Deborah
Desperté casi de golpe. Un dolor de cabeza estaba volviéndome loca y sentía como si me hubieran dado martillazos a lo largo de la noche.
Me sentía cansada, y recordé que me había emborrachado hacía solamente unas horas.
Y había despertado a lado de Enzo, quien dormía plácidamente a lado de mí. No llevaba camiseta.
Mierda, mierda, mierda, mierda.
La verdad era que no me importaba haberme acostado con él, pero me di cuenta de que no habíamos tenido relaciones. Mi ropa interior seguía en su lugar, y la suya también, exceptuando el torso desnudo de mi compañero de habitación.
El dolor de cabeza casi me impidió levantarme de la cama, pero lo logré y me introduje en el baño para darme una ducha fría. Sentía la boca seca y tenía mucha hambre de pronto.
Cuando salí envuelta en una toalla y con mi cabello chorreando, me encontré con los pies descalzos de Enzo. Estaba frente a mí, mirándome con algo de curiosidad y con las cejas enarcadas.
—Buen día.
—Hola—respondí, algo aturdida por su amabilidad.
—¿Te sientes mejor?
—Eso parece, pero necesito una buena porción de café.
—Podemos ir más tarde, si quieres.
En vez de mirarlo a los ojos, mi mirada se dirigió automáticamente a su pecho.
—No... ¿Nosotros...?—No sabía desde cuándo me daba miedo mencionar "¿tuvimos sexo?" — . ¿Qué pasó anoche?
Se apuró a negar con la cabeza repetidas veces y levantó las manos en mi dirección.
—No tuvimos relaciones, Deb.
—¿Por qué no?
—Deborah.
—Estaba ebria, pudiste aprovechar eso.
Enzo rodó los ojos y me tomó de la cintura para alejarme del baño. Él se sentó sobre mi cama y me colocó delante. Esa era una posición romántica, y no, definitivamente nosotros no estábamos en ése ámbito.
—Puede que sea todo un jodido ninfómano, pero acabo de conocerte.
—¿Es tu mejor excusa?
—¿Te acostarías conmigo, Deborah?
—¿Estás proponiéndomelo?
—No, sólo quiero estar seguro de que sí te gustaría que pasara.
Mi cabeza empezó a dar vueltas, y no exactamente por la resaca que tenía.
Enzo era guapo, pero como ya he dicho mil veces, no es mi tipo. Y nunca, nunca, tendría un acercamiento de ese tipo con él.
Además, tenía razón. Apenas nos conocíamos.
Pero ya me había visto borracha, y quién sabe qué tantas cosas le dije aquella noche.
Aunque de todos modos no le iba a responder, mi teléfono empezó a vibrar a un lado de mi almohada. Enzo me lo tendió y ambos leímos la alerta de un mensaje de texto.
Sam.
—¿Qué dice?
—Quiere salir conmigo.
—Dile que no.
—Enzo.
—Obviamente no le dirás eso—rodó los ojos y colocó sus manos en mis caderas.
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PERSPECTIVA
Teen Fiction«Siempre hay un chico malo, una chica buena y una mala en el medio. Afortunadamente no siempre la buena consigue lo que quiere.» hueleachxrros (ángela pjb) ©