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Las cosas se ponen difíciles en algún momento, pero ya había pasado un mes y Taehyung por mucho que le doliera tomo una sorpresiva decisión.
Acepto la Beca y estaba a solo días de partir a Paris a cumplir su sueño.
Obviamente no lo disfruta del todo ya que este ultimo mes que se quedo en Corea fue el más difícil de todos, con respecto a su hermano no había caso ignorarlo, menos a Jimin y a Yoongi quienes fueron sus amigos como a la vez su pañuelo de lagrimas, pero nunca más volvió a acercarse a Jungkook quien tampoco hacia un esfuerzo para hablar con el.
Y eso le dolía pero lo agradecía a la vez.
Actuaban como completos desconocidos.
¿Le dolía?, no se imaginan cuanto, ¿lo extrañaba?, cada noche lo deseaba a su lado, ¿confiaría en el otra vez?, muy dudosamente y al no poder soportarlo más, decidió huir lejos.
Lo ama, no lo puede odiar del todo, pero su corazón se parte en dos cuando ve fotos, cuando recuerda esos lindos momento donde solo se pone a pensar si Jungkook fue tan veredero con el hasta en esos instantes.
Solo podía llorar todas las noches en su cuarto, ¿Jungkook enserio se había arrepentido a último momento?, ¿y si no se enteraba de nada?, ¿hubieran seguido como si nada y ahora no estaría armando sus maletas?.
Solo Jimin y su familia sabia que se iría a Paris, sabían que iría por su sueños pero también sabían que estaba huyendo.
Ahora solo podía llorar en su solitario cuarto que hace poco habito, ahora solo podía ordenar todas sus cosas en dos maletas para marcharse del pais donde nació, de la ciudad donde conoció nuevas personas y claro, a su primer amor.
¿Qué le diría su madre en un momento como ese?.
－Que soy un patético llorón－ se dijo así mismo mientras agarraba un pañuelito y se sonaba los mocos en el a la vez que quitaba sus lagrimas －ma, enserio te ne-necesito...
Como últimamente estaba muy sensible, solo pudo acostarse en su cama y envolverse con sus cobijas para llorar fuerte contra la almohada.
－No se que hacer...
Dolía tanto, ahora entendía todo lo que sufrió Jungkook, carajo.
Unos toquecitos en la puerta lo hizo congelar bajo su escondite, sabiendo que si era Seokjin lo regañaría por estar llorando tanto y que eso le iba hacer doler la cabeza.
－¿Qué quieres?－ pregunto de mala gana, aun sin salir de su cueva.
－¿Podemos hablar?...
Jungkook.
Se saco las cobijas de encima creyendo que había sido producto de su imaginación, pero cuando vio al pelinegro en la puerta de la entrada, todo pálido, con ojeras, el cabello poco cuidado, más flaco de lo que recordaba y con la remera puesta al revés.
