La noche había transcurrido pacíficamente, no tuve pesadillas y pude dormir con mucha serenidad. Amaba dormir, no sólo porque el trabajo en la cafetería me agotaba sino porque dormir, me desconectaba del mundo, era como...morir por un instante.
El despertar era el problema, en cuánto lo hacía, los pensamientos raros, la inseguridad y preocupación se abrían paso en mi mente. A pesar de que el vacío en mi pecho se mantenía latente por no haber visto a aquel monumento humano que cortaba mi respiración, la vida seguía con o sin él, no podía quedarme estancada pues yo también tenía una vida. Había decidido ir a visitar a mi madre, quizá le dejaría dinero (fruto de mi sueldo en la cafetería) mamá no trabajaba y me horrorizaba pensar que dependiera económicamente de ese alcohólico bueno para nada. Me desperté bastante temprano así que decidí preparar el desayuno para mi y Cassie.
En cuanto estaba listo me dirigí a su habitación para que viniera a desayunar.
-Cass, despierta he preparado el desayuno. -le informé, mientras suavemente movía su cuerpo con mis manos por intentar despertarla.
-Traw, mi cabeza...está a punto de estallar. -gruñó la rubia algo somnolienta todavía.
-Espera un segundo, te traeré una aspirina.
Me dirigí a la cocina, para traerle a Cass su aspirina y un vaso de agua, acto siguiente fui a su habitación.
-Ten, te hará bien. Cass no deberías beber tanto, al menos no cuando debes volver sola a casa, cuídate más ¿de acuerdo? en todo caso quería pedirte un favor. Me iré por unos días a visitar a mi mamá en Hollart ¿Crees que podrías cubirme en la cafetería? -pregunté, esperando con todas las fuerzas de mi corazón que ella aceptara.
-No hay problema Traw, pero ¿Cuándo piensas ir?
-Hoy mismo, iré a vestirme para comprar el boleto de tren.
-¡Ni hablar! el tren a Hollart tarda muchísimo, llévate el auto, así ahorrarás tiempo y dinero, sólo no olvides llenar el tanque está a punto de terminarse.
No había duda de que Cass era de las mejores personas que había podido conocer. Me abalancé hacia ella y le dí un fuerte abrazo.
-¡Gracias, gracias Cass!. -repetía entusiasmada.
Después de desayunar, fui a empacar.
Me despedí de Cassie y salí del departamento con mi pequeña valija, tomé el ascensor. Cuando llegué al estacionamiento abrí la cajuela e introduje ahí la valija, luego entré en el auto y con mis manos en el volante me dije: 《Lo has decidido Traw, no hay marcha atrás》 Y de ésta manera comenzó mi largo viaje.
Lo que más me gustaba de conducir hacia Hollart, era que el camino estaba colmado de follaje, musgo y aquel característico cielo gris de éste paraje británico.
Una gota de lluvia golpeó el parabrisas desatandose una fuerte tormenta, incluso las ventanas del auto empezaban a empañarse. Yo era una inexperta en cuanto a conducir se trataba ¿Cómo lo haría con ésta lluvia torrencial de por medio? pero mi salvación se encontraba a unos metros de distancia de mi, cuando divise una pequeña gasolinera, dónde llenaría el tanque del auto y después esperaría a que la lluvia cese.
Tras llenar el tanque del auto, me estacione y pacientemente esperé a que la lluvia pare pero para mi mala suerte no lo hacía, los estruendos de los relámpagos hicieron que más de una vez mi corazón casi se saliera de mi pecho. De pronto mi teléfono recibía una llamada entrante. 《Número desconocido》
-¿hola? -pregunté algo confundida pues no sabía quien estaba al otro lado de la línea.
-Traw...-su voz, era él, mi monumento, Sam.
-¿Por qué estás llamándome, Sam? -pregunté anonadada.
-Ahora voy de regreso a Londres y.............................................................
La llamada se había cortado, un silencio sepulcral se encontraba al otro lado de la línea. Miré la pantalla de mi teléfono y había encontrado el problema, no había señal, se había perdido, al igual que mis esperanzas de hablar con Sam.
Llevaba una hora estacionada y la lluvia no paraba, así que tuve que resignarme, conduciría despacio, era mi única opción. Emprendí el viaje bajo aquella nefasta tormenta, todo marchaba genial, hasta que un ruido proveniente del motor acabó con mi tranquilidad, de pronto el auto poco a poco se fue deteniendo hasta quedar completamente muerto.
Salí del coche, y en menos de diez segundos estaba completamente empapada, ni siquiera podía observar que había sucedido con el motor. La carretera estaba abandonada y no sabía absolutamente nada de mecánica, así que un desastre estaba previsto. Al otro lado de la carretera un ruido provocó que me diera la vuelta para ver que era. Una limosina se encontraba estacionada del otro lado y yo me preguntaba quién podía estar en su interior. Entonces lo más sorprendente sucedió, aquel instante mi corazón empezó a latir a mil por hora y mi aliento, había escapado de mi cuerpo, al igual que mi alma.
Sam salió de la limosina, con un elegante traje negro, tan elegante y guapo como siempre. Parecía no importarle que se estaba empapando completamente por cruzar la autopista, pero algo estaba claro y era, que él se dirigía hacia mi.
-¿Crees en el destino? -preguntó mirándome a los ojos con aquella mirada seductora y sonriendo con toda la seguridad posible.
Jamás se lo diría, pero gracias a él, empecé a creer en eso llamado "Destino".
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Reencarnando a mi amor.
RomanceLuego de escapar de un infierno, Traw Sanders decide emprender un viaje incierto hacia Londres para empezar una nueva vida, ella tan sólo quería una vida normal. Pero la normalidad no es algo que la defina. Todo cambia, cuando llega Sam Williams qui...