¡Es por mí!

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Tan frío, solo.
¿Podrías ser mi manta?
Rodear mis huesos,
Cuando mi corazón se sienta desprotegido.
Sin fuerzas, demasiado débil.
Me vendría bien algo de ayuda.
Y tu amor es tan fuerte.

Kindly calm me down - Meghan Trainor

Hay ciertas cosas que Xue Yang jamás podrá olvidar. Cosas que están grabadas en su mente y corazón, cosas que marcaron su alma de la misma forma que un par de jeroglíficos tallados en piedra.

La más importante de todas es el amor de su familia.

Era un niño. Demasiado pequeño para comprender los sucesos de su entorno pero capaz de reconocer el dolor que asolaba su corazón al hallarse en el centro de las llamas. Los gritos de los otros infantes atrapados en las garras del fuego sumado a su propio temor de morir allí generaron en su interior un sentimiento tan amargo que creyó jamás poder librarse de él.

Hasta que Jiang TianSu apareció.

La expresión y sonrisa del hombre a Xue Yang le hicieron sentir de la misma forma que el calor del sol durante una mañana fresca. Era cálido. Muy, muy cálido. Empujó lejos el temor que lo invadía y lo guió por un sendero totalmente diferente hacia la familia que nunca creyó merecer. Una familia rebosante de cariño que lo crió a pesar de ser un extraño nacido de una mujer que nunca llegaría a conocer.

Si bien el comienzo fue extraño con Jiang Cheng, Xue Yang no se dio por vencido. Lo persiguió y buscó porque estaba hambriento de amor y a pesar de todo, también ansiaba llevarse bien con todos los miembros de su nueva familia. Al final lo consiguió y aprendió que la perseverancia es bien recompensada puesto que Jiang Cheng se convirtió en su persona favorita. Y lo mimaba. No había cosa que Jiang Cheng le negara por loco que fuese.

Xue Yang recuerda aquella vez que hizo un berrinche pidiendo una nave espacial luego de ver una película en televisión. Su mente infantil no dimensionaba las dificultades económicas que enfrentaba su familia en ese momento pero cuando Jiang Cheng apareció con una nave rústica hecha con cajas de cartón la emoción del niño no pudo ser contenida. Jugaron hasta que la nave se rompió y Xue Yang se obsesionó con algo más.

Él era feliz. En todo el significado de la palabra y es por ello que la muerte de sus padres le es difícil de entender y asumir. No importa si está de pie frente a ambos féretros, no importa si la madera queda enterrada varios metros bajo tierra y luego es llevado a una estación de policía para ser interrogado; necesita tiempo para entender que ellos no retornarán a casa. Es un proceso difícil. Puede percibir la tensión en cada gesto de su hermano mayor y las miradas de desconsuelo de la señora Meng pero, incluso con el mundo desmoronándose frente a sus ojos Xue Yang cree que puede sortear esta tristeza porque Jiang Cheng está sosteniendo su mano. ¿Qué le depara el destino? Xue Yang no lo sabe y duda preguntar puesto que cuando su hermano frunce el ceño significa que está pensando demasiado las cosas y no desea ser interrumpido o florecerá su carácter tosco e impulsivo.

No se les permite retornar al edificio donde residían debido a que ambos son menores de edad ni le conceden la custodia a Meng Shi por causa de su humilde empleo. Jiang Cheng tampoco habría aceptado vivir a costas del esfuerzo de aquella noble mujer de modo que son llevados a un hogar de acogida con otros niños huérfanos. Al inicio Xue Yang se mantuvo tranquilo caminando junto a su hermano, sin embargo, cuando comprendió donde se hallaba no pudo dar un paso en el interior de la habitación. De inmediato Jiang Cheng se inclinó para estar a su altura y le abrazó para reconfortarlo.

—A-Yang, respira —le dijo y solo entonces Xue Yang notó que hiperventilaba—. Tu puedes hacerlo, eso es, tranquilo.

—No quiero quedarme aquí —musitó agitado y con los ojos rebosantes de lágrimas—. Quiero volver a casa.

La Triada RepudiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora