheng?

El aludido alzó la mirada tras oír el llamado de Wei WuXian. Rápidamente todos voltearon en su dirección convirtiéndolo en el centro de atención.

—¿Qué haces aquí? —Lan WangJi preguntó, dando grandes zancadas hacia Jiang Cheng.

—No voy a discutir contigo, Lan WangJi.

La mandíbula del hombre se encontraba tan tensa, que Jiang Cheng creyó oír el crujido de sus dientes.

—Eres la perdición de mi hermano —declaró, derramando todo su enojo y resentimiento en sus palabras—. Lo único que logras es arruinar su vida.

Jiang Cheng quiso fingir que oír aquello no le afectaba. —Intentar manejarlo como una marioneta es arruinar su vida.

—¿Por qué no desapareces? Tu existencia es una maldición.

Lan WangJi se estrelló contra la pared tras ser empujado por Wei WuXian.

—Es suficiente, Lan Zhan. Estoy harto de tu mierda —ladró, totalmente cabreado—. No seguiré soportando que denigres a Jiang Cheng cada vez que puedas.

—Wei Ying. . .

Wei WuXian se plantó entre Lan WangJi y Jiang Cheng. —Libera tu frustración en otro lado.

—A-Xian, no te enfades con A-Zhan —murmuró la madre de los Lan—. Solo está diciendo lo que piensa.

El rostro de Wei WuXian se tornó rojo producto del enojo. —Lamento decirle, tía, que su hijo piensa pura mierda.

La Triada RepudiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora